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Aika se dejó caer sobre la silla de su escritorio, observando el calendario del proyecto que compartía con Rikako. A pesar de que todo parecía ir bien, había algo que no cuadraba. Rikako mantenía su distancia habitual, siendo profesional y concisa en sus interacciones, pero había algo más debajo de su actitud controlada, algo que Aika no lograba descifrar.

Mientras se debatía entre enviar un mensaje a Suwa o seguir con sus tareas, su celular vibró con una notificación. Era Suwa.

Suwa: ¿Cómo va el trabajo con esa?

Aika suspiró y comenzó a escribirle de vuelta. Suwa llevaba días molestándola con ese tono, siempre insinuando que había algo más en la situación que Aika se negaba a ver.

Aika: Todo normal, como siempre. Ella sigue siendo… ella.

Suwa: ¿Y no notas nada raro? ¿Nada de nada?

Aika: No sé qué te imaginas, pero no estamos en una novela, Suwa. Rikako solo está haciendo su trabajo.

Suwa: Nah, no me engañas, algo raro hay. Yo siempre pensé que ella era rarita. Además, su vida es un misterio. ¿Nunca te has preguntado si está casada o algo?

Aika soltó una risa incrédula, recordando su conversación anterior con Suwa. La posibilidad de que Rikako estuviera casada le parecía tan lejana... aunque esa duda ya no era solo una broma. Había algo que Aika intentaba olvidar, pero no podía. La escena de Rikako con aquel hombre que había presenciado días antes volvía una y otra vez a su mente.

Aika: La verdad es que sí… una vez la vi hablando con un hombre sobre cancelar un compromiso. Parecía serio, pero no le dije nada.

Suwa: QUEEEEE ¿Un compromiso? ¿Y no me habías contado? Qué hdp de tu parte…

Aika: No sé, no quise darle vueltas al asunto.

Suwa: Eso es porque te importa más de lo que admites. Seguro ese tipo deseaba casarse con ella.

Aika: Tal vez... pero ¿qué más da? Lo que haga o deje de hacer ya no me concierne.

Aika apretó enviar, sintiendo un pequeño nudo en el estómago. No podía sacarse de la cabeza la idea de que Rikako había estado a punto de casarse, pero al mismo tiempo, tampoco quería pensar demasiado en ello. Lo que había pasado entre ellas estaba enterrado en el pasado, y Suwa siempre se encargaba de recordárselo con comentarios sarcásticos.

Suwa: ¿Y no te da curiosidad? ¿Si sigue soltera?

Aika: Curiosidad sí, pero no me importa lo suficiente para preguntarle.

Suwa: Neeeee, yo creo que sí te importa.

Aika dejó el celular sobre la mesa, frustrada con la conversación. No tenía sentido que se enredara en lo que hacía o dejaba de hacer Rikako. Ya no le concernía. Lo que pasó entre ellas había quedado atrás, y aunque Suwa se empeñaba en sembrar dudas, Aika estaba convencida de que debía enfocarse en el trabajo.

Justo cuando pensaba en dejar el tema, escuchó la puerta de la oficina general abrirse. Aika miró hacia la entrada y vio a Rikako salir rápidamente, su teléfono en la mano. Su expresión, normalmente impasible, tenía algo distinto. Era difícil de precisar, pero Aika pudo percibir una ligera tensión en sus facciones.

Rikako caminó hacia la salida del pasillo sin levantar la mirada, y Aika notó que su agarre en el celular era más fuerte de lo normal. Como si estuviera conteniendo algo. Aika volvió la vista hacia la pantalla del ordenador, pero no podía concentrarse en nada más que en lo que acababa de presenciar.

Pasaron unos minutos y Rikako no regresaba. La curiosidad que había tratado de ignorar se coló lentamente en su mente. ¿Qué había sido esa llamada? Se le pasó por la cabeza la posibilidad de algo personal, pero se reprendió por inmiscuirse en asuntos que no le concernían.

De nuevo, el celular vibró. Otra vez Suwa.

Suwa: ¿Por qué no contestas? ¿Qué te ardió?

Aika: Rikako acaba de salir de la oficina. Parecía nerviosa.

Suwa: ¿Nerviosa? ¡¿Rikako Aida?! Eso sí no lo vi venir.

Aika: No sé si era nervios, pero parecía que algo pasaba.

Suwa: Te dije, algo tiene entre manos. ¿No le preguntaste?

Aika resopló por la nariz, sonriendo apenas. Preguntarle algo así a Rikako era casi imposible.

Aika: Claro, porque la comunicación fluida es lo nuestro.

Suwa: Deberías intentarlo. Quién sabe, a lo mejor te cuenta algo. Aunque con lo misteriosa que siempre fue…

Aika dejó el celular sobre la mesa. La idea de preguntarle a Rikako sobre su vida personal, o sobre lo que había pasado ese día, le resultaba completamente surrealista. Y aunque las palabras de Suwa la empujaban a hacer algo, sabía que era mejor mantener las distancias. Después de todo, ¿para qué abrir una puerta que ya estaba cerrada desde hacía tanto tiempo?

Unos quince minutos después, la puerta se abrió de nuevo. Rikako entró, calma como siempre, como si nada hubiera pasado. Se sentó en su escritorio y continuó trabajando, sin una sola palabra sobre su salida.

Aika la observó de reojo, con la mente aún revuelta por la discusión que había visto semanas antes. ¿Qué estaría pasando en la vida de Rikako? Aunque intentara evitarlo, la duda seguía creciendo, alimentada por los comentarios de Suwa y el aura misteriosa que siempre había rodeado a Rikako.

Disturbia - KyanRikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora