El Ministerio de Magia estaba envuelto en una atmósfera casi surrealista, con banderas flotando suavemente sobre las cabezas de los asistentes y luces mágicas danzando por los pasillos. Parecía una celebración, aunque en el fondo, muchos sabían que no lo era del todo. Aquellos que estaban presentes lo hacían más por obligación que por verdadera alegría. Las bodas, resultado de la Ley de Matrimonios Concertados, no eran motivo de júbilo para todos, pero la comunidad mágica debía cumplir con el decreto, y la maquinaria del Ministerio avanzaba sin tregua.El eco de los pasos resonaba mientras Ginny Weasley caminaba por el pasillo, su vestido de un blanco radiante contrastaba con su cabello pelirrojo, ahora recogido en una sencilla trenza. Sus ojos se posaron en Neville Longbottom, quien la esperaba al final del altar con una sonrisa nerviosa. Los dos habían sido amigos por años, y aunque su relación romántica nunca había florecido antes, el decreto los unía en matrimonio. Habían aceptado su destino con resignación, pero había una corriente subyacente de cariño entre ellos que, con el tiempo, podría convertirse en algo más profundo.
Entre los asistentes, Harry y Hermione observaban la ceremonia en silencio. Las luces titilaban sobre sus rostros mientras intercambiaban miradas de comprensión. Sabían lo que Ginny y Neville sentían, lo habían vivido ellos mismos. Aunque su matrimonio había comenzado bajo presión, ahora, tras consumar su unión, algo más había nacido entre ellos, algo que todavía no habían podido nombrar pero que crecía con cada día que pasaban juntos.
Ronald Weasley, el hermano de la novia, parecía fuera de lugar. Estaba de pie al lado de Daphne Greengrass, una joven de porte elegante y mirada fría. El contraste entre ambos era evidente. Ron, siempre nervioso e impulsivo, no dejaba de jugar con el borde de su túnica, mientras que Daphne, por su parte, se mantenía erguida y calmada, como si la ceremonia fuera solo un trámite más que debía cumplirse. A pesar de las diferencias, ambos compartían una chispa innegable, una tensión que ninguno de los dos estaba dispuesto a admitir abiertamente, pero que todos podían percibir.
Blaise y Pansy: Una Alianza de Conveniencia
A continuación, fue el turno de Blaise Zabini y Pansy Parkinson, cuyos rostros no mostraban ni una pizca de emoción. Su unión era más una cuestión de conveniencia que de afecto, y ambos lo sabían. Blaise, siempre distante y calculador, se mantenía con una postura imperturbable mientras Pansy, de mirada orgullosa y desafiante, caminaba hacia él. Aunque su relación había sido superficial en el pasado, ahora estaban atados por un lazo más fuerte que cualquier vínculo social: la Ley.
La ceremonia continuó con un aire casi melancólico, interrumpido solo por los murmullos de los invitados y el eco de los votos pronunciados con voces apagadas. Entre la multitud, Draco y Luna estaban sentados juntos, observando con una curiosa mezcla de interés y desapego. A diferencia de las otras parejas, ellos parecían más unidos, no tanto por la ley, sino por un vínculo silencioso que había crecido entre ellos. Draco, quien siempre había sido reservado, había comenzado a mostrar un lado más suave y protector hacia Luna. Y ella, con su serenidad habitual, parecía encontrar consuelo en su compañía.
Los Primeros Signos
Un mes después de las bodas, la vida comenzaba a asentarse para todos. Sin embargo, para algunos, el impacto de las uniones ya se estaba haciendo evidente. Durante una tranquila tarde en Grimmauld Place, Luna y Draco visitaron a Harry y Hermione. Luna, con su aire despreocupado y su sonrisa característica, entró en la sala y se sentó cómodamente en el sofá. Había algo diferente en ella, un brillo especial que no había estado presente antes.
-¿Qué tal todo?- preguntó Hermione, siempre atenta a los cambios en su amiga.
