Pov. Alaya
Sophie siempre fue una de esas amistades que aparecían justo cuando más las necesitaba. Aunque no estábamos juntas todo el tiempo, nuestras conversaciones eran lo que me mantenía firme en muchos momentos. Había algo en ella que me hacía sentir escuchada, comprendida, incluso cuando no la veía tan seguido como a las demás. A diferencia de otras amistades que parecían desvanecerse con el tiempo, Sophie siempre estaba ahí, lista para darme un consejo, para escucharme, para hacerme ver las cosas desde otra perspectiva.
En muchas ocasiones, fue gracias a ella que pude abrir los ojos, que logré ver lo que realmente pasaba a mi alrededor. Sophie era directa, no se andaba con rodeos, y eso me gustaba de ella. A veces necesitaba escuchar la verdad sin adornos, y ella era la única que me lo daba así, crudo, sin temor a herir mis sentimientos. Era su manera de demostrarme que le importaba lo suficiente como para ser honesta conmigo, incluso cuando sabía que la verdad podría doler.
Sin embargo, cometí uno de los mayores errores de mi vida con Sophie. Había momentos en los que, en medio de mis inseguridades y dudas, creía que ella no era tan leal como aparentaba. Había algo en mi cabeza que me hacía pensar que no podía confiar completamente en ella, que tal vez, como otros, podría traicionarme. Era una paranoia que no podía sacarme de la mente, y eso me hizo dudar de una de las personas más importantes en mi vida.
Pero estaba equivocada, y lo sé ahora. Sophie siempre estuvo ahí para mí, mucho más de lo que yo jamás estuve para ella. Mientras yo me desahogaba, mientras me quejaba de mis problemas y de cómo me sentía, nunca me detuve a pensar si Sophie necesitaba lo mismo de mí. Era egoísta, lo sé, y ese es uno de los mayores arrepentimientos que llevo conmigo. Porque Sophie me ofrecía todo, me escuchaba, me daba su tiempo, y yo, en mi ceguera, no fui capaz de devolverle lo mismo.
Creo que una parte de mí siempre asumió que Sophie era fuerte, que no necesitaba a nadie, que era independiente y podía manejar todo por su cuenta. Nunca me pregunté si ella tenía algo que contar, si también necesitaba desahogarse o si había días en los que simplemente necesitaba a alguien que la escuchara. Y ahora, mirando atrás, me doy cuenta de lo equivocada que estaba. Sophie, como todos, también tenía sus momentos de vulnerabilidad, y yo no estuve ahí para ella como debería haber estado.
Es extraño pensar en cómo nuestras dinámicas con los amigos pueden ser tan unilaterales a veces. Me acostumbré tanto a ser la que necesitaba apoyo que olvidé que las amistades son recíprocas, que no todo se trata de mí y mis problemas. Y eso es algo que Sophie, en su infinita paciencia, nunca me reclamó. Nunca me echó en cara que yo no estaba ahí cuando ella lo necesitaba. Simplemente me escuchaba, una y otra vez, sin pedir nada a cambio.
Ahora que lo pienso, me doy cuenta de lo mucho que Sophie significaba para mí, y lo poco que hice para demostrarle lo importante que era en mi vida. No había muchas personas a las que pudiera llamar "pilares" en mi existencia, pero Sophie, sin duda, era uno de ellos. Y lo peor es que no me di cuenta de ello hasta que fue demasiado tarde, hasta que nuestras conversaciones se volvieron más esporádicas y la distancia entre nosotras creció.
Sophie me enseñó tantas cosas sin siquiera proponérselo. Me enseñó a ser fuerte, a no depender de la aprobación de los demás, a enfrentar mis problemas con valentía. Pero, sobre todo, me enseñó el valor de la lealtad. Ella fue leal, en todo momento, incluso cuando yo no lo fui. Y eso es algo que llevo conmigo, un recordatorio constante de que las amistades verdaderas no se basan solo en recibir, sino en estar ahí, en dar de ti misma sin esperar nada a cambio.
Mi mayor error con Sophie fue no haber sido la amiga que ella necesitaba, pero aún así, me enseñó una lección invaluable. Aunque no siempre supe apreciarla como debía, el impacto que tuvo en mi vida es algo que jamás podré olvidar. Porque, a pesar de todo, Sophie fue, y siempre será, una de las personas más importantes que conocí.
ESTÁS LEYENDO
Más Allá Del Silencio
No FicciónAlaya Monroy vuelve a clases después de la pandemia, pero algo en ella ha cambiado. Antes era segura y confiada, ahora esconde bajo su sonrisa una oscuridad que nadie parece notar. Llena de inseguridades, atrapada en el dolor y la soledad, Alaya se...