Lejos de Hollowoak, la cuidad en donde se había sembrado el caos y se hallaba sumida bajo unas feroces nubes negras y lluvias torrenciales, muy lejos, entre los cinco archipiélagos entre el norte y el oeste de la nación, en el más grande, estaba la ciudad costera Coral Crab. Una preciosa bahía a los pies de un volcán muerto y rodeado por un denso bosque.
El puerto de Coral Crab, siendo de los más activos de la región, tenía barcos pesqueros y veleros de todas las formas, tamaños y colores, anclados en el muelle de piedra caliza cada día.
La mayoría de sus casas tenían balcones con vista al mar.
La calle principal de la ciudad estaba bordeada con tiendas de pescado fresco, restaurantes y pequeñas tabernas que sirven cerveza y vino locales.
Su gente es amable y acogedora; una comunidad que tiene como columna vertebral a los pescadores, hombres y mujeres que trabajan duro para mantener viva la tradición. Los visitantes podían disfrutar de paseos en bote por la bahía, excursiones de pesca, relajarse en la playa de blanca arena, y disfrutar de su arte marino. Durante todo el año los habitantes de Coral Crab celebran festivales de la cosecha del mar y la pesca, con música en vivo, danzas y exquisita comida. La brisa del mar, el aroma del agua dulce, las risas de la gente, la tranquilidad y la belleza de su naturaleza, todo aquello hacía que todos los guardias impostores y su barco lleno de criminales prisioneros pasaran completamente desapercibidos.
Nadie les pediría identificación, y ni los verdaderos notarían la exagerada falsedad. Era un protocolo común y muy frecuente.
Sin embargo, ese día, los impostores estaban un poco retrasados esa soleada mañana. Tenía un grupo de mujeres prófugas, estaban yendo y viniendo por las calles, callejones y los sitios remotos para recuperarlas.
En una casa abandonada, rustica, muy fea y ruinosa, Jerom estaba cambiándose la ropa. Se deshizo de la sucia y llena de fango, y se colocó una muy especial. Y no por vistosa, sino porque era hecha sólo para él. La había sacado de un hoyo bajo las tablas del piso. Habían sido ocultas con anterioridad en ese lugar. En la estancia no había nada más que toneladas de polvo, telas de araña y un espejo de dos metros, sin marco y sólo con la pared de apoyo, muy inseguro.
Al notar que Claws no regresaba, puso las tablas de nuevo, y echó una miradita por el balcón que no tenía puerta. Escuchó murmullos agudos y vio mujeres de ropas desgatadas y harapientas corriendo por todo callejón buscado el mínimo escondite.
― ¡Largo, largo de aquí! ¡Yo llegué primero, si alguna de ustedes se atreve a entrar la voy a convertir en carne picada...! ―Escuchó Jerom a una mujer en el piso de abajo.
―Espera... ―murmuró confuso― ¿Es aquí? ¡Mierda!
Se arrastró hasta el marco de puerta, ya que no había nada más que paredes y barandales en la horrible casa. Y miró discretamente a la maniática que se ocultaba en lo que alguna vez fue la cocina. De pronto, se escucharon gritos. Las otras habían sido atrapadas y gritaban con desesperación, sacudiéndose como ratas queriendo huir.
―¡Vienen de ahí! ―escuchó de afuera― Faltan tres, pero dos se fueron por allá ¡Revisen si está escondida dentro! ―ordenó uno de los guardias impostores.
―No, no, no, no. De esto si no me contaron... ¡Cambió el destino! ―protestó frustrado y enérgico.
No dudó en asomar la cabeza al balcón, miró cuidadosamente a los guardias y sus vestimentas, supo que eran falsos. Luego estando más tranquilo, convirtió su cabello en una hilera de mechones cortos y rojizos. La ropa se le ajustó al cuerpo, cambió de aspecto y color, hasta que fue idéntico al uniforme de los guardias falsos. Aún no había podido cambiar su rostro para cuando a toda carrera entró corriendo en la habitación la mujer fugitiva que estaba escondida en la cocina, era castaña, estaba sucia y malhumorada.
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Alma castigada - Hilos del destino
Mystery / ThrillerChastised soul sigue los pasos de una mujer extremadamente hermosa, capaz, e incluso mortal; pero pese a sus sólidas capacidades intenta huir de su pasado, sí, huir... Quienes la conocían veían algo que poseer, algo que desear. Ella, por su lado, só...