Draco intercambió una mirada cómplice con Luna antes de hablar.
-Estamos esperando un bebé- anunció, sin rodeos, pero con una sonrisa que dejaba entrever su orgullo. No era algo que Draco hubiera imaginado en su vida, pero ahora, la idea de ser padre lo llenaba de una extraña satisfacción.
Luna, siempre directa, añadió con calma: -Tengo tres meses ya. Fue una sorpresa, pero creo que estamos preparados.
Harry y Hermione se quedaron boquiabiertos. La noticia de un embarazo en medio de todo el caos del decreto era inesperada, pero también traía consigo un rayo de esperanza. Hermione sintió una punzada en su interior, una mezcla de alegría por su amiga y algo más... algo que había estado sintiendo durante las últimas semanas pero que había decidido ignorar.
Hermione y la Revelación
Esa noche, cuando Draco y Luna se fueron, Hermione decidió enfrentar lo que había estado negando. Las náuseas matutinas, el cansancio inexplicable... todo apuntaba a lo mismo. Decidió visitar San Mungo al día siguiente, y su sospecha se confirmó: estaba embarazada.
Volvió a Grimmauld Place con el corazón latiendo con fuerza. Cuando entró en la sala, Harry la esperaba, con una taza de té en la mano y una mirada preocupada. Se acercó a él, sintiendo cómo su mundo estaba a punto de cambiar una vez más.
-Harry- comenzó, con la voz temblorosa, -hay algo que necesito decirte.
Harry dejó la taza a un lado, y sus ojos se clavaron en los de ella, llenos de preocupación. -¿Qué sucede, Hermione?
-Estoy embarazada- dijo, finalmente, dejando que las palabras salieran al aire, liberándola de la carga que había llevado en silencio.
Por un momento, Harry la miró sin comprender del todo. Luego, una sonrisa lenta se dibujó en su rostro, y antes de que Hermione pudiera decir algo más, la abrazó con fuerza, envolviéndola en un cálido gesto de amor y protección.
-Esto es... increíble- susurró Harry, acariciando suavemente su vientre. La idea de ser padre lo llenaba de una mezcla de asombro y emoción. Todo lo que habían pasado, todas las dudas y las peleas, ahora parecían pequeñas ante la idea de traer una nueva vida al mundo.
Hermione sonrió, pero en su mente, una nueva preocupación comenzaba a formarse. ¿Qué significaría todo esto para ellos? ¿Estaban listos para enfrentar el futuro como una familia?
El Futuro de la Comunidad Mágica
La noticia de los embarazos no tardó en recorrer toda la comunidad mágica. Los murmullos comenzaron a crecer, y aunque algunos veían esto como una señal de que la ley estaba funcionando, otros comenzaban a preguntarse si todo lo que se había perdido en el proceso valía la pena.
Harry y Hermione, ahora más unidos que nunca, enfrentaban un futuro incierto. La Ley de Matrimonios Concertados había sido impuesta para asegurar la supervivencia de la comunidad mágica, pero para ellos, la verdadera prueba estaba por comenzar. Ya no eran solo dos individuos atrapados en un decreto, sino una familia en ciernes, enfrentando los desafíos y responsabilidades que venían con la creación de una nueva vida.
Mientras las semanas pasaban, las parejas comenzaban a adaptarse a sus nuevas realidades, pero en el aire flotaba una pregunta persistente: ¿Qué harían cuando el Ministerio pidiera más? La magia, siempre impredecible, tenía una forma de revelar sus propios caminos. Y para Harry, Hermione, Draco y Luna, el futuro todavía guardaba muchas sorpresas.
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Unidos Por la Magia
RomanceLuego de la guerra, dos años exactamente, el ministro de magia lanzó una nueva ley, ley que se basa en "Matrimonios Concertados" por la magia. Nunguna persona que tenga de 18 a 35 años que no esté casado queda exento de esta ley. Todos tienen el deb...