Roger se giró nuevamente y se dirigió a su esposa diciendo:
―¿Tú qué piensas, Agnese? Estoy seguro de que lo sabías. ¿Ibas a dejar que arruinara nuestra reputación?... ―Erguido y con la frente en alto, la miraba con el rabillo del ojo, con desprecio. Y en tono de reprimenda, añadió―: Debo deshacerme del problema antes de que se salga de mis manos, no podemos arriesgarnos a que nuestra posición sea amenazada de esta forma.
― ¡Papá, pero de qué hablas! ―replicó Ema llorando― No hay manera en la que pierdas tu lugar, eres... eres el Conde de Hollowoak, nadie si no el rey podría quitarte tu poder. ¿Cómo podría un bebé impedir que continúes...?
―Un ser ilegitimo como él es una amenaza a nuestro linaje ¿no lo ves? Es un recordatorio constante de tus errores. Prefiero esperar veinte años más, sólo para ver como otro de mis hijos logra alcanzar mi ambición y ganarse mi lugar.
―¿Otro, cual otro? ¡Acabas de arrojar a Saul por la ventana! ¡Sólo quedo yo! ―sonreía a pesar del miedo, como si se burlara osadamente―. ¿Yulian desapareció verdad?
Roger se volvió giró lentamente. Su rostro indiferente ocultaba la furia demencial que aceleraba su corazón y hervía su sangre. Estaba débil, tenía revuelto el cabello y tenía el cuerpo bañado en sudor. Febril. Luego, despacio, paso tras paso, se acercaba a Ema y decía:
―Mi único propósito es que mi nombre tenga un sentido. He llevado este estado a lo más alto, tanto para que sea el orgullo del rey. No puedo quedarme de brazos cruzados, lo arruinaste... ―De su ojo saltó una lagrima rojiza, la detuvo con su dedo y la miró―. Y si voy a morir, no permitiré que acabes con todo lo que he hecho ―alzó la mirada hasta posarse los ojos de Emilia―. Me he asegurado de que ese niño sea mi heredero y no tú, no importa el cómo...
Ema recordó las palabras de Elaine, hacían eco en su memoria.
―Pero él seguirá al pie de la letra lo que he ordenado. ―sentenció Roger con tranquilidad a medida de que avanzaba hacia ella.
―¡Espera, papá! ¡No, no he hecho nada! ¡Nada está arruinado! ―Retrocedía, pero detrás tenía un gran exhibidor de cristal que se tambaleó cuando ella chocó con él―. Te he visto trabajar, sé lo que haces. ¿Por qué dudas de mí?
― ¿Me dirás que no sabías lo que Yulian tramaba? ―Se detuvo delante de Emilia―. La orden me inculpará, jamás podría salir de este problema... Estas son las consecuencias, ¿lo entiendes? Es tu culpa.
Sostuvo el delicado hombro de Ema, y con la otra mano hecha un puño, la alzó amenazante.
Emilia soltó un grito que escandalizó a Elaine al otro lado de la puerta, había estado escuchando.
Elaine con un abre cartas talló un montón de runas en la puerta, con rabia, tan rápido como podía. Escuchó el vidrio romperse y con agonía intentó recitar su activación. Las manos le temblaban.
― ¡Omasen Barte! ―gritó.
La magia que sellaba las puertas se dispersaba pero a una velocidad lamentable. Elaine tomo el picaporte y una vez más el dolor punzante le impidió abrir esa puerta.
― ¿¡Por qué no es suficiente!? ―se lamentó con pánico.
Pero no se detuvo, aún menos cuando pudo oír del interior un gemido ahogado y lleno de dolor.
Ema bajó la mirada y observó cómo su vestido se teñía de rojo en torno a la mano de su padre, quien empuñaba la filosa astilla de vidrio que estaba atravesando su vientre. Y luego, con el corazón hecho pedazos, volvió a ver a su padre a los ojos.
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Alma castigada - Hilos del destino
Misterio / SuspensoChastised soul sigue los pasos de una mujer extremadamente hermosa, capaz, e incluso mortal; pero pese a sus sólidas capacidades intenta huir de su pasado, sí, huir... Quienes la conocían veían algo que poseer, algo que desear. Ella, por su lado, só...