𝒲𝒽𝒶𝓉 ℐ 𝒻𝑒𝓁𝓉, 𝒽𝑒 𝒽𝒶𝒹 𝒶𝓁𝓇𝑒𝒶𝒹𝓎 𝒻𝑒𝓁𝓉 𝒻𝒾𝓇𝓈𝓉.

Sweet twenty-two.

Cada mensaje, publicación, ig-stories que habían hecho mis amigos, me habían llegado tanto el corazón, saber lo que significó para cada uno, me hace sentir muy especial, sentir amada, ver las fotos junto a cada persona importante en mi vida, me hacían recordar el día en el que fueron tomadas, los recuerdos, melancolía, amor, había historia detrás de cada foto, un recuerdo en mi memoria.

Las más recientes eran con mi pelinegro.

Al inicio cuando vi su publicación, pensé, ¿estuvo bien que las subiera?, me había encantado que las subiera, pero, ¿si pasa algo malo?, ¿si comienzan a dejar comentarios malos?, había comenzado a sobre pensar, pero después automáticamente pensé, ¿por qué tendría algo de malo?, son fotos que han tenido un gran momento al ser capturadas, la última que subió donde hacía gesto, me encantó que mencionó "la última es mi favorita", si me lo había dicho, le recordaba a la primera foto que el me tomó.

Primera foto mía que tenía en su celular.

Quise dejar de lado los presentimientos malos, decidí enfocarme en que estaba a 5 minutos de aterrizar.

En menos de cinco minutos, estaría de nuevo entre sus brazos.

Le mandé mensaje, me respondió al instante, mencionó que ya estaba en la sala de espera de la terminal de llegada.

Aterrizamos por fin en Ciudad de México.

Jeremiah me ayudó a bajar del Jet, nos despedimos de la tripulación, nos adentramos al aeropuerto.

Caminamos para salir del mini aeropuerto privado para adentrarnos al aeropuerto público.

Se abrieron las puertas de la terminal de salida, busque entre la demasiada gente que estaba frente a mí, hice varias miradas de lado, por fin lo vi.

Ahí estaba, mi Kevin.

Tenía entre sus manos un mini ramo de rosas color rosa, no se que me había gustado más, si el mismo ramo: o lo tierno que se veía el sosteniéndolo.

En mi mente comenzó a sonar automáticamente I wanna be yours, al ver que tenía entre sus manos un ramo de rosas para mi.

Mi segundo ramo por parte de él, pero en esta ocasión, el y yo ya no éramos solos amigos.

Deje mis maletas por un lado de Jer, me adelanté corriendo hasta donde Kevin estuviera.

Necesitaba abrazarlo, necesitaba sentirlo, olerlo, ese peculiar y hermoso olor que él tenía.

Y lo más importante.

Necesitaba besarlo.

Llegué hasta Kevin, me lancé hacia a él, lo abracé, logré sentirlo rápidamente, me rodeo con sus brazos mi cintura, yo rodeé su cuello.

Ese abrazo se sentía ¿diferente?, como podía sentir cada latido proveniente de él, cada extremidad de sus brazos tocándome por fin después de una semana, era eso, lo sentía diferente porque no lo habría abrazado durante tanto día, después de que mi cuerpo ya estaba acostumbrado a ser abrazado por el, se acostumbró a tenerlo cerca, se acostumbró a que el estuviera, mi dulce compañía.

-Al fin, mi bonita, no sabes cuánto deseé tenerte de nuevo aquí, conmigo.- soltó.

-Kevin, te extrañé tanto, no me sueltes todo el día.- hablé con mi cabeza recargada en su pecho.

-Felices veintidós mi princesa.- besó mi frente.

Espera, ¿qué?.-

¿Escuché bien?, pero por supuesto que escuché bien, me llamo princesa.