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La luz del sol entraba a raudales por las grandes ventanas de la oficina, iluminando el rostro de Arisa mientras revisaba unos documentos. A su lado, Aika, siempre perceptiva, no podía evitar notar cómo Arisa seguía echando miradillas hacia la oficina de recursos humanos.

- ¿Otra vez pensando en Kin? - preguntó Aika, con una sonrisa burlona en su rostro.

Arisa se sobresaltó, apretando el bolígrafo que tenía en la mano. - No, no. Solo... solo estaba mirando los informes. Tú ni siquiera deberías estar aquí, vuelve a tu oficina - Intentó mantener su tono casual, pero su rostro ya delataba el sonrojo que se asomaba.

Aika soltó una risita. - Claro, claro. Como si no pudiera ver que cada vez que Kin entra en la habitación, tus ojos la siguen como si estuvieras hipnotizada.

- ¡No es eso! - Arisa protestó, aunque sabía que Aika tenía razón. Era frustrante cómo Kanako Takatsuki lograba distraerla en medio de su trabajo. - Solo es una compañera. Es amistosa. Eso es todo.

- Amistosa, sí. Y por lo que he visto, ella ha estado intentando acercarse a ti. ¿Cuántas veces más va a intentar invitarte a salir antes de que te des cuenta?

Arisa hizo una mueca, recordando las ocasiones en que Kanako había mencionado salir a tomar un café. Siempre había desviado el tema, argumentando que estaba demasiado ocupada con el trabajo.

- No creo que lo haga de esa manera. - Arisa suspiró, sintiéndose cada vez más atrapada entre sus propios sentimientos y su deseo de no parecer vulnerable. - Solo son insinuaciones amistosas.

- ¿Amistosas? - Aika arqueó una ceja, divertida. - Vamos, Arisa, el lenguaje corporal de Kin grita que está interesada en ti. Si no te das cuenta, es porque no quieres.

En ese instante, Kanako apareció en la entrada, sonriendo con su característica calidez. Su mirada se detuvo en Arisa, y por un momento, la conversación entre Aika y Arisa se desvaneció en el aire.

- ¡Buenos días! - saludó Kanako, su tono animado. - Solo quería recordarles que la reunión de esta tarde es a las 3:00. Y Arisa, si necesitas ayuda con esos informes, aquí estoy.

- Gracias, Takatsuki. - Arisa se sintió más acalorada al escuchar la voz de Kanako. Intentó sonar tranquila, pero su nerviosismo era evidente. - Estoy bien, realmente.

Kanako sonrió y, antes de alejarse, agregó con un guiño: - Recuerda, siempre puedes contar conmigo.

Aika miró a Arisa, cuyos ojos brillaban con una mezcla de admiración y confusión. Una vez que Kin se retiró, Aika no pudo contenerse.

- ¿Ves? ¡Eso no es solo amabilidad! Además ¿hasta cuando piensas seguirla llamando por su apellido? Es Kin para todos aquí, sobre todo para ti.

Arisa se cubrió el rostro con las manos, tratando de ocultar la sonrisa que se asomaba a sus labios. - ¡Ya cállate! Es ridículo.

- Ridículo, sí, pero también un poco adorable. - Aika cruzó los brazos, disfrutando del momento. - Si tan solo te dejaras llevar y la invitaras a salir. De lo que te pierdes, hermana.

- No puedo. No puedo hacer eso. - Arisa negó con la cabeza, aun cuando una parte de ella anhelaba dejarse llevar. La idea de aceptar que podía tener algo con Kanako Takatuski la aterraba. Había pasado años manteniendo a raya sus sentimientos, convencida de que solo era una ilusión.

Aika se inclinó hacia adelante, con una expresión traviesa. - ¿Y si le dijeras algo sutil? Como "me encanta tu forma de organizar los expedientes". No lo sé. Invente Arisa, invente.

- ¿Y qué si ella se ríe de mí? - Arisa se encogió de hombros.

- ¡No lo haría! - Aika insistió, tratando de motivarla. - Ella ha estado esperando el momento adecuado. Solo necesitas dar el primer paso.

A medida que la conversación continuaba, Arisa sintió una lucha interna. Sabía que Kanako era especial, pero la idea de ser vulnerable y arriesgarse a perder esa amistad la llenaba de inseguridad. - No lo sé, Aika. ¿Y si las cosas se complican?

- Eso es parte de la vida. - Aika sonrió con sinceridad. - Las mejores relaciones a menudo comienzan con una chispa de confusión. Y te lo digo, la chispa entre ustedes dos es palpable.

La risa y la burla de Aika se entremezclaban con la tensión que había en el aire. Arisa se rió, pero había algo más en su mente. ¿Qué pasaría si finalmente se permitía abrirse a sus sentimientos? Sin embargo, la incertidumbre seguía siendo un obstáculo, una sombra que se interponía entre ella y la posibilidad de una nueva conexión.

Mientras Arisa se perdía en sus pensamientos, Aika se dio cuenta de que su amiga estaba al borde de un cambio. Pero, por ahora, su burla y sus palabras seguían siendo el combustible que impulsaba a Arisa a enfrentar la verdad que había estado evitando.

- Bueno, si no lo haces, yo prometo decirle que tienes un crush y que debería invitarte a salir. - Aika se cruzó de brazos, disfrutando del momento.

- No pienso tomar en serio a una persona que no supera a su ex de la secundaria. Ahora si me disculpas debo trabajar, vete - dijo Arisa, ya harta de Aika y sus bromitas.

- Golpe bajo, Komiya. Ya me voy pues. - Herida por el odio qué recibía, Aika se resignó y volvió a su oficina. No sin antes darle un par de miradas a Rikako que se encontraba no muy lejos de allí, sumida en sus deberes.

Aika no podía evitar pensar que Rikako era tan linda como siempre.

Disturbia - KyanRikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora