Vylas fue enviado al antiguo pabellón médico porqué el principal estaba completamente lleno, mientras, los presentes estaban paralizados a la espera de una explicación razonable.
―Todos se han contaminado con una sustancia venenosa... incurable ―explicó alzando la voz―. Morirán de todos modos, pero ¿qué es más cruel, dejarlos morir lenta y dolorosamente, o terminar con la tortura que lleva dos días? Pudieron escuchar sus lamentos, ¿no es así?
―¿Cómo estás tan seguro de que no tiene cura? ―cuestionó Ugo.
― ¿Dudas de mí muchacho?
― No... ―mintió― Sólo quería saber.
―Me parece que, lo que te preocupa es que sea un acto irracional, ¿te resulta imposible que no exista cura?... Bien, entonces encuentra a alguien antes del amanecer y que sea capaz de sanarlos a todos ―sus ojos se encontraron, y avergonzado, Ugo evadió la mirada―. ¿Es aún más difícil, verdad? ¿Qué podrías intentar tú que no haya hecho yo?
Y el tenso silencio se quebró con el llanto inconsolable de uno de los guardias.
Con asombro, Elaine lo observó desde la distancia, ansiosa. Todavía no lograba aceptar lo que acababa de escuchar.
―Mi esposa, señor... Ella... ¿puedo verla? Está en el grupo de músicos y...
Roger se aclaró garganta de manera sonora, interrumpiendo al guardia deliberadamente... Y respondió:
―Me temo que no.
Fueron muchos los que no pudieron ocultar su incredulidad, incluidos Noland y su hijo.
¿Podía ser alguien tan insensible y cruel?
Elaine decidió acercarse y salir de las sombras. Al hacer esto, entró en el campo de visión de Ugo, quien palideció con sólo saber que estaba ahí.
Ugo quiso gritar, << ¡Es una bruja, es una bruja! >>, pero no lo lograba. El pánico causado por no encontrar a la bestia que hasta hace unos minutos estaba sobre su hombro, no le permitía escupir ni una palabra. Su cobarde paranoia le hacía creer que si decía algo, la bestia horrenda aparecería de alguna sombra en aquella oscuridad pobremente iluminada por los faroles que sostenían los guardias y... ¡Zass! saltaría sobre él y se comería los labios.
Se tranquilizó cuando recordó el oro que cargaba su caballo, y obedientemente no dijo nada. Cumpliendo con su parte del trato.
Elaine supo con esa actitud que no fue del todo un inútil darle lo que quería; sintió que había cumplido con el capricho de un niño y, por ello, él sería obediente.
Roger frunció el ceño a la vista de un guardia veterano.
―¡Dense prisa! ―gritó el guardia, nervioso.
―Roger, debes pensar esto con cabeza fría. Son demasiadas las personas que estaban contigo, muchos de ellos son familia. ¿No temes de que se revelen a ti por lo que acabas de hacer?
Roger sin darle importancia abandonó la conversación antes de que hubiera empezado, y luego, dirigió la mirada hacia Elaine.
Ambos, completamente inexpresivos, tuvieron un contacto visual bastante largo, silencioso y tétrico.
Roger dio media vuelta y se fue cínicamente.
Elaine se limitó a arrugar el entrecejo, confundida, porque esperaba que le dijera algo. Sintió una mala espina se le clavaba en el pecho.
Persiguiéndolo para reanudar la plática e insistir, Noland dejó el lugar, y con ellos los guardias. Ugo se apresuró a seguirlos, pero, por encima de su cabeza descendió una moneda de oro que terminó rodando por el piso y deteniéndose en cara.
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Alma castigada - Hilos del destino
Mystery / ThrillerChastised soul sigue los pasos de una mujer extremadamente hermosa, capaz, e incluso mortal; pero pese a sus sólidas capacidades intenta huir de su pasado, sí, huir... Quienes la conocían veían algo que poseer, algo que desear. Ella, por su lado, só...