El día había llegado. Después de meses de anticipación y preparación, el pequeño hogar de Harry y Hermione en Grimmauld Place estaba a punto de recibir a su nueva integrante. Hermione había sentido las primeras contracciones en la madrugada, y antes de que pudiera procesarlo por completo, ya estaban en San Mungo, rodeados de sanadores y con Harry a su lado, lleno de nervios y emoción.La luz en la sala era cálida, las palabras de aliento de Harry eran constantes y la magia flotaba en el aire, como si supiera que algo muy especial estaba ocurriendo.
El Milagro de la Vida
Cuando el primer llanto de Lily Jean resonó en la sala, el mundo pareció detenerse. Harry, que había estado conteniendo la respiración, dejó escapar un suspiro lleno de alivio y emoción, mientras lágrimas comenzaban a correr por su rostro. Hermione, exhausta pero radiante, extendió los brazos para recibir a su hija. El pequeño cuerpo de Lily fue colocado con suavidad sobre el pecho de su madre, y en ese instante, todo el cansancio y el dolor parecieron desvanecerse.
-Es... perfecta- murmuró Hermione con la voz entrecortada, acariciando suavemente la pequeña cabeza de su hija, que tenía un poco de cabello negro, igual al de Harry.
Harry, que no podía dejar de mirar a su bebé con asombro, tomó una de las diminutas manos de Lily entre las suyas.
-Lo es- susurró con voz rota, apenas creyendo que ese momento era real. Su hija. Su pequeña Lily. El nombre, que tanto habían pensado, ahora sonaba perfecto para esa pequeña personita que acababa de llegar al mundo.
Ambos permanecieron en silencio, sin poder dejar de observarla. Sus manitas, sus pequeños pies, y los ojos que aún estaban cerrados pero que pronto, pensaban, se abrirían al mundo que los rodeaba. En ese instante, todo parecía cobrar sentido. Ya no era solo sobre ellos dos, eran una familia completa. El mundo mágico podía estar lleno de desafíos y problemas, pero en ese momento solo existía amor, paz y la promesa de un nuevo comienzo.
La Primera Visita de los Amigos
No pasó mucho tiempo antes de que los amigos más cercanos de Harry y Hermione llegaran al hospital para conocer a la pequeña Lily. Ginny y Neville fueron los primeros en entrar, seguidos por Ron y Daphne, todos con expresiones de asombro y alegría. Ron, que había sido uno de los más reacios al principio sobre la unión de Harry y Hermione, ahora sonreía de oreja a oreja al ver a la bebé.
-Es una mini-Harry,- bromeó Ron, mirando el cabello oscuro y revuelto de la niña. -Espero que no herede tu sentido del peligro.
Harry se rió, sosteniendo a su hija con delicadeza. -Lo mismo digo.
Ginny, que ya esperaba su propio hijo, se emocionó al ver a la pequeña, acariciando su manita.
-Es preciosa, chicos. De verdad.
La sala se llenó de risas y comentarios cariñosos mientras los amigos se turnaban para sostener a la bebé. Pero había una decisión importante que aún debía tomarse.
Los Padrinos
Cuando Draco y Luna llegaron, la atmósfera se volvió un poco más solemne. Ambos habían sido un pilar de apoyo constante para Harry y Hermione en los últimos meses, especialmente con la situación de la ley mágica. Luna, con su habitual serenidad, se acercó a la cuna donde descansaba Lily, mientras Draco observaba con una ligera sonrisa en su rostro, algo poco común en él, pero la llegada de su propio hijo, Scorpius, lo había ablandado.
-Es realmente hermosa- dijo Luna con su característico tono tranquilo. -Tiene una energía muy brillante.
Hermione miró a Harry, y con un leve asentimiento, ambos se decidieron.
-Draco, Luna... -comenzó Hermione, con una emoción profunda en su voz, -Nos gustaría que ustedes fueran los padrinos de Lily.
La sorpresa fue evidente en los rostros de ambos, especialmente en el de Draco, que nunca había imaginado recibir tal honor. Luna, sin embargo, sonrió con calidez y aceptó de inmediato.
-Sería un honor para nosotros.
Draco, después de unos segundos de silencio, asintió con la cabeza.
-Cuenten con nosotros.
Había algo simbólico en ese gesto. No solo representaba el vínculo entre dos familias que, por mucho tiempo, habían estado separadas por la historia y los prejuicios, sino también la aceptación de un futuro diferente, donde la ley de los matrimonios concertados no pudiera definir quiénes eran ni quiénes llegarían a ser.
Un Nuevo Comienzo
De vuelta en Grimmauld Place, los primeros días con Lily fueron una mezcla de agotamiento y alegría. Los llantos nocturnos, los primeros intentos de Harry por cambiar pañales con varitas y encantos, y las interminables caricias de Hermione a su hija, todo formaba parte de esa nueva vida.
Una tarde, mientras la pequeña Lily dormía en la cuna que con tanto amor habían preparado, Harry tomó la mano de Hermione y la atrajo hacia él.
-¿Te das cuenta de que ya somos el Sr. y la Sra. Potter?
Hermione lo miró con una sonrisa, recordando todas las dudas que había tenido al principio sobre el matrimonio, sobre si Harry realmente la vería como su esposa. Pero ahora, mirando a su hija, sabiendo que habían creado una vida juntos, todo parecía encajar.
-Sí- respondió suavemente, apoyando su cabeza en el hombro de Harry. -Y me alegra que sea así.
El futuro seguía siendo incierto, pero con Lily Jean Potter en sus vidas, Harry y Hermione sabían que, pase lo que pase, lo enfrentarían juntos, como una verdadera familia.
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Unidos Por la Magia
RomantikLuego de la guerra, dos años exactamente, el ministro de magia lanzó una nueva ley, ley que se basa en "Matrimonios Concertados" por la magia. Nunguna persona que tenga de 18 a 35 años que no esté casado queda exento de esta ley. Todos tienen el deb...