El silencio en Grimmauld Place era palpable. Harry y Hermione llevaban días evitando una conversación real sobre el futuro, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Las palabras de Draco y Luna seguían resonando en sus mentes, pero el peso de las decisiones que debían tomar los mantenía paralizados.
Hermione caminaba de un lado a otro en la biblioteca, una ansiedad visible en cada paso que daba. No había un libro en el mundo que la ayudara a resolver el conflicto emocional que ahora llevaba dentro.
Harry, sentado en una de las butacas, observaba sus movimientos, sin saber cómo acercarse a ella. Sabía que algo estaba mal, algo más profundo que la simple frustración por el Ministerio.
Finalmente, Hermione se detuvo en seco, girándose hacia él con una expresión que mezclaba miedo y cansancio.
-Harry... -comenzó, su voz apenas un susurro. -No sé qué vamos a hacer.
Harry se incorporó, percibiendo la vulnerabilidad en sus palabras.
-Encontraremos una manera, Hermione. Siempre lo hacemos.
Pero Hermione negó con la cabeza, sus ojos clavados en los de Harry, como si estuviera buscando algo que temía no encontrar.
-No es solo eso- dijo, su voz quebrándose un poco. -Es que... no sé si alguna vez te has dado cuenta, pero... ¿cómo vamos a seguir con esto si tú nunca me has visto de esa manera? Nunca te has fijado en mí de forma... romántica. Y no lo digo como una queja, simplemente... ¿cómo podemos estar casados si tú nunca lo has querido?
Harry se quedó en silencio, sorprendido. No esperaba que Hermione pusiera en palabras lo que ambos habían estado evitando. Sabía que el matrimonio había sido impuesto, pero nunca se había detenido a pensar en lo que eso significaba para Hermione emocionalmente, y mucho menos en cómo lo veía ella a él.
-Hermione, yo... -Harry empezó a hablar, pero no sabía cómo continuar.
-No, Harry, está bien- lo interrumpió Hermione, con una pequeña sonrisa amarga. -No espero que te enamores de mí, ni que veas en mí lo que probablemente viste en Ginny. Solo... es complicado. Somos amigos, y ahora... estamos atrapados en esto. Y a veces, siento que nunca podremos salir de este lío. Como si nunca seremos realmente el señor y la señora Potter.
Sus palabras se quedaron flotando en el aire, pesadas con la verdad que ella había estado cargando. Hermione se abrazó a sí misma, sintiendo una mezcla de inseguridad y frustración. Durante toda su vida, había sido fuerte, resuelta, la que encontraba soluciones a los problemas más difíciles. Pero en este asunto, en su relación con Harry, se sentía desorientada, vulnerable.
La sorpresa de Harry
Harry, por su parte, no sabía qué decir. Nunca había considerado a Hermione bajo esa luz, pero tampoco había querido ver lo que realmente sentía en el fondo. Siempre la había admirado, respetado, y confiado en ella más que en nadie. ¿Podía esa base de confianza ser suficiente para lo que se les estaba exigiendo? ¿Era realmente imposible verla de otra manera, o simplemente estaba cegado por el peso de la amistad que compartían?
-Pero Hermione- dijo finalmente, acercándose a ella, -lo que estamos viviendo es diferente. No sé si alguna vez me he detenido a pensar en nosotros de esa forma, pero eso no significa que no seamos capaces de encontrar algo... más.
Hermione lo miró con confusión, y Harry continuó.
-Lo que quiero decir es que, aunque no planeamos esto, hemos pasado por tanto juntos. Ya compartimos algo que es más fuerte que lo que cualquier otra pareja podría tener. No sé si eso es suficiente para este tipo de matrimonio, pero sé que eres lo más importante en mi vida. Siempre lo has sido. Tal vez no sea el amor que esperabas, pero... no quiero que pienses que no eres importante para mí.
Reflexiones de futuro
Hermione sintió un nudo en la garganta al escuchar sus palabras. Harry estaba siendo sincero, pero también estaba igual de confundido. Lo que sentía por ella era real, pero no sabía si podía ser transformado en lo que la ley les exigía.
-Somos una familia, ¿verdad?- preguntó Hermione, su voz suave, casi tímida.
Harry la miró, sorprendido por la pregunta, pero asintió.
-Sí... lo somos.
-Entonces, tal vez no nos hemos dado cuenta aún- continuó Hermione, -pero ya somos el señor y la señora Potter. No porque lo hayamos elegido, sino porque compartimos más de lo que el Ministerio entiende. Estamos juntos en esto, y aunque no sea el matrimonio que ellos quieren, seguimos siendo una familia. Solo... no sé cómo hacer que eso sea suficiente.
Harry asintió, comprendiendo lo que ella quería decir. Estaban atados por algo mucho más fuerte que la ley, pero aún no sabían cómo convertir esa unión en lo que la sociedad mágica esperaba de ellos.
La sombra del futuro
El silencio que siguió no fue incómodo, sino reflexivo. Ambos se dieron cuenta de que, aunque no hubieran querido estar en esta situación, habían comenzado a formar algo parecido a una familia. Aunque no era una relación romántica tradicional, compartían una conexión profunda que los unía.
Pero la incertidumbre seguía ahí, flotando en el aire. ¿Sería suficiente esa conexión para superar las expectativas del Ministerio? ¿O tendrían que sacrificar aún más para cumplir con el papel que se les había impuesto?
Al final del día, Harry y Hermione sabían que tenían que tomar decisiones difíciles, pero, por primera vez en mucho tiempo, comprendieron que no estaban solos. Aunque la incertidumbre seguía presente, su relación, aunque complicada, era sólida en su propio derecho.
Y ahora, con el futuro incierto frente a ellos, tenían que encontrar la manera de ser la familia que ya eran, sin dejar que la presión externa los destrozara.
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Unidos Por la Magia
RomanceLuego de la guerra, dos años exactamente, el ministro de magia lanzó una nueva ley, ley que se basa en "Matrimonios Concertados" por la magia. Nunguna persona que tenga de 18 a 35 años que no esté casado queda exento de esta ley. Todos tienen el deb...