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La semana había pasado rápidamente desde que Arisa y Kanako decidieron que Aika y Rikako trabajarían juntas en un proyecto. Aika se sentó en su escritorio, mirando el documento que tenía delante. Era una lista de tareas relacionadas con el proyecto que ambas debían realizar. Su mente estaba en otro lugar, y su estómago se retorcía.

La puerta se abrió suavemente, y Aika levantó la vista justo a tiempo para ver a Rikako entrar a su oficina. Su corazón dio un vuelco. Aunque ya se habían cruzado en el trabajo, esta era la primera vez que tendrían que colaborar en algo serio.

Rikako, con su usual expresión serena, se sentó en la silla frente a Aika. El aire se sentía denso entre ellas, como si las palabras no se atrevieran a romper el silencio.

— Hola, Aika. — Rikako rompió el silencio, sus ojos fijos en la pantalla de su computador portátil.

— Hola, Rikako. — Aika respondió con un tono más frío de lo que pretendía. Se forzó a mirar su lista de tareas, como si eso la mantuviera ocupada y le ayudara a evitar la incomodidad de la situación.

Ambas se sentaron en un silencio tortuosamente incómodo. Aika intentó recordar lo que Arisa le había dicho antes de la reunión: "Relájate, solo es trabajo".

Aika no tenía ninguna duda, Arisa se estaba vengando.

— Bien, entonces... — Aika empezó, pero las palabras se atoraron en su garganta. Se sentía estúpida. Había una razón por la que había terminado su relación con Rikako, y esa razón parecía volver a aparecer.

— ¿Deberíamos comenzar con las tareas? — Rikako propuso, su voz era suave, pero había un trasfondo de determinación que Aika reconoció.

— Claro. Podemos dividir las tareas en dos. Yo puedo encargarme de investigar los datos y tú... Podrías enfocarte en hacer un borrador de la presentación.

Rikako lo pensó por un momento, su expresión neutral, pero Aika podía notar que había algo detrás de su mirada.

— Está bien. Puedo hacerlo. — Dijo Rikako con confianza, pero Aika sabía que el trabajo en equipo podía ser complicado.

Pasaron los primeros minutos trabajando en silencio, el sonido de las teclas resonando en la oficina. Aika no podía evitar robarle miradas a Rikako de vez en cuando. Se dio cuenta de que la observaba con más intensidad de lo que debería. Su cabello negro caía suavemente sobre su frente, y Aika sintió una punzada de nostalgia.

Finalmente, Aika no pudo resistirse más. — ¿Te ha ido bien desde que llegaste?

— Sí, gracias. — Rikako respondió, levantando la vista. Su mirada fue breve, pero Aika notó un destello de sorpresa en sus ojos, como si se estuviera preguntando por qué Aika se interesaba.

Aika se sintió un poco frustrada. ¿Por qué era tan difícil hablar con ella? — ¿Qué tal la nueva oficina? ¿Te sientes cómoda aquí?

— Es un buen lugar para trabajar. — Rikako dijo, y Aika se dio cuenta de que la conversación se deslizaba nuevamente hacia el silencio.

— Bueno, al menos no es la escuela. — Aika dijo, intentando aliviar la tensión. — No tienes que preocuparte por las tareas de filosofía.

Rikako sonrió levemente, y Aika sintió que su corazón se detenía un segundo. Recordó cómo solían hablar sobre los exámenes, las actividades escolares y sus anhelos adolescentes. ¿Dónde estaba aquella chispa que solían tener?

Justo en ese momento, Arisa irrumpió en la sala, interrumpiendo el incómodo momento. — ¡Hola! — exclamó, con energía. — ¿Cómo va el proyecto?

— Bien. — Aika respondió rápidamente.

— Oye, Aika, tú sabes que quienes hacen este tipo de trabajo extra reciben unos bonos interesantes. — Arisa se giró hacia Rikako. — Tal vez podrías sugerir algo a The Boss sobre el proyecto en el que están trabajando.

Rikako asintió lentamente. — Eso suena interesante.

Aika entrecerró los ojos, sintiendo que Arisa estaba tratando de empujarla hacia algo. — ¿Por qué no se lo dices tú? — le dijo a Rikako.

Arisa sonrió, como si hubiera leído los pensamientos de Aika. — Creo que sería una gran oportunidad para ambas. Esto es algo grande.

Aika miró a Arisa con incredulidad, pero no tuvo tiempo para protestar. Antes de que pudiera decir algo, Kanako apareció en la puerta, escuchando la conversación.

— ¿De qué se trata? — preguntó Kanako, cruzando los brazos.

— De que por los requisitos y potencial de este trabajo, debería extenderse su duración. — Arisa respondió con picardía. — ¿Qué opinas?

Kanako sonrió. — Me parece correcto. Sí veo necesario exenteder su duración, su potencial aumenta mucho si les damos más tiempo para la investigación.

Aika se sintió completamente atrapada. ¿Cómo había llegado a esto?

Rikako asintió lentamente, pero Aika se dio cuenta de que no podía hacer nada más que seguir el flujo. Arisa le lanzó una mirada de triunfo.

— Genial. — dijo Kanako. — Haremos que funcione.

Con eso, Kanako se despidió, dejándolas con la realidad de que estaban a punto de embarcarse en un proyecto que las haría pasar casi todo su horario laboral juntas.

Aika sintió una mezcla de frustración y resignación. No podía evitarlo. Estaba atrapada en una red que había creado Arisa para vengarse, y ahora tendría que enfrentar a Rikako más de cerca.

¿Qué haría ahora?

Disturbia - KyanRikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora