Han pasado seis días desde que empezó la construcción del establo y el local comercial, pero Will me comenta que va a tomar más tiempo del esperado, el problema es que aún no han traído a las vacas, y necesito sangre; la poca carne que trae Will no es suficiente para mantener mi energía. Supongo que tendré que hacer algo, no quiero morir, pero tampoco quiero levantar sospechas sobre mi condición.
El día pasa rápidamente, y al caer la noche, espero hasta la medianoche para salir, afortunadamente, Will tiene el sueño muy pesado, y esta es la oportunidad perfecta. Necesito encontrar algún animal en el bosque; no quiero correr el riesgo de robar del pueblo y ser descubierta.
Cuando me adentro brevemente en el bosque, siento que alguien me observa, al voltear, ahí está ella, apoyada contra un árbol y mirándome con su sonrisa habitual. No he visto a Sarah Sanderson en toda la semana; pensé que su último comentario era solo una amenaza sútil, y aún creo que lo es, aunque no tengo claro cuáles son sus intenciones.
—¿Cómo te sientes? —pregunta Sarah en un susurro.
—Terrible. Siento que no tengo suficiente energía y estoy hambrienta —respondo sin dudar.
Sarah se acerca con pasos silenciosos, me observa un momento antes de hablar.
—Ven conmigo. Te enseñaré cómo calmar esa sed.
Levanto una ceja, sorprendida, no conozco mucho a Sarah, pero lo poco que he visto de sus interacciones con sus hermanas y su actitud me hacía pensar que no era... digamos, una bruja particularmente brillante. Pero ya veremos.
—¿Vienes o qué? —dice Sarah mientras sube a su escoba.
—¿Cómo se supone que voy a seguirte? ¿Quieres que corra detrás de ti? —pregunto, un poco indignada.
Ella esboza una sonrisa juguetona, volviendo a ser la Sarah que vi con sus hermanas.
—No, pequeña vampira. Súbete conmigