Los días en Grimmauld Place se habían vuelto más tranquilos desde que Hermione descubrió su embarazo. A medida que las noticias de los primeros embarazos comenzaban a circular por el mundo mágico, las cosas parecían tomar un ritmo diferente. Pero la calma superficial no reflejaba del todo la tormenta de pensamientos que azotaban las mentes de quienes habían sido forzados a cambiar sus vidas para cumplir con la ley.Harry observaba a Hermione mientras ella hojeaba un libro en la sala de estar. Su mirada no se centraba en las páginas; sus pensamientos estaban en otro lugar. Harry podía sentirlo. A pesar de que las noticias del embarazo habían traído una oleada de emoción y amor, algo parecía estar cambiando en el aire. Ambos lo sentían, pero ninguno había querido abordar el tema abiertamente.
El Ministerio, aunque silencioso por el momento, seguía siendo una presencia constante en sus vidas. La expectativa de la comunidad mágica era clara: los matrimonios debían generar una nueva generación de magos y brujas, o de lo contrario, las consecuencias podrían ser graves. El decreto no permitía excepciones, y aunque Harry y Hermione ahora esperaban un hijo, sabían que otros seguirían siendo vigilados, empujados a cumplir con las demandas del decreto.
Hermione dejó el libro a un lado, frotándose el vientre con suavidad.
-¿Te has dado cuenta de cómo hemos llegado hasta aquí, Harry?- preguntó, rompiendo el silencio que había dominado la casa durante horas.
Harry, que estaba en el sofá opuesto, levantó la mirada de inmediato.
-Sí, lo he pensado bastante. Esto... no fue lo que imaginamos para nuestras vidas, ¿verdad?
-No, no lo fue. -Hermione suspiró, mirando las sombras danzar en la pared. -A veces pienso en lo que pudo haber sido. Si hubiéramos tenido elección, si hubiéramos podido casarnos porque lo queríamos y no porque nos forzaron.
Harry asintió en silencio.
-Lo sé, Hermione. Pero ahora... estamos en esto juntos. Y aunque no haya sido como lo planeamos, algo en mí siente que... tal vez no está tan mal.
Hermione lo miró con curiosidad. -¿De verdad lo crees?
Harry asintió lentamente, sus ojos mostrando un destello de convicción.
-Sí. No puedo negar que este decreto nos ha empujado, nos ha puesto en una situación que nunca habríamos elegido, pero... me ha hecho darme cuenta de lo mucho que te valoro. Eres mi familia, Hermione. No solo por el bebé, sino por todo lo que hemos compartido.
Hermione sintió cómo sus emociones se agolpaban en su pecho. Harry había puesto en palabras algo que ella había sentido, pero que no se había atrevido a decir. A pesar de las circunstancias, algo verdadero y profundo estaba creciendo entre ellos. Y el bebé solo parecía reforzar ese lazo.
El Inminente Control del Ministerio
El alivio, sin embargo, fue interrumpido por la llegada de una carta oficial del Ministerio de Magia, entregada por una lechuza gris que parecía tener prisa. Hermione la abrió rápidamente, y Harry se acercó para leerla junto a ella.
Estimados señor y señora Potter,
La formalidad del saludo les resultaba amarga.
Nos complace informarles que el embarazo de la señora Potter ha sido registrado con éxito. Sin embargo, debido a la naturaleza urgente de la Ley de Matrimonios Concertados, se espera que ambos sigan cumpliendo con sus deberes hacia la comunidad mágica. Un funcionario del Ministerio les visitará en los próximos días para asegurarse de que todo esté en orden. No se tolerarán retrasos en la expansión de su familia, ya que este es un deber compartido por todos los afectados por el decreto.
Hermione soltó la carta con frustración.
-¡Ni siquiera hemos tenido tiempo de procesar el hecho de que estoy embarazada, y ya nos están presionando para que tengamos más hijos!
Harry apretó los puños, sintiendo cómo la ira comenzaba a burbujear en su interior.
-No pueden hacer esto. Esto va más allá de lo razonable.
-Pero lo están haciendo- murmuró Hermione, con la voz quebrada. -Nos están tratando como si fuéramos simples piezas en un juego, como si nuestra única función fuera... reproducirnos.
El silencio llenó la sala. La presión del Ministerio había comenzado a sentirse como una sombra omnipresente, siempre vigilante, siempre demandante.
La Visita de Draco y Luna
Más tarde ese mismo día, Draco y Luna llegaron de visita. Luna, con su típica calma, se sentó con gracia en uno de los sillones mientras Draco permanecía de pie, con los brazos cruzados, mirando alrededor de la sala como si evaluara cada rincón.
-Recibimos una carta del Ministerio también- dijo Draco, sin preámbulos. -Quieren asegurarse de que sigamos adelante con este... proceso.
-¿Qué diablos creen que somos?- espetó Harry, incapaz de contener su enojo. -¡No somos ganado! Esto no es solo una cuestión de cumplir con la ley, estamos hablando de nuestras vidas.
Luna, que había estado observando en silencio, intervino suavemente.
-Harry, Hermione, entiendo lo que sienten. Pero... ¿no creen que es momento de encontrar una forma de vivir con esto? A veces, luchar contra la corriente solo nos cansa más.
Hermione se volvió hacia Luna, confundida por su tranquilidad.
-¿Quieres decir que deberíamos rendirnos?
-No, no rendirnos- respondió Luna, con una sonrisa suave. -Pero tal vez dejar de pelear todo el tiempo. No es una batalla lo que necesitamos ahora. Tal vez es momento de aceptar que estamos aquí, que somos una familia. Y que a veces, la paz se encuentra no en lo que no podemos cambiar, sino en cómo lo aceptamos.
Draco, sorprendentemente, asintió.
-Luna tiene razón. He pasado mi vida luchando contra lo que no podía controlar. Y mírame ahora. Estoy casado, esperando un hijo, y aunque no lo hubiera elegido en otras circunstancias... estoy empezando a ver el valor en dejar ir.
Harry y Hermione intercambiaron una mirada. Las palabras de Draco y Luna calaron hondo. Había algo de verdad en lo que decían, pero el miedo y la frustración seguían latentes.
Una Reflexión Dolorosa
Esa noche, después de que Draco y Luna se marcharon, Hermione se sentó junto a Harry en la cama. La conversación de la tarde seguía dándole vueltas en la cabeza.
-Harry- comenzó en voz baja, -¿qué pasa si Luna tiene razón? ¿Qué pasa si estamos gastando toda nuestra energía en pelear una batalla que no podemos ganar?
Harry la miró, sin saber cómo responder de inmediato.
-No lo sé, Hermione. Solo sé que odio que nos estén forzando a vivir así.
-Yo también- susurró ella, acercándose a él, apoyando su cabeza en su hombro. -Pero... ya somos una familia. El Ministerio no lo hizo por nosotros. Nosotros lo hicimos. Tal vez es hora de que lo aceptemos.
Harry asintió lentamente, acariciando su brazo.
-Puede que tengas razón. Tal vez ya lo somos.
Y con esas palabras, ambos se quedaron en silencio, abrazados en la oscuridad de la noche, sabiendo que el camino que seguían no sería fácil, pero que, de alguna manera, lo recorrerían juntos.
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Unidos Por la Magia
RomanceLuego de la guerra, dos años exactamente, el ministro de magia lanzó una nueva ley, ley que se basa en "Matrimonios Concertados" por la magia. Nunguna persona que tenga de 18 a 35 años que no esté casado queda exento de esta ley. Todos tienen el deb...