Durante la madrugada, una serie de asesinatos golpea la ciudad, aterrorizando a todos. Malia Baker, decidida a ayudar a su padre en la búsqueda del criminal, se enfrenta no solo al miedo a la muerte, sino también al desafío de lidiar con su professo...
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"Lo hice por amor..."
Suspiro, girando el líquido transparente de la copa, bajó la cabeza mientras esperaba a que Cantall apareciera desde el primer minuto. Ya esperaba que no apareciera, pero en el fondo tenía tantas esperanzas de verla en algún lugar de esta fiesta.
Mis amigos bailan con calma y ligereza en el centro del salón, mi sonrisa es genuina al verlos felices, esperando la nueva etapa de su vida.
Pensar en una nueva fase me asusta, aunque esté todo planeado. Hace un tiempo, Ruby y Joshua me convencieron de que sería una buena oportunidad para mudarme a Nueva York y estudiar allí, evitando quedarme en Los Ángeles y ser perseguido por el resto de mi vida.
Incluso vacilante, acepté la propuesta, queriendo huir de la realidad de tener que asumir todo lo que viene de Robert. Queriendo escapar de la gente que está a su sombra en esta ciudad.
Pero Kylie se hace cargo de mis pensamientos, y dejarla atrás no es una idea que me guste. Pienso en hablar con ella y saber cuáles son los pasos que seguirá a partir de ahora, esperando ansiosamente que esté a mi lado.
- ¿Pensando en mí? - el aire caliente en mi nuca me da escalofríos, haciéndome mirar hacia atrás rápidamente.
Respiro hondo, tratando de controlar mi respiración, viendo que Kylie lleva una sonrisa traviesa en los labios.
- Viniste - me levanto, dejando la copa sobre la mesa, parando frente a ella.
- llamaste - ella inclina ligeramente la cabeza hacia un lado, sin quitar su radiante sonrisa de los labios.
- Pensé que no vendría - paso las manos en el vestido azul brillante en mi cuerpo.
- Tuve que resolver algunas cosas pendientes antes - mira a un lado, deshaciendo su sonrisa.
Su acto me hizo darme cuenta de cuáles eran los asuntos pendientes que tenía que resolver. Trago seco, pero no me atrevo a decir nada de eso, así que bajo mi mirada a sus manos, que llevan un ramo de rosas blancas y rojas, con colores intensos que se destacan en el lugar poco iluminado.
- ¿ganó? - cuestiono, mirando hacia arriba para encontrar los suyos.
Mira las flores, abriendo una sonrisa de lado, pasando los dedos con calma por los pétalos de la rosa del centro.
- No me gustan las flores - hace una mueca, entendiéndome el ramo. - alguien me dijo que son sus favoritas - habla en voz baja, haciéndome tomar el ramo con calma, fascinada por las rosas.
- ¿Has estado preguntando qué me gusta? - pregunto, en un tono juguetón, haciéndola poner los ojos en blanco. - Gracias, me encantó...
Desvío la mirada de las rosas por un momento, bajando la mirada hacia su cuerpo, que está cubierto por un vestido pegado de cuero oscuro.
