El tiempo parecía transcurrir más rápido con cada día que pasaba. Los meses desde la boda y el inicio de la vida matrimonial entre Harry y Hermione habían estado marcados por tensiones, ultimátums y decisiones difíciles. Sin embargo, poco a poco, algo había empezado a cambiar. Tal vez era el peso de la ley que, aunque seguía presente, había sido relegado a un segundo plano; o tal vez era la certeza de que su bebé crecía en el vientre de Hermione, un símbolo tangible de la vida que ambos estaban construyendo.
Centrados en el Embarazo
Con el paso de los meses, el embarazo de Hermione se volvió más notorio, y con él, sus preocupaciones comenzaron a cambiar. Donde antes había ansiedad por las expectativas del Ministerio, ahora había una emoción compartida por el pequeño ser que esperaban. Harry, con una mezcla de nervios y felicidad, se encontró cada vez más atento a las necesidades de Hermione.
-¿Te sientes bien?- le preguntaba varias veces al día, observando cada movimiento, cada gesto de incomodidad.
Hermione sonreía ante su preocupación.
-Harry, estoy bien. No tienes que preocuparte por cada pequeño detalle.
-Lo sé, pero es que... no puedo evitarlo. Es nuestro bebé- respondió Harry, con una chispa de emoción en sus ojos.
Hermione lo miraba con ternura. Aunque su relación había comenzado bajo la presión de la ley, estaba claro que Harry había adoptado su papel de esposo y futuro padre con seriedad. Su amor por ella y por el bebé que esperaban crecía día a día.
Momentos de Felicidad Sencilla
Conforme las semanas pasaban, Harry y Hermione comenzaron a encontrar pequeños momentos de alegría en su vida cotidiana. Se habían dado cuenta de que la ley que los había unido no tenía por qué definir toda su relación. En su lugar, empezaron a centrarse en disfrutar lo que tenían.
Los paseos por el jardín de Grimmauld Place se convirtieron en una rutina diaria, algo que ambos esperaban con ansias. Harry llevaba a Hermione del brazo mientras caminaban lentamente, disfrutando de la brisa suave y el sol en sus rostros. A veces, simplemente se sentaban bajo un árbol, hablando de sus planes para el futuro, de cómo sería la vida con su hijo o hija.
-¿Crees que tendrá tus ojos?- preguntó Hermione un día, con una sonrisa traviesa.
-Espero que no. Tus ojos son mucho más bonitos- respondió Harry, inclinándose para besarla en la frente.
Esos pequeños intercambios llenaban los días de una calidez inesperada. No era la vida que habían planeado, pero poco a poco, estaban construyendo algo que se sentía real.
Olvidando la Ley
A medida que pasaba el tiempo, la presión del Ministerio se fue desvaneciendo en sus mentes. Aunque sabían que la ley seguía vigente, su atención ya no estaba en ella. En lugar de preocuparse por lo que se esperaba de ellos, comenzaron a centrarse en su propio bienestar. El embarazo de Hermione se convirtió en su prioridad, y la ley pasó a un segundo plano.
Una tarde, mientras ambos estaban en la sala, Hermione acariciaba su vientre, ya bastante abultado, mientras Harry leía un libro de nombres para bebés. Ambos parecían relajados, en paz.
-¿Te das cuenta de que no hemos mencionado la ley en semanas?- comentó Hermione de repente.
Harry levantó la mirada, sorprendido. -Es verdad. Creo que simplemente... decidimos vivir nuestras vidas.
Hermione asintió.
-Es extraño, pero siento que por primera vez en mucho tiempo, somos nosotros mismos. No Harry Potter, el Elegido, ni Hermione Granger, la heroína de guerra... solo nosotros.
Harry se acercó a ella, tomando su mano con suavidad.
-Y eso me gusta. Estoy cansado de que todo sea una lucha. Quiero que este momento sea nuestro.
Hermione sonrió, sintiendo cómo un peso se desprendía de su pecho. Por primera vez en mucho tiempo, ambos estaban en paz con lo que tenían.
Celebrando el Amor
Conforme el embarazo avanzaba, las noches en Grimmauld Place se volvieron más íntimas. Harry había aprendido a disfrutar de los momentos tranquilos con Hermione: cocinar juntos, leer en silencio, o simplemente acurrucarse en el sofá mientras la lluvia golpeaba suavemente las ventanas. No había grandes gestos de romance, pero la cercanía que habían desarrollado era algo mucho más profundo.
Una noche, mientras compartían una cena sencilla en la mesa de la cocina, Harry tomó la mano de Hermione de manera inesperada. Ella lo miró con curiosidad, sin entender qué había cambiado.
-Solo quiero decirte algo- dijo Harry, su voz suave pero firme. -Sé que todo esto no empezó de la manera más convencional, pero quiero que sepas que me alegro de que estés a mi lado. No sé qué haría sin ti.
Hermione sintió un nudo en la garganta, sus ojos llenándose de lágrimas.
-Harry... yo también estoy agradecida de estar contigo. Sé que al principio no parecía... lo correcto, pero ahora siento que no podría estar en otro lugar.
Harry sonrió, apretando su mano.
-Así es como debería ser. Solo nosotros, nuestra familia.
Y esa noche, mientras se acurrucaban juntos en la cama, sintieron que, por primera vez, la ley que los había forzado a unirse no tenía poder sobre ellos. Lo que tenían ahora era algo propio, algo genuino.
Un Nuevo Comienzo
Mientras los días se volvían semanas, Harry y Hermione se dieron cuenta de que ya no necesitaban luchar contra la corriente. Su matrimonio, aunque nacido de circunstancias forzadas, se había convertido en una elección. Una elección de amarse, de cuidarse y de construir un futuro juntos. Con el bebé en camino, la expectativa del Ministerio se había diluido en la realidad de su vida diaria.
No sabían qué les depararía el futuro, pero lo enfrentarían juntos. Después de todo, ya eran el señor y la señora Potter, una familia en todo el sentido de la palabra.
![](https://img.wattpad.com/cover/378225500-288-k240073.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Unidos Por la Magia
RomanceLuego de la guerra, dos años exactamente, el ministro de magia lanzó una nueva ley, ley que se basa en "Matrimonios Concertados" por la magia. Nunguna persona que tenga de 18 a 35 años que no esté casado queda exento de esta ley. Todos tienen el deb...