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El olor del pan recién horneado era acogedor, y el aroma a chocolate caliente envolvía a Arisa mientras se sentaba frente a Kanako. Había algo en la atmósfera que le hacía sentir nerviosa; era la primera vez que salía con Kanako de manera más personal, sin las distracciones del trabajo que usualmente las rodeaban.

— Gracias por invitarme, estoy feliz de estar aquí, — dijo Arisa, tratando de ocultar la mezcla de emoción y nervios.

Kanako sonrió, dejando que la tensión en la mesa se disipara un poco. — Para mí es un placer. Siento que deberíamos conocernos mejor fuera del trabajo, — respondió, sus ojos brillando con un interés genuino.

Arisa no pudo evitar sentir un cosquilleo en el estómago. A medida que pedían sus bebidas, la conversación fluyó con facilidad, pasando de lo trivial a lo personal. Pero, en un momento, Kanako tomó un sorbo de su café y, mirando a Arisa, lanzó una pregunta inesperada.

— Oye, ¿sabes por qué Aika pasa tanto tiempo en la oficina general? Siempre la veo allí, y se me hace raro porque luchó bastante por conseguir su propia oficina. Me da bastante curiosidad — preguntó Kin, con un tono que enfatizaba la curiosidad que sentía.

Arisa frunció el ceño, recordando lo que Aika le había contado en varias ocasiones. Era un tema sensible. — Sí, de hecho. Aika... no ha estado muy bien desde que Rikako volvió a aparecer en su vida. Tienen un pasado un poco conlictivo juntas. A veces se siente un poco afligida por esos recuerdos, — explicó, sintiendo cómo la conversación se volvía más profunda.

Kin escuchó atentamente, su interés creciendo. — ¿Es eso así? — indagó, con un leve tono de preocupación en su voz.

— Sí,  es un poco complicado lo de ellas, digamos que no saben comunicarse — continuó Arisa, recordando las veces que Aika había hablado de Rikako con nostalgia y melancolía.

Kanako pensó por un momento, y su mente comenzó a trabajar en una idea. Quería devolverle el favor a Aika ya que gracias a ella finalmente pudo salir con Arisa, y esta era la oportunidad perfecta.

— Quizá podría hacer algo para ayudarlas un poco. Quizás un proyecto en común, — sugirió, su voz llenándose de entusiasmo. — Si logran trabajar juntas, tal vez eso las ayude a comunicarse más y, quién sabe, a resolver los problemas que tengan.

Arisa levantó una ceja, interesada por la idea. — ¿Te refieres a que les des un proyecto donde tengan que colaborar? Eso podría ser arriesgado, ¿no crees?

Kanakl sonrió, llena de determinación. — Puede ser arriesgado, pero también es una oportunidad. Aika y Rikako necesitan un empujón. Tal vez un poco de trabajo en equipo les ayude a aclarar los malentendidos.

Arisa sintió un impulso de apoyar la idea, pero también una pequeña preocupación. — No estoy segura de que eso sea lo que Aika necesita. Ya sabes, podría ser incómodo para ellas, — dijo, aunque su voz carecía de convicción.

— A veces, las situaciones incómodas son las que nos hacen crecer. Además, Aika siempre se queja cuando tiene que trabajar en equipo. Tal vez esto sea justo lo que necesita para salir de su zona de confort, — replicó Kanako, su mirada firme.

Arisa observó a Kanako, sintiendo que su entusiasmo era contagioso. — Supongo que tienes razón. Pero deberíamos asegurarnos de que Aika no se sienta presionada. Solo queremos ayudar, no hacerle la vida más difícil.

Kanako asintió, sintiendo que había encontrado la forma de ayudar a Aika sin que fuera algo demasiado obvio. — Definitivamente. Haremos que parezca que es algo del trabajo, para que no se sienta como una intervención. Solo un proyecto más que se suma a su carga laboral, — dijo Kanako, sonriendo al pensar en la forma en que presentaría la idea.

A medida que continuaban conversando, el ambiente se volvió más ligero, y Arisa se sintió cada vez más relajada. Se dio cuenta de que, a pesar de sus nervios iniciales, había disfrutado de la salida. Kanako era alguien con quien podía hablar fácilmente, y sentía que había una conexión más allá del trabajo.

Al finalizar la tarde, Kanako y Arisa salieron de la cafetería con sonrisas en los rostros, y Kanako sintió que había dado un pequeño paso hacia adelante, no solo en su relación con Arisa, sino también en su plan para ayudar a Aika. Arisa, por su parte, se forzaba a ser más optimista sobre la idea de que su amiga pudiera encontrar claridad en medio de la confusión.

Mientras caminaban de regreso a la oficina, Kanako no pudo evitar pensar en cómo presentaría su plan. La idea de reunir a Aika y Rikako en el mismo proyecto le hacía sentir que estaba creando una oportunidad para algo nuevo. Tenía confianza en que esas dos le darían una propuesta y enfoque interesante.

Mataría dos pájaros de un tiro.

Disturbia - KyanRikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora