Capítulo 50: Entre Nostalgia y Nueva Realidad

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Pov.









Durante las siguientes semanas de vacaciones, Alaya y Kiara comenzaron a intercambiar mensajes con más frecuencia. Al principio, las conversaciones eran breves, casi formales, pero poco a poco se fueron haciendo más largas y sinceras. Aunque el distanciamiento seguía presente, ambos se esforzaban por reconectar de alguna manera, como si intentaran recobrar algo de lo que habían perdido. Kiara le hablaba de cosas triviales: una serie que había empezado, una receta que quería intentar, o sus planes para el regreso a clases. Alaya respondía, a veces con entusiasmo y otras veces con cautela, recordando aún la herida de su última conversación en persona.

Sin embargo, algo había cambiado en sus dinámicas. Kiara no era tan cercana como antes, y Alaya tampoco sentía esa necesidad desesperada de complacerla. Aun así, había algo reconfortante en tener esos intercambios, como si ambas intentaran construir una versión diferente de su amistad, una que se ajustara a sus nuevas realidades. Alaya se sorprendía a sí misma compartiendo más sobre cómo se sentía, algo que no solía hacer.

En una de esas noches de mensajes, mientras repasaba en su mente todo lo que había pasado entre ellas, Alaya le escribió:

> "A veces siento que estamos intentando recuperar algo que ya no existe, pero también siento que necesito saber que al menos podemos ser honestas."

Kiara tardó en responder, como si estuviera escogiendo sus palabras cuidadosamente.

> "Sí, tal vez... siento lo mismo. A veces pienso en lo que éramos y en lo fácil que era antes. Pero ahora también me parece que estamos intentando crecer de alguna manera. Aunque sea raro."

Esa respuesta la dejó con sentimientos encontrados. Por un lado, le dolía aceptar que el tiempo había cambiado su amistad. Por otro, era un alivio poder hablar de ello sin esconderlo.

Mientras tanto, su relación con Sophie se mantenía en una especie de limbo. A pesar de sus intentos de conversación, Alaya sentía que Sophie se alejaba cada vez más. Había algo intangible que se interponía entre ellas, una barrera que ninguna de las dos parecía capaz de derribar. Los mensajes de Sophie se volvieron cada vez menos frecuentes, y cuando finalmente hablaban, todo parecía forzado, como si ambas estuvieran actuando en lugar de comunicarse de verdad. Alaya intentaba no tomarlo personal, pero no podía evitar sentir una punzada de tristeza cada vez que revisaba su teléfono y no encontraba ningún mensaje suyo.

Kiara, en cambio, parecía estar más abierta a hablar, y eso la confundía. Esa dualidad entre lo que estaba perdiendo con Sophie y lo que, de alguna forma, estaba recuperando con Kiara la dejaba con sentimientos encontrados. A veces, durante esas largas conversaciones, Alaya se encontraba pensando en cómo había sido todo tan distinto antes. Las cosas con Kiara se sentían extrañamente bien, y al mismo tiempo, no podía ignorar el vacío que le dejaba la distancia con Sophie.

Cada noche, mientras repasaba las conversaciones, Alaya sentía que estaba en un equilibrio delicado, como si estuviera caminando sobre una cuerda floja. Una parte de ella estaba agradecida por tener a Kiara de vuelta, incluso si no era la misma de antes. Otra parte, sin embargo, se lamentaba de la pérdida lenta y dolorosa de su amistad con Sophie.

Las vacaciones estaban llegando a su fin, y con ellas, la sensación de que algo importante estaba a punto de definirse. Alaya no sabía cómo serían las cosas al volver a clases, pero en el fondo, sabía que debía prepararse para enfrentarse a una realidad distinta, una en la que sus amistades ya no serían lo que una vez fueron.













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