La luz del amanecer se filtraba suavemente por las cortinas de la habitación de Harry y Hermione, iluminando el espacio con un cálido resplandor dorado. Ambos estaban envueltos en las sábanas, sus cuerpos descansando después de la noche que habían compartido. El silencio en la habitación era tranquilo, y la conexión entre ellos, palpable. Habían cruzado un umbral importante en su relación, una unión que, aunque marcada por la ley que los obligaba, se sentía más auténtica de lo que ninguno de los dos habría anticipado.
Hermione fue la primera en despertar, sus pensamientos vagando entre los recuerdos de la noche anterior y la realidad de la mañana. Habían consumado su matrimonio, algo que hasta ese momento había sido una fuente de tensión y duda. Pero ahora, al mirarlo, dormido a su lado, sintió algo nuevo: una mezcla de ternura, afecto y, sí, amor. Aunque su unión había comenzado por obligación, lo que sentía por Harry era mucho más profundo de lo que se había permitido aceptar.
Se levantó de la cama con cuidado de no despertarlo, cogiendo una de las camisetas de Harry para ponérsela. Caminó hacia el espejo, observando su reflejo. Las marcas en su cuello eran un recordatorio físico de la pasión que habían compartido, pero también eran una señal de algo más: de que, pese a las circunstancias que los habían llevado a ese punto, estaban construyendo algo real.
La realidad de la ley
Mientras Hermione estaba perdida en sus pensamientos, Harry comenzó a despertarse. Abrió los ojos lentamente y, al verla de pie frente al espejo, se levantó, aún desorientado por el sueño.
-Buenos días- murmuró con una sonrisa perezosa, levantándose para acercarse a ella. Rodeó su cintura con sus brazos y apoyó su barbilla en su hombro, disfrutando de la cercanía.
Hermione sonrió en respuesta, pero pronto su mente volvió a la realidad de lo que aún debían enfrentar.
-Ayer fue... increíble- dijo en voz baja, girando su rostro hacia él.
Harry la miró intensamente, asintiendo.
-Sí, lo fue. No puedo imaginarme haber pasado por todo esto con alguien más.- Sus palabras estaban llenas de sinceridad, pero también de una sombra de preocupación.
La sonrisa de Hermione comenzó a desvanecerse cuando pensó en lo que les esperaba.
-Harry, aunque hemos dado un paso importante, no podemos olvidar la presión que sigue pesando sobre nosotros. A pesar de todo, el Ministerio no dejará de vigilarnos.
Harry asintió, entendiendo completamente lo que ella quería decir. Habían cumplido con la parte física de su unión, pero la ley que los unía seguía imponiéndose en sus vidas.
-Lo sé- respondió él, liberando un suspiro pesado. -El Ministerio esperará resultados. Herederos, para ser más específicos.
Hermione frunció el ceño, su mente corriendo con pensamientos de las implicaciones de ese mandato.
-No puede ser tan simple. No puede reducirse solo a eso.
-Lo sé- dijo Harry suavemente, acariciando su brazo en un intento de calmarla. -Pero también sé que si no lo hacemos, las consecuencias podrían ser graves.
Se separaron lentamente, cada uno hundido en sus pensamientos. La noche anterior había sido un punto de inflexión, pero la realidad de la Ley de Matrimonios Concertados seguía amenazando con dictar el resto de sus vidas. Tenían que encontrar una manera de retomar el control.
Después de desayunar en silencio, ambos llegaron a la misma conclusión: tenían que seguir investigando la ley y el misterio detrás de ella. A pesar de su unión, no podían quedarse cruzados de brazos mientras el Ministerio continuaba manipulando sus vidas.
Decidieron convocar una reunión con sus amigos más cercanos. Sabían que necesitarían la ayuda de Ron, Ginny, Draco y Luna para desentrañar los secretos de la ley y lo que había detrás de ella. Mientras Harry escribía las cartas, Hermione no podía evitar sentir que había algo más profundo, algo que aún no habían descubierto sobre la naturaleza de la ley y su impacto en la magia.
