Capítulo 11

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El plan de Hermione había sido meticulosamente pensado, cada encantamiento, cada hechizo, calibrado para engañar al Ministerio. Sin embargo, había una verdad ineludible: la magia, en su forma más pura, no podía ser engañada. Esa era la realidad a la que Harry y Hermione tendrían que enfrentarse cuando, tras días de cuidadosa preparación, su ilusión falló de manera catastrófica.

El día de la prueba había llegado. Hermione lanzó los encantamientos sobre Grimmauld Place, ocultando a la vista de cualquier observador mágico el hecho de que su matrimonio aún no había sido consumado. Todo parecía ir bien. El Ministerio envió a un emisario para verificar el estado de su unión. Por un momento, Harry y Hermione respiraron aliviados cuando el emisario pareció no notar nada extraño.

Pero, como sucede con la magia cuando no se la respeta, el engaño no duró. Justo antes de que el emisario se marchara, una chispa de energía mágica recorrió la sala, deshaciendo el hechizo de Hermione en un parpadeo. La sensación de exposición fue inmediata. El emisario entrecerró los ojos, desconfiado, y dejó la casa sin una palabra. Sabían que el Ministerio respondería, y no con palabras amables.

Draco y Luna: Consejeros inesperados

Horas después, mientras Harry y Hermione discutían frenéticamente sobre las posibles consecuencias, la puerta de Grimmauld Place se abrió de golpe, dejando entrar a Draco y Luna.

-¿Qué ha pasado?- preguntó Draco, con una mezcla de irritación y cansancio en su voz. -He oído rumores de que algo salió mal.

Harry y Hermione intercambiaron una mirada pesada antes de que Hermione respondiera.

-El hechizo no funcionó. El Ministerio se dio cuenta. Nos van a castigar... lo sabemos.

Draco, claramente frustrado, lanzó un suspiro exasperado.

-Por Merlín, ustedes dos. ¿Hasta cuándo van a seguir jugando con fuego? Sabíamos desde el principio que esto no iba a ser fácil, pero insistir en resistir de esta manera solo les traerá más problemas. ¿De verdad creen que pueden ganar esta batalla solos?

-¡No queremos ceder, Draco!- respondió Harry con vehemencia, la frustración burbujeando bajo la superficie. -No se trata solo de cumplir con la ley. Se trata de no permitir que nos controlen de esta manera.

Draco se cruzó de brazos, su mirada firme.

-A veces, Potter, la única forma de ganar es aceptar lo que te imponen y encontrar la forma de torcerlo a tu favor desde dentro. Sigues pensando como si estuvieras en guerra, pero esto no es una guerra abierta. Es una batalla sutil, y en esta, resistir de forma abierta solo te llevará a perder.

Hermione, abatida por el fracaso de su plan, miró a Draco con desconfianza, pero Luna, que había permanecido en silencio hasta ahora, se adelantó con su característica calma.

-Harry... Hermione... -comenzó Luna, su voz suave pero firme. -Han pasado tanto tiempo luchando, tanto tiempo resistiendo, que me pregunto... ¿No están cansados?

Harry y Hermione la miraron sorprendidos, pero ella continuó.

-Cansados de pelear, de estar siempre en alerta. Después de todo lo que han pasado, ¿no es agotador seguir viendo el mundo como una batalla constante?

Sus palabras cayeron como plomo en el aire. Luna no hablaba con reproche, sino con una sinceridad desconcertante. Harry, incómodo, apartó la mirada, mientras Hermione, siempre buscando respuestas, frunció el ceño en reflexión.

-Sé que creen que están haciendo lo correcto- continuó Luna- y puede que lo estén. Pero a veces... a veces la paz no viene de seguir luchando, sino de encontrar la manera de dejar de hacerlo.

Las palabras de Luna resonaron en ambos, y aunque Harry intentaba ignorarlas, no podía sacudirse el sentimiento de que había algo de verdad en lo que decía. Desde la guerra, nunca habían dejado de pelear, aunque la guerra hubiera terminado hacía mucho tiempo.

Hermione, por su parte, comenzó a cuestionar su propia postura. Su necesidad de resistir, de luchar contra el control, siempre había sido una cuestión de principios, de justicia. Pero ahora se preguntaba si, en el proceso de resistir, no se estaba perdiendo algo más importante: la posibilidad de vivir sin el peso constante de la batalla sobre sus hombros.

Draco, observando el conflicto interno en ambos, no pudo evitar añadir una última pieza al rompecabezas.

-No les estoy diciendo que se rindan. Solo les estoy diciendo que consideren una forma diferente de ganar. Esta pelea no se trata de heroísmo o sacrificio. A veces, ser más astuto que tu enemigo es la clave para sobrevivir.

Un ultimátum inminente

La conversación dejó a Harry y Hermione sumidos en un profundo silencio después de que Draco y Luna se marcharan. Se enfrentaban no solo a la presión externa del Ministerio, sino también a una guerra interna con sus propios principios.

Al día siguiente, una nueva carta llegó del Ministerio. Esta vez, la amenaza era más explícita. Si no consumaban su matrimonio en el plazo dado, no solo perderían sus varitas, sino que podrían enfrentarse a un encarcelamiento preventivo bajo la acusación de traición mágica.

La amenaza era real, tangible. Hermione, leyendo la carta, sintió un nudo en el estómago. ¿Realmente podían seguir resistiendo sin destruirse a sí mismos en el proceso?

La carga de la decisión

Esa noche, en la soledad de su habitación, Harry y Hermione se sentaron uno frente al otro, el peso de sus decisiones anteriores cayendo sobre ellos como una manta pesada.

-No podemos seguir así, Harry- dijo Hermione finalmente, con un cansancio que reflejaba algo más que agotamiento físico. -Draco y Luna tienen razón. Estamos perdiendo... no solo contra el Ministerio, sino contra nosotros mismos.

Harry la miró a los ojos, sus propios pensamientos hechos un torbellino.

-Pero si cedemos... será como admitir que nos han ganado.

-No es una cuestión de ganar o perder- respondió Hermione, con un susurro. -Es una cuestión de encontrar una forma de vivir con lo que tenemos. Y ahora mismo, lo que tenemos no nos está llevando a ningún lado.

El silencio que siguió fue largo, pero no incómodo. Ambos sabían que el siguiente paso que tomaran definiría no solo su relación, sino el curso de su futuro en la sociedad mágica.

-Tenemos que hacer una elección- dijo Harry finalmente, su voz baja pero clara.

Hermione asintió lentamente. Sabía que el tiempo para seguir resistiendo estaba acabándose. Ahora, la verdadera pregunta era si podían encontrar una manera de vivir bajo el control del Ministerio sin perderse a sí mismos en el proceso.

Unidos Por la MagiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora