Capítulo 39

50 4 0
                                    


El día del evento llegó, y el Ministerio de Magia estaba lleno de brujas y magos que habían acudido a la gran ceremonia, promocionada como un "homenaje a la unidad mágica". Banderas ondeaban en lo alto de la plaza, y el escenario estaba adornado con los colores del Ministerio. Los altos funcionarios que habían promovido la Ley de Matrimonios Concertados ocupaban sus lugares en la primera fila, con sonrisas de satisfacción.

Sin embargo, el ambiente festivo contrastaba con el creciente nerviosismo entre las parejas obligadas a participar. Harry, Hermione, Draco, Luna, Ron, Daphne, y sus amigos, ocultos detrás del escenario, sabían que este sería el día en que todo cambiaría. Unidos, habían decidido que ya no se someterían a las imposiciones de la ley.

---

La Presión de los Funcionarios

El escenario estaba listo. Cuando las familias fueron llamadas al estrado, cada una con su hijo en brazos, el público observaba con curiosidad y admiración. Scorpius Malfoy-Lovegood fue presentado como una de las "estrellas" del evento, por haber sido el primer bebé nacido bajo la ley, así como Lily Potter-Granger y Frank Longbottom-Weasley, destacando la "gran contribución" de la ley a la estabilidad mágica.

Kingsley Shacklebolt, el Ministro de Magia, observaba la ceremonia desde su asiento, con el rostro sereno pero con una mirada distante. Aunque no estaba de acuerdo con la ley, había sido incapaz de detener el avance de las facciones conservadoras dentro del Ministerio que la habían impulsado. La presión sobre él había sido constante, y el evento había sido organizado por una comisión de altos funcionarios que defendían la ley como el pilar de una nueva era de prosperidad.

Uno de esos funcionarios, un hombre llamado Horace Selwyn, miembro de la antigua nobleza mágica y defensor ferviente de la ley, fue quien subió al estrado para dar inicio al discurso principal.

-Hoy celebramos el éxito de nuestra Ley de Matrimonios Concertados- proclamó Selwyn con orgullo. -Gracias a esta iniciativa, hemos asegurado el futuro de nuestra comunidad mágica, trayendo unidad y estabilidad a nuestro mundo.

Kingsley permanecía en silencio, su mandíbula apretada, consciente de que el discurso no representaba la verdadera realidad de las familias allí presentes.

---

El Primer Paso de la Rebelión

En ese momento, Harry Potter, con Lily en brazos, decidió que era hora de actuar. Dio un paso adelante y su voz, amplificada por un hechizo sonoro, resonó por toda la plaza.

-Ministro Shacklebolt- comenzó, sabiendo que aunque Kingsley no era el autor de la ley, tenía el poder para influir en su futuro. -Este no es el momento de celebrar.

El público enmudeció, y Kingsley lo miró con una mezcla de sorpresa y comprensión. Sabía lo que estaba por venir, y aunque no estaba de acuerdo con la ley, sus manos estaban atadas por las intrigas políticas. Aún así, no interrumpió a Harry.

-Esta ley no nos ha traído paz- continuó Harry, con la mirada fija en la multitud. -Nos ha controlado. Nos ha robado la libertad de elegir a quién amar, con quién formar una familia. Hoy estamos aquí no gracias a la ley, sino a pesar de ella.

Selwyn intentó tomar la palabra, visiblemente molesto.

-Esto es un evento oficial, Potter. No es el lugar para armar una escena.

-Esto no es una escena- intervino Hermione, tomando el brazo de Harry. -Es una verdad que todos aquí necesitamos escuchar. La verdadera fuerza no proviene de una ley que controla nuestras vidas, sino del amor que nos une por elección, no por obligación.

El público murmuraba, y algunas personas ya comenzaban a asentir, conectando con las palabras de Harry y Hermione. Draco, con Scorpius en brazos, se adelantó también.

-Nos han tratado como piezas de ajedrez en un juego político- dijo Draco con frialdad, mirando a Selwyn y a los otros funcionarios con desprecio. -Pero nuestros hijos no son trofeos para exhibir en sus ceremonias.

---

El Apoyo de Kingsley

Kingsley, quien hasta ese momento había guardado silencio, finalmente habló.

-Harry, Hermione... todos ustedes... entiendo su frustración. Esta ley nunca fue una solución perfecta. Pero no es tan sencillo revertirla.

Ginny, desde un lado del escenario con Frank Longbottom en brazos, intervino con fuerza.

-Es sencillo cuando se trata de nuestras vidas y la de nuestros hijos. No vamos a quedarnos callados.

Kingsley miró a su alrededor, observando la creciente incomodidad entre los asistentes y el descontento entre el público. Sabía que la ley había sido un error, pero su lucha interna había sido constante. Finalmente, exhaló profundamente.

-Esta ley fue impuesta bajo la creencia de que salvaría a nuestra sociedad- dijo, con la voz llena de cansancio. -Pero si se ha convertido en una prisión, es mi deber como Ministro escuchar y actuar.

Selwyn, furioso, intentó oponerse. -¡Esto es una traición al Ministerio, Ministro! Esta ley es la base de nuestra estabilidad, no puede simplemente...

-¡No!- interrumpió Ron con fuerza, su voz resonando. -La estabilidad no puede construirse sobre la opresión. Nosotros elegimos a quién amar y cómo vivir.

---

La Rebelión Pacífica

Una por una, las parejas comenzaron a alzarse en el escenario, negándose a participar en la farsa del Ministerio. Neville y Ginny, Ron y Daphne, Blaise y Pansy, todos se unieron a la rebelión, alzando sus voces en apoyo de Harry y Hermione. Las palabras resonaban en el corazón de la multitud, que comenzaba a mostrar signos de apoyo visible.

Selwyn, junto con los otros funcionarios conservadores, intentó tomar control de la situación.

-Esto es inaceptable. ¡No pueden desafiar la autoridad del Ministerio!

Pero Draco, con una calma peligrosa, habló por última vez.

-El Ministerio ha perdido su autoridad cuando dejó de proteger nuestra libertad. No seremos sus marionetas.

Las familias del público comenzaron a levantarse, una por una, uniéndose a la rebelión pacífica. El evento, que había comenzado como una celebración, se había transformado en un acto de resistencia pública. Los aplausos crecían, y la presión sobre los conservadores aumentaba.

---

El Ultimátum de Kingsley

Kingsley observó el caos que se desarrollaba ante él. Sabía que el cambio era inevitable. Con una última mirada a Harry y sus amigos, se puso en pie y alzó su varita, amplificando su voz por todo el lugar.

-¡Silencio!- pidió con autoridad, y todos se callaron. -He escuchado lo suficiente. Como Ministro de Magia, declaro que esta ley será sometida a una revisión inmediata. Se llevará a cabo una votación para su derogación en el Wizengamot.

La multitud estalló en aplausos y vítores. Harry y Hermione se miraron con alivio, sabiendo que habían ganado una batalla crucial. Kingsley, aunque atrapado en las intrigas del Ministerio, había decidido ponerse del lado correcto de la historia. Las familias que habían sido forzadas a unirse bajo la ley finalmente tenían una esperanza real de libertad.

Unidos Por la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora