Boku No Hero one shots y headcanons+18

¿Estás forzado? (Todoroki)

Pedido de una de mis personitas lindas.
Espero les guste mucho a todos.

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Era una tarde tranquila de otoño, casi nadie estaba paseando por las calles gracias al frío y por las cantidades de hoja caídas que incluso no dejaban pasar a la gente que no quería ensuciarse.

Shoto Todoroki estaba en su casa tomando su café típico de las tardes, mirando la ventana que daba vista a su patio, veía las hoja caer lentamente en su césped para darle más color a su patio, pero él tenía su vista en una imagen en particular, veía a su esposa Aya. Ella estaba en el patio jugando con el cachorro que tenían de mascota ambos en la casa, su cabello negro y rizado volaba por la brisa fresca de otoño, y sus ojos verdes desaparecían cada vez que ella sonreía, su cuerpo delgado se movía de un lado al otro mientras su perro la perseguía para lamerla.

Todoroki solo la veía desde la ventana mientras tomaba su café, su cara tenía una expresión seria, pero en el fondo estaba... Feliz.
Shoto y Aya se habían conocido el segundo año en la U.A, ambos eran de familias reconocidas por los grandes héroes que formaban las mismas, y gracias a la idea de el padre de Shoto, Endeavor, ambos se casaron y se fueron a vivir juntos apenas terminaron los estudios y se volvieron héroes profesionales. Aunque al principio no se hablaban, una vez que se casaron no sabían que hacer el uno con el otro, no sabían nada sobre convivir en pareja, apenas se besaban algunas veces para practicar, y también lo hacían cuando estaban sus amigos o familiares con ellos, y lo más sorprendente es que no tuvieron su primera vez aún, aunque ellos habían mentido al respecto después de su luna de miel diciendo que si lo habían hecho y que la habían pasado muy bien, pero era todo una mentira.

Luego de un buen rato Aya estaba caminando para poder entrar a la casa, a lo cual Shoto se alertó y se sentó en la pequeña mesa que tenían en la sala y agarró un libro que había ahí y fingió leerlo,  Aya llegó a la sala mientras reía a carcajadas y vio a Shoto leer, él volteó a verla y ella rápidamente llevó ambas manos a su boca.

– Lo siento, no quería interrumpir– Dijo apenada.

– No te preocupes, ya lo terminaba.

Aya sonrió y se sentó junto a él en el sofá, ambos estaban en silencio, Shoto había dejado el libro en la mesa para poder hablar con Aya pero las palabras no salían de la boca de ninguno, eso era lo que tenían que soportar todos los días, el no poder decirse más que los buenos días.
Shoto carraspeó su garganta y quiso voltear a ver a Aya, pero decidió no hacerlo.

– Escucha, ah... Mí madre me dijo que quería verme para pasar una tarde conmigo y... Me gustaría ir– Shoto se notaba un poco nervioso.

– Oh, está bien, puedes ir, no necesitas mí permiso– Aya solo sonrió.

– Ah sí bueno, en realidad ella quería que vayamos los dos... Juntos.

– Oh...

Aya agachó la cabeza un poco mal, no estaba mal porque no quería a Shoto, en realidad si lo amaba, solo que no sabía demostrarlo realmente, y no le gustaba tener que fingir frente a la familia de él o frente a su familia.
Solo le gustaría poder ser una pareja real.

– Bueno, si podría ir pero... ¿De verdad me invitó a mí? No digo que no quiera, es solo que no me agrada la idea de tener que fingir como hacemos siempre porque yo sé que a ti te incómoda y no quiero que estés así en un momento con tu familia. Po-podrías decir que estoy enferma o algo así– Aya solo veía a Shoto, estaba bastante nerviosa.

Shoto notó sus intenciones y no pudo pensar en una respuesta, tenía razón en todo, siempre tenían que fingir porque en realidad ninguno se había dado una muestra de cariño. Se gustaban mucho, pero la inseguridad, la falta de experiencia y los nervios de ambos no los ayudaban a poder avanzar. Cuando la madre de Shoto lo había invitado a él y a Aya a visitarla, él pensó lo mismo que su esposa, pero también pensó que así podrían pasar más tiempo juntos y podrían mostrarse aunque sea un poco de afecto, obvio tenían que hacerlo para fingir que eran una pareja perfecta, pero era la única oportunidad que tenían ambos, y muy en el fondo apreciaban mucho eso.