El reencuentro
Más tarde, ese día, la pandilla se reunió en Grimmauld Place. Ron, Ginny, Draco y Luna llegaron poco a poco, y aunque el ambiente estaba cargado de tensión, la camaradería entre ellos era inquebrantable.
-¿Cómo les ha ido?- preguntó Ron con una mezcla de preocupación y curiosidad, mirando a Harry y Hermione. Ginny, por su parte, notaba algo diferente en la pareja, una nueva cercanía que no había estado presente antes.
Harry intercambió una mirada rápida con Hermione antes de hablar.
-Anoche... fue diferente. Hemos consumado nuestro matrimonio.
El grupo guardó silencio por un momento, absorbiendo las palabras. Draco fue el primero en romper el silencio.
-Entonces, al menos ya no estarán bajo la presión inmediata del Ministerio- comentó con frialdad, pero con una chispa de alivio en su mirada.
Hermione asintió. -Sí, pero eso no cambia el hecho de que esta ley sigue siendo una imposición sobre nuestras vidas. No podemos simplemente conformarnos.
Ginny se inclinó hacia adelante, su expresión seria.
-¿Entonces cuál es el plan?
Hermione sacó el grimorio que había encontrado semanas antes.
-He estado investigando sobre el 'Ritual de Balance', algo que podría estar relacionado con la ley. Creo que hay una forma de revertir su influencia, pero necesitaríamos investigar más sobre cómo afecta a la magia.
Draco, que hasta ese momento había estado callado, se acercó al grimorio, observándolo detenidamente.
-Si hay una forma de equilibrar la magia y liberarnos de esta maldición, debemos encontrarla.
A medida que la conversación avanzaba, se trazaron planes para seguir investigando. Sin embargo, mientras todos discutían, Luna habló en su tono característicamente etéreo.
-¿Alguna vez se han preguntado si realmente vale la pena luchar contra esto?- Su pregunta cayó como una piedra en el agua.
Todos se giraron hacia ella, sorprendidos por su comentario.
-¿A qué te refieres?- preguntó Hermione, genuinamente curiosa.
Luna continuó, mirando al grupo con una serenidad casi perturbadora.
-Quizás esta ley no es una guerra a ganar. Tal vez lo que realmente nos pide es que dejemos de resistirnos y encontremos un nuevo camino. ¿No están cansados de luchar siempre contra algo? ¿De vivir siempre en medio de una batalla?
Sus palabras resonaron en la mente de todos. Hermione miró a Harry, buscando alguna señal de que compartía sus dudas. Él la miraba con la misma intensidad de siempre, pero también había algo en sus ojos, como si las palabras de Luna hubieran tocado una fibra sensible.
La conversación continuó, pero tanto Harry como Hermione se quedaron reflexionando sobre lo que Luna había dicho. ¿Era posible que, después de tanto tiempo resistiéndose, tuvieran que aceptar una nueva realidad? ¿Era la ley, de alguna forma, una puerta a algo diferente que aún no comprendían del todo?
Reflexiones profundas
Esa noche, después de que todos se hubieron ido, Harry y Hermione se quedaron en la sala, en silencio, procesando todo lo que habían escuchado y vivido. Hermione fue la primera en romper el silencio.
-¿Crees que Luna tiene razón? ¿Que quizás no deberíamos luchar tanto contra esto?
Harry, aún mirándola con intensidad, tomó una profunda respiración antes de responder.
-No lo sé, Hermione. Pero lo que sí sé es que, a pesar de todo lo que nos ha pasado, no me arrepiento de estar aquí, contigo.
Hermione sintió que su corazón se aceleraba. Sus palabras, tan simples y honestas, la llenaron de una nueva perspectiva. Quizás ya no se trataba solo de pelear contra una ley, sino de encontrar su propio camino, juntos. Lo que los llevó a compartir una vez más su entrega en cuerpo y alma, haciendo el amor hasta que quedaron cansados, pero saciados y satisfechos.
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Unidos Por la Magia
Roman d'amourLuego de la guerra, dos años exactamente, el ministro de magia lanzó una nueva ley, ley que se basa en "Matrimonios Concertados" por la magia. Nunguna persona que tenga de 18 a 35 años que no esté casado queda exento de esta ley. Todos tienen el deb...