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La vida de Valentina Morgan da un cambio dastrico.
Por culpa de una llamada todo se va a la mierda, Valentina comienza a comportarse de forma extraña, diferente.
¿Podrán Rafe y Valentina soportarse?
Nada será como antes.
{TW: Alcohol, drog...
Aun teniendo aquella toalla tapando mi cuerpo, seguía temblando por el susto y por lo poco que me esperaba todo aquello.
Ni siquiera me fijaba en la persona que me tapaba y me metía dentro de la casa esquivando a todo el mundo.
Comencé a dejar atrás la discusión que estaban tendiendo aquellos kooks con mis amigos, que me estaban defendiendo.
Subí la mirada y le vi. Mirada fija, parecía tenso y cabreado por todo, ya que me estaba agarrando un poco más fuerte de lo normal los brazos.
Me llevo a una habitación, ya que al parecer conocía al dueño de la casa.
Rafe cerraba la puerta de la habitación, dejando el ruido atrás y yo mientras me senté en la cama rodeada de la toalla mirando al suelo.
Rafe se acercó hacia mi, y sin esperarlo, se arrodilló ante mi, haciendo que mi mirada fuera directa sus ojos azules e intensos.
-Estás bien?- Dijo. Sorprendiéndome por el tono más suave de lo normal.
Me puse el pelo mojado detrás de las orejas. -Si. Ha sido el susto simplemente. No me lo esperaba.-
-De Ruthie puedes esperarte todo. Pero tranquila, esto no va a quedar así.- Rafe volvió a levantarse para ir dirección la puerta pero le cogí de la muñeca antes de que diera el primer paso. -Déjalo Rafe, no quiero liarla más.-
-Tu no lías nada, solo quiero dar su merecido a esa zorra.-
Negué con la cabeza, pero Rafe se soltó de mi agarre y fue directo de nuevo hacia la puerta. Me levante, dejando caer la toalla al suelo, y casi corri para alcanzarle y agarrarle el hombro con mi mano, parándole.
Rafe resoplo y se dio la vuelta hacia mi, pero al hacerlo, sus ojos ya no miraban los míos.
Su mirada se comenzó a centrar en mi cuerpo, que debido al agua se me había pegado el vestido y casi todo era visible, mi ropa interior negra se transparentaba perfectamente. Rafe miró, descaradamente, por ello comencé a ponerme nerviosa, mi cuerpo temblaba levemente por la presión de su mirada y por el frío.
-No hagas nada, porfavor.- Le devolví a la realidad con esa frase y volvió a mirarme a los ojos, tensando la mandíbula. -Está bien.-
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Su dedo rozo mi brazo, dándose cuenta de que tenía los pelos de punta, y ya no sabía si era por el frío o la tensión. Me salió acercarme un paso más a él, consiguiendo oler su caro perfume de nuevo.
Nuestras caras estaban a centímetros y lo único que me daban ganas en ese momento era de....