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Aika se quedó quieta unos segundos tras la abrupta salida de Rikako hacia el baño. El sonido de la puerta cerrándose resonó en la sala de reuniones, dejando un incómodo silencio a su paso. Arisa y Kanako, quienes hasta ese momento habían estado riendo por sus propias bromas, se miraron entre sí, sintiéndose claramente culpables. Luego, ambas giraron hacia Aika, con sonrisas nerviosas y avergonzadas, como si sus miradas pidieran perdón.

—Oye, no fue nuestra intención —murmuró Kanako, rascándose la nuca—. Pensamos que... no sé, que era gracioso.

Arisa asintió, aunque parecía más avergonzada que su compañera.

—Sí, solo queríamos aligerar un poco el ambiente, no que... —hizo una pausa— que se fuera de las manos.

Aika intentó sonreír, pero apenas pudo disimular la incomodidad que sentía. Tampoco entendía qué había sucedido exactamente. Todo parecía estar bien hasta que Kanako y Arisa empezaron a bromear sobre su cercanía con Rikako.

—Está bien, no es culpa de ustedes —respondió Aika, intentando sonar tranquila—. Yo... iré a ver si está bien.

Arisa y Kanako la observaron en silencio mientras Aika se levantaba y salía de la sala, con su mente hecha un nudo de preguntas. Caminó hacia el baño, preguntándose qué había provocado esa reacción en Rikako. No era común verla tan afectada.

Al llegar al baño, la puerta estaba apenas entreabierta. Aika dudó unos segundos antes de tocar ligeramente.

—¿Rikako? —preguntó con suavidad—. ¿Estás bien?

Dentro, se escuchó un suspiro bajo, seguido por el sonido de agua corriendo. La puerta se abrió un poco más, revelando a Rikako de pie frente al espejo, con las manos apoyadas en el lavabo, intentando recomponerse.

—Sí, estoy bien —respondió Rikako, aunque su tono la delataba.

Aika entró con cautela, cerrando la puerta tras ella. Observó a Rikako, quien evitaba su mirada, enfocada en secarse las manos lentamente con una toalla de papel.

—Lo siento si algo de lo que dijeron te molestó. No sé qué fue, pero...

Rikako levantó la vista un segundo, pero rápidamente la desvió de nuevo hacia el espejo, como si no quisiera verse reflejada junto a Aika.

—No fue lo que dijeron —respondió en un tono más frío de lo habitual—. Solo... es complicado.

Aika frunció el ceño, aún sin comprender del todo.

—¿Complicado cómo?

Rikako soltó una risa baja, aunque sonaba más a frustración que a diversión, había hablado de más. Sus ojos evitaron el reflejo de Aika en el espejo mientras se volvía hacia la puerta, como si quisiera escapar de nuevo, pero se obligaba a quedarse.

—No importa. Fue una tontería, no debí reaccionar así.

Rikako suspiró, sin dejar de secarse las manos, una acción que repetía como una forma de evitar la conversación.

Aika sabía que Rikako siempre había sido reservada, pero ahora estaba siendo demasiado esquiva, casi como si estuviera ocultando algo. Dio un paso adelante, pero se detuvo al ver que Rikako tensaba los hombros.

—Sé que no quieres hablar, pero si hay algo que te molesta, me gustaría saberlo. No quiero que esto afecte nuestra relación... laboral —añadió al final, corrigiéndose.

Rikako soltó una risa sin humor y finalmente la miró a los ojos, aunque solo por un instante.

—Todo está bien. Solo... me cuesta estar en ciertas situaciones. Pero no te preocupes, seguiré trabajando como siempre.

Era una respuesta vaga, una que Aika no podía confrontar sin parecer que estaba presionando. Rikako no estaba dispuesta a abrirse, eso estaba claro. Pero la frialdad en sus palabras seguía molestando a Aika. ¿Qué estaba pasando realmente.

Rikako asintió, pero no dijo nada más.

—Está bien, si eso es lo que quieres. —Aika intentó no sonar decepcionada, aunque sentía que la conversación no había avanzado en nada.

Rikako asintió y, sin decir más, salió del baño. Aika se quedó unos segundos allí, mirando el espacio vacío donde Rikako había estado. Algo estaba mal, pero no sabía cómo resolverlo si Rikako se negaba a compartir lo que realmente sentía.

Cuando Aika volvió a la sala de reuniones, Arisa y Kanako la miraron con ojos llenos de culpabilidad.

—¿Está bien? —preguntó Arisa, con un tono bajo.

Aika asintió, pero no quiso entrar en detalles.

—Sí... está bien. Sólo necesitamos terminar el proyecto. Eso es todo.

Mientras retomaban la reunión, la sensación de incomodidad persistió. Y aunque el proyecto estaba casi terminado, Aika sabía que aún quedaban muchas cosas sin resolver entre ellas.

Y quizás, ahora que el proyecto conjunto estaba llegando a su fin, el verdadero trabajo entre ellas estaba a punto de comenzar.

Disturbia - KyanRikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora