Capitulo 10

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Thomas y Carl Sophia se movían rápidamente entre los árboles, sus respiraciones entrecortadas llenaban el aire tenso del bosque. Las pisadas de los zombis resonaban cada vez más cerca, empujándolos a buscar un refugio inmediato. Finalmente, descubrieron una abertura en el suelo que parecía una cueva, y sin pensarlo dos veces, se lanzaron al interior.

La oscuridad los envolvió de inmediato. Carl Sophia intentó tranquilizar a Thomas mientras avanzaban, pero un susurro suave y urgente se filtró desde las sombras:

—Más adentro, donde esté más oscuro, rápido!— La voz era claramente femenina, pero no había manera de ver quién la había pronunciado.

Obedeciendo instintivamente, se adentraron más en la cueva hasta que se encontraron en una cámara aún más oscura. De repente, una figura se materializó frente a ellos. Era una joven con el cabello negro azabache, empuñando un cuchillo afilado. Sus ojos brillaban con una mezcla de desconfianza y desafío.

—¿Qué buscan aquí?— preguntó, su voz cargada de desconfianza.

Thomas, sacando su pistola con una mano temblorosa, apuntó al suelo mientras su otra mano se mantenía firme.

—Solo estamos buscando un lugar seguro. No queremos problemas.

La joven levantó una ceja, pero la tensión en el aire no se disipó. Sin bajar el cuchillo, continuó observándolos detenidamente.

—¿Y por qué debería confiar en ustedes?

—Estamos aquí porque estamos siendo perseguidos—respondió Carl Sophia, su voz temblando ligeramente.

—Si no nos escondemos, vamos a morir.

La joven pareció considerar la situación por un momento antes de bajar lentamente el cuchillo.

—Mi nombre es Katie. Está claro que no sois una amenaza inmediata. Pueden quedarse, pero no esperen que les dé una bienvenida cálida. Este lugar no es exactamente un hotel de cinco estrellas.

Thomas relajó un poco su postura, aunque seguía vigilante.

—Gracias, Katie. Solo necesitamos un poco de tiempo para recuperarnos.

Katie asintió, y aunque su expresión seguía siendo cautelosa, hizo un gesto hacia un rincón de la cueva.

—Pueden descansar allí. Pero recuerden, aquí nadie es completamente seguro. Si se ganan mi confianza, les explicaré cómo sobrevivo en este lugar.

                                          1 hora después

Thomas se acomodó en el rincón de la cueva, sus pensamientos abrumados por la preocupación. Carl y Sophia estaban en el suelo, tratando de recuperar el aliento, pero el aire tenso en la cueva seguía cargado de ansiedad. Thomas se acercó a ellos, notando el sudor frío en sus frentes.

—¿Dónde está Sofía?— preguntó, su voz tensa y cargada de preocupación.

—¿Por qué no estaba con ustedes cuando los encontré ?

Carl, con los ojos llenos de pánico, se apresuró a responder.

-—Estábamos corriendo, y solo vimos a Sofía correr hacia la dirección contraria. No sabemos qué pasó con ella.

El corazón de Thomas se hundió ante la respuesta. Sintió un peso en el pecho al imaginarse a Sofía corriendo sola, enfrentándose a la amenaza de los zombis. La desesperación se apoderó de él a pesar de todo solo era una niña

De repente, Katie, que estaba en la penumbra de la cueva, se acercó al grupo. Había escuchado la conversación y ahora se mostró preocupada.

—Escuché lo que decían. Vi a una niña rubia corriendo hacia el este del bosque. Pero debo advertirles, es demasiado arriesgado intentar buscarla. Hay demasiados zombis detrás de ella. El riesgo es demasiado alto.

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