Pov. Alaya
El día de hoy ha comenzado como cualquier otro, pero la carga en mi pecho es más pesada que nunca. Mientras camino hacia la escuela, el mismo recorrido de siempre, mi mente está en una niebla constante. Todo a mi alrededor parece distante, como si estuviera viendo el mundo desde una ventana empañada. El dolor emocional ha comenzado a manifestarse físicamente, y me siento agotada incluso antes de que el día realmente comience.
Llego a clase y me siento en mi lugar habitual, mirando a mis amigas charlar y reír, como lo hacen todos los días. Sophie me sonríe, pero yo apenas puedo devolverle el gesto. No es que no quiera, sino que simplemente no puedo. Las clases comienzan, pero todo me resulta ajeno. Las palabras del profesor se desvanecen antes de que lleguen a mí, y mi mente se desconecta.
Es entonces cuando las imágenes comienzan a tomar forma en mi mente. Me imagino rompiendo el silencio. Me veo de pie, enfrentando a mis amigas, diciendo todo lo que he estado guardando. Me veo confesando el dolor que he estado cargando, la soledad que me ha envuelto durante tantos meses. Me imagino el momento en que todo explota, donde ya no puedo más y las palabras fluyen, sin control, revelando la verdad que he ocultado.
"Me pasa que estoy harta", digo en esa escena imaginada. Mis amigas se detienen, me observan. Les cuento todo: la tristeza, la depresión, la desesperación. Kiara intenta hablar, pero yo no la dejo. Les explico cómo cada día me siento más aislada, incluso cuando estoy con ellas, cómo cada sonrisa es una fachada, un esfuerzo inútil por parecer bien cuando en realidad estoy rota.
Me imagino sus reacciones: Sophie me abraza, Kiara se ve confundida y a la defensiva, las demás simplemente no saben qué hacer. En mi mente, este es el momento en que finalmente todo se alinea, en el que mi dolor se hace visible para los demás, y por un instante, siento alivio.
Pero entonces, algo me arrastra de vuelta a la realidad.
El sonido del timbre de la clase me saca de mi ensoñación, y cuando levanto la vista, estoy en el aula, rodeada por mis compañeros que se levantan para cambiar de clase. Miro a mi alrededor, y me doy cuenta de que nada de eso ha sucedido. Todo fue una fantasía, un escape de mi mente que se aferraba a la idea de liberarse del peso que llevo. La clase sigue, la vida sigue, y yo sigo aquí, atrapada en mi silencio.
Sophie, quien se encuentra a mi lado, me da un suave codazo para que despierte del trance en el que claramente me encontraba. "¿Estás bien?", me pregunta, con una sonrisa. Asiento automáticamente, con una sonrisa vacía, repitiendo el ciclo de siempre.
Me siento atrapada entre lo que imagino y la realidad en la que vivo. La verdad es que nunca he dicho nada, nunca he soltado todo ese dolor que me ahoga. Sigo aquí, con mi fachada intacta, pretendiendo que todo está bien, mientras en mi interior sigo cayendo, día tras día.
Mientras caminamos hacia la siguiente clase, miro a mis amigas y me pregunto cuánto tiempo más podré seguir así. La idea de romper el silencio parece cada vez más lejana, pero sigue ahí, en el fondo de mi mente, esperando el momento en que finalmente reúna el coraje para enfrentar lo que he estado evitando. Pero hoy no será ese día. Hoy, una vez más, seguiré fingiendo que todo está bien, aunque sé que por dentro, me estoy desmoronando.
Las risas de mis amigas resuenan a mi alrededor mientras yo me pierdo nuevamente en mis pensamientos. El silencio sigue intacto, y yo, una vez más, me siento invisible en medio de todo.
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Más Allá Del Silencio
Kurgu OlmayanAlaya Monroy vuelve a clases después de la pandemia, pero algo en ella ha cambiado. Antes era segura y confiada, ahora esconde bajo su sonrisa una oscuridad que nadie parece notar. Llena de inseguridades, atrapada en el dolor y la soledad, Alaya se...