Capítulo 9

153 11 0
                                    


El silencio que siguió a las bodas fue ensordecedor. Después de la ceremonia y la forzada celebración, Harry, Hermione, Draco y Luna se encontraron atrapados en una especie de calma tensa. Todo en sus vidas había cambiado, aunque, al mismo tiempo, nada parecía diferente.

La primera mañana

Harry despertó temprano. El sol apenas asomaba por la ventana de Grimmauld Place, la casa que ahora compartía con Hermione. Las sombras de la noche anterior todavía se cernían sobre él. La incomodidad de dormir al lado de su mejor amiga, alguien con quien siempre había compartido una relación platónica, le pesaba. Pero, como ambos habían prometido, no habían cruzado ninguna línea. El Ministerio los obligaba a casarse, pero no a ser otra cosa que amigos.

Hermione ya estaba despierta, leyendo un libro, como de costumbre. -Buenos días- dijo sin levantar la vista.

-Buenos días- respondió Harry, tratando de ignorar el hecho de que ya no era solo un amigo que vivía con ella; ahora eran marido y mujer, aunque el título no significara lo que debería.

-¿Alguna pista sobre qué hacer a continuación?- preguntó Harry.

Hermione cerró el libro con un suspiro.

-He estado pensando en ello. No podemos simplemente dejar que esto siga su curso sin más. Debemos encontrar una manera de revertirlo, pero sin pruebas concretas, estamos en una posición muy débil.

Harry asintió. -El Ministerio vigilará nuestros movimientos ahora más que nunca.

Era una verdad que ambos conocían. Al ser las primeras parejas en ser forzadas a casarse bajo la Ley de Matrimonios Concertados, cada paso que dieran sería observado. No podían actuar abiertamente, pero tampoco podían quedarse de brazos cruzados.

En la Mansión Malfoy

Draco despertó rodeado de silencio. La Mansión Malfoy siempre había sido un lugar grande y frío, pero ese día parecía más vacía de lo normal. Luna no estaba a su lado. No era que esperara encontrarla allí; su relación, aunque más amigable de lo que hubiera anticipado, seguía siendo forzada. A pesar de todo, Draco había encontrado un cierto alivio en la forma relajada en que Luna manejaba la situación.

Bajó las escaleras y la encontró en los jardines, observando las criaturas mágicas que revoloteaban en los árboles. Luna parecía estar en paz, como si nada pudiera perturbar su estado mental.

-Buenos días- dijo Draco, un tanto incómodo por la calma de su reciente esposa.

Luna lo miró y sonrió suavemente.

-Buenos días, Draco. ¿Sabes que las bestias escarbadoras han comenzado a aparecer cerca de la casa? Eso es inusual para esta época del año.

Draco la observó por un momento, desconcertado. Luna siempre tenía una forma de cambiar el enfoque de cualquier conversación a algo inesperado.
-No, no lo sabía- respondió, sin saber muy bien qué más decir.

Luna inclinó la cabeza, como si estuviera pensando. -No tienes por qué preocuparte tanto. Estamos atrapados en esto, sí, pero no tenemos que dejar que eso nos consuma.

Draco frunció el ceño.

-No me preocupo. Solo estoy... pensando en cómo vamos a manejar todo esto.

-Lo sé- dijo Luna con una sonrisa tranquilizadora. -Pero recuerdas lo que dije. El matrimonio es solo una palabra. No tenemos que ser lo que otros esperan de nosotros.

Había algo en su serenidad que le daba a Draco una pequeña chispa de esperanza. Luna siempre había sido diferente, alguien que veía más allá de lo inmediato, y ahora, más que nunca, estaba agradecido por esa cualidad. A pesar de las circunstancias, sabía que no estaba solo en esto.

Sin embargo, fuera de la burbuja de sus respectivas casas, la reacción del mundo mágico era otra historia. Las noticias de las bodas forzadas de Harry Potter, Hermione Granger, Draco Malfoy y Luna Lovegood se esparcieron como fuego salvaje. Las imágenes de las ceremonias y las especulaciones sobre cómo las parejas estaban manejando sus nuevos matrimonios llenaban los titulares del Diario el Profeta y otras publicaciones como Corazon de Bruja.

Las cartas de amigos, conocidos y desconocidos comenzaron a llegar. Algunas eran de apoyo, otras expresaban desaprobación o confusión, pero todas eran una intrusión en la ya frágil privacidad de los recién casados.

Ginny, aunque trataba de mostrarse fuerte, había mantenido cierta distancia desde la boda. La relación entre ella y Harry, que alguna vez había sido tan prometedora, ahora se sentía rota. Ron, por su parte, continuaba lidiando con sus sentimientos encontrados, oscilando entre la rabia y la resignación. Aunque su amistad con Harry seguía en pie, había una tensión que ninguno de los dos sabía cómo disipar.

Dentro del Ministerio, las cosas no eran mucho mejores. Kingsley Shacklebolt, aunque todavía era un líder justo y compasivo, estaba atrapado entre sus propias creencias y la presión política. Había intentado suavizar la implementación de la Ley de Matrimonios, pero las fuerzas detrás de ella eran poderosas y peligrosas. Se decía que ciertos sectores del Ministerio, liderados por figuras más tradicionales, estaban utilizando la ley para cimentar su control sobre el futuro de la comunidad mágica.

Una resolución oculta

Hermione, como era de esperarse, no podía dejar de investigar. Pasaba horas en la Biblioteca de Grimmauld Place y en otros lugares, buscando cualquier pista sobre el origen del desbalance mágico que había llevado a la creación de la ley. Sabía que debía haber una razón más profunda detrás de todo esto, algo que no habían descubierto.

Un día, mientras repasaba un antiguo grimorio que había encontrado en Borgin & Burkes, Hermione se detuvo en una página. Era un antiguo hechizo, uno diseñado para controlar la magia en grandes áreas. Las notas al margen hablaban de un "Ritual de Balance" que se había utilizado siglos atrás para restaurar el equilibrio en tiempos de crisis mágica.

Su corazón comenzó a latir con fuerza.

-Harry, ven a ver esto.

Harry, que estaba en la cocina preparando algo de comer, corrió hacia ella. -¿Qué pasa?

Hermione le mostró el grimorio.

-Creo que he encontrado algo. No es la respuesta completa, pero puede ser el comienzo. Este ritual... si fue utilizado antes, quizás podríamos revertir lo que sea que está causando el desbalance mágico.

Harry frunció el ceño mientras examinaba el libro.

-¿Y cómo lo hacemos? ¿Qué implicaría?

-Eso es lo que aún no sé- admitió Hermione. -Pero es un punto de partida. Puede que no podamos detener la ley directamente, pero si podemos restaurar el equilibrio, tal vez podamos anular la razón detrás de todo esto.

Por primera vez en semanas, Harry sintió un atisbo de esperanza. No era una solución inmediata, pero al menos ahora tenían algo.

-Entonces, ¿cuál es el siguiente paso?

Hermione cerró el grimorio con determinación.

-Encontrar más información. Debemos saber todo sobre este ritual antes de intentar cualquier cosa. Y también debemos asegurarnos de que nadie más sepa lo que estamos haciendo.

El camino a seguir

Mientras la sociedad mágica los observaba de cerca, Harry, Hermione, Draco y Luna sabían que su lucha no había terminado. Las bodas eran solo el comienzo de una batalla más grande. Con la presión del Ministerio y la constante amenaza de vigilancia, tenían que ser cuidadosos, pero también decididos. El futuro de la comunidad mágica y, más importante, su libertad personal, dependían de ello.

Unidos Por la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora