𝒲𝒽𝒶𝓉 ℐ 𝒻𝑒𝓁𝓉, 𝒽𝑒 𝒽𝒶𝒹 𝒶𝓁𝓇𝑒𝒶𝒹𝓎 𝒻𝑒𝓁𝓉 𝒻𝒾𝓇𝓈𝓉.

If I lose you, I lose myself..

NARRA FA.

-Señorita, ¿lleva prisa?, le pregunto porque de ser así para irme por la ruta más rápida, porque por la glorieta está una manifestación y nos agarrara el tráfico.-

-Dele por donde llegue más rápido, necesito llegar lo más pronto posible señor por favor.- solté entrecortada.

El taxista hizo caso a mi petición, le dio por la ruta más fácil de llegar a mi casa.

Tenía que llegar lo más pronto posible, necesitaba agarrar mis cosas, lo que pudiera, para después irme a donde de verdad yo pertenecía.

A mi antigua casa, de la que nunca debí de haber salido.

Al salir del antro, tomé el primer taxi que iba pasando, no iba a esperar a que salieran mis amigos y me encontraran en el estado en el que estaba.

Ya no podían ellos verme así de nuevo, ya habían pasado mucho con la última vez.

No sabía que hacer, a donde ir, que pensar, que decir, no tenía idea de absolutamente nada.

Mi pensar más fuerte tan solo era.

Kevin me engañó.

Jugó con mis sentimientos.

Kevin me lastimó de la peor manera.

No podía borrar de mi cabeza lo que había visto.

Kevin estaba besando a la rubia.

A su famosísima amiga Claudia.

Mentiras, todo con el habían sido solo mentiras.

Me mintió desde el día uno, me ocultó sobre su adicción, me ocultó la verdadera relación con la rubia e inventó que mantenía una con su cuñada , hasta eso, embarró a su hermano y su novia.

¿Por qué Kevin?.

¿Por qué me mentiste?.

¿Por qué me engañaste?.

Si decías amarme, porque te atreviste a romperme el corazón.

Uno que poco a poco lo estabas arreglando, de nueva cuenta tu solo te dedicabas a pegar pieza por pieza, construyendo un corazón que solo iba a ser para ti.

Mi celular no dejaba de vibrar, eran llamadas y mensajes de varias personas.

Brian, Liz, Karla, Israel y él.

Kevin no dejaba de llamarme.

Que descaro.

Después de haberme engañado durante todo este tiempo, todavía tenía el cinismo de llamarme, ¿se habrá dado cuenta que lo vi?, por supuesto que sí, sino porque habría de llamarme, no lo hizo durante el tiempo en el que dure cenando con mis mejores amigos.

Como lo iba hacer, si estaba muy ocupado.

Los demás no tenían la culpa de lo que había pasado, podría contestarles, pero ya no quería que pasaran por esto de nuevo.

Yo podría soportarlo, al final de cuentas, a quien le dolía era a mi, no a ellos.

Pero me equivocaba, tenía muy claro que les dolía mucho verme así, débil, vulnerable, rota.

Eso era lo que me definía en estos instantes.

Rota.

Mis amigos vieron como la pasaba de mal en mi antigua relación, combinada con el duelo de haber perdido a mi papá.