La intensidad del momento nos envolvía, y mientras nos separábamos, la realidad de lo que acababa de suceder se asentaba en mi mente. Carl me miraba con una mezcla de sorpresa y vulnerabilidad, y no podía evitar sentir que todo había cambiado entre nosotros.
—Nunca pensé que esto se haría realidad —dijo, su voz temblando ligeramente, como si aún estuviera procesando el significado de nuestras acciones.
Sonreí, sintiendo que una calidez se expandía en mi pecho. Era una sonrisa genuina, una que reflejaba la alegría y la liberación que ambos estábamos sintiendo.
—Yo tampoco —respondí, mi voz suave, casi un susurro. Era cierto; había pasado tanto tiempo temiendo lo que sentía, pensando que el amor era un lujo en este mundo desolado. Pero ahora, aquí estábamos, desafiando todas esas creencias.
Nos acercamos un poco más, y en un gesto casi involuntario, dejé que mi frente se apoyara en la suya. La cercanía era reconfortante, como si el mundo exterior se desvaneciera, dejando solo el espacio entre nosotros. Podía sentir su respiración, su calor, y en ese momento, todo lo que había estado pesando sobre nosotros parecía desvanecerse.
—Te amo, Thomas —dijo, y esas palabras resonaron en mi corazón como un eco de lo que había estado guardando.
Sin poder contenerme, levanté mis manos y las coloqué en sus mejillas, sintiendo la suavidad de su piel bajo mis dedos. Quería que supiera cuán real era esto, cuán profundamente lo amaba.
Y sin pensarlo dos veces, lo besé de nuevo. Este beso fue diferente; era más profundo, más lleno de promesas y de todo lo que habíamos guardado durante tanto tiempo. Sus labios se movían con los míos, y la conexión que compartíamos se sentía como un refugio en medio del caos.
Sonreí en el beso, sintiendo que la felicidad me invadía. Era como si, por un momento, todas las preocupaciones, los zombies y el mundo exterior se desvanecieran, dejándonos solo a nosotros dos, en nuestra pequeña burbuja de amor y esperanza.
Cuando finalmente nos separamos, vi en sus ojos una chispa de felicidad que me llenó de alegría. Sabía que, a pesar de todo lo que enfrentábamos, teníamos algo especial. Y en ese instante, supe que juntos podríamos enfrentar cualquier desafío que se nos presentara.
—No hay nada que temer mientras estemos juntos —le dije, y su sonrisa fue la respuesta más hermosa que podría haber imaginado.
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La tristeza se apoderó de mí como una sombra persistente, y no podía evitarlo. Mientras me perdía en mis propios pensamientos, una mezcla de emociones me invadía. Sabía que Carl había encontrado algo en Thomas que yo nunca podría ofrecerle, y eso me llenaba de una rabia que se retorcía en mi interior.No quería aceptar que mis sentimientos por Carl eran en vano. Había intentado convencerme de que lo que había entre nosotros era especial, que había una posibilidad de que él pudiera llegar a quererme. Pero cada vez que recordaba su risa, su mirada llena de complicidad con Thomas, esa ilusión se desvanecía un poco más. Me sentía atrapado en un ciclo de negación y enojo, incapaz de liberarme de la idea de que tal vez nunca fui suficiente para él.
Además, había algo más que me carcomía por dentro. La imagen de Rick, el padre de Carl, se interponía en mi mente como un recordatorio constante de la traición que había sufrido. La ira que sentía hacia él era intensa y visceral. No solo había perdido a mi padre, sino que el hombre que había tomado su vida ahora era el protector del chico que amaba. Era una cruel ironía que no podía soportar. La injusticia de la situación me hacía hervir por dentro, y la impotencia que sentía solo alimentaba mi frustración.

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Love in the Apocalypse
HorrorEn un mundo devastado por el apocalipsis zombie, Thomas ha logrado sobrevivir escondido en un bunker, alejado del caos que azota la tierra. Sin embargo, su vida cambia drásticamente cuando Rick Grimes entra en el bunker qué también estaba escondido...