Capítulo 49: Entre Sombras y Luz

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Pov.





Las vacaciones habían llegado, y con ellas, una calma extraña que Alaya no terminaba de entender. Había imaginado estos días como una pausa reparadora, un descanso que la ayudaría a encontrar claridad, pero lo único que sentía era una sensación de vacío. Aunque intentaba mantenerse en contacto con sus amigas, la desconexión era evidente. Los mensajes de Sophie eran breves y distantes, y los demás se limitaban a simples saludos ocasionales, nada profundo ni reconfortante.

Sin embargo, Luisa era diferente. A pesar de que apenas habían comenzado a hablar más en los últimos meses, se convirtió en la única persona que la acompañaba en esos días de incertidumbre. Los mensajes de Luisa no eran solo una forma de pasar el rato, sino un espacio seguro donde Alaya sentía que podía abrirse sin temor. Lo que empezó como charlas triviales sobre sus días de vacaciones se convirtió en largas conversaciones nocturnas, donde compartían sus pensamientos más íntimos.

Alaya comenzó a darse cuenta de que Luisa se había convertido en una luz en su vida. Era la única que le preguntaba cómo estaba de verdad, la única que parecía ver más allá de su fachada. En esas noches de mensajes, Alaya sentía que, aunque su mundo parecía derrumbarse, aún tenía a alguien dispuesto a escucharla, alguien que le ofrecía una amistad honesta, sin juzgarla ni exigirle nada a cambio.

Un día, mientras revisaba su teléfono, encontró un mensaje de Kiara. Su corazón dio un vuelco al leer el nombre de su antigua mejor amiga en la pantalla. Hacía semanas que no sabían nada la una de la otra, y aunque Alaya había intentado dejar atrás lo que compartían, esa ausencia todavía le dolía. Con un suspiro, abrió el mensaje.

> "¿Cómo has estado, Alaya? Espero que bien. Quería saber qué piensas… de cómo vamos a hacer las cosas cuando regresemos a clases."

Leyó el mensaje varias veces, sintiendo una mezcla de tristeza y frustración. La pregunta de Kiara era ambigua, como si ella misma no supiera qué hacer con la situación entre ambas. Alaya dudó, pensando en todas las veces que había tratado de salvar esa amistad, de darle otra oportunidad. Sin embargo, algo dentro de ella se resistía a hacer lo mismo otra vez.

Después de unos minutos, decidió responder con honestidad.

> "No estoy segura, Kiara. Supongo que ya veremos cuando llegue el momento."

Envió el mensaje, sintiendo una calma inesperada. No había rencor ni resentimiento en sus palabras; solo una aceptación de que tal vez ya no podían seguir igual. Kiara respondió rápidamente, pero fue un intercambio breve y sin muchas expectativas. Alaya cerró la conversación sintiendo que, por primera vez, había dejado ir una parte de su pasado sin mirar atrás.

A medida que los días pasaban, Alaya comenzó a comprender que no todas las amistades eran para siempre. Kiara y Sophie habían sido una parte importante de su vida, pero la distancia que sentía ahora era una señal de que algo había cambiado, y que, quizá, era momento de seguir adelante.

Esa noche, mientras escribía uno de sus interminables mensajes con Luisa, Alaya sintió una paz que no recordaba haber sentido en meses. Hablar con Luisa era fácil, sin complicaciones. No tenía que pensar cada palabra ni medir sus emociones. Luisa simplemente estaba ahí, ofreciendo su apoyo de manera sincera y sin pedir nada a cambio. Poco a poco, esa amistad se fue convirtiendo en el ancla que la mantenía a flote, y Alaya comenzó a encontrar consuelo en cada conversación, en cada palabra de aliento que recibía.

Las vacaciones estaban por terminar, y aunque el regreso a clases le traía dudas, Alaya se sentía más fuerte. Quizá no todas las amistades eran eternas, pero en Luisa había encontrado una amistad que, al menos en ese momento, le daba la paz y la luz que tanto necesitaba. Con ella a su lado, sentía que podía enfrentarse a lo que viniera, y en su corazón, finalmente aceptó que algunas personas, aunque importantes, simplemente estaban destinadas a quedarse en el pasado.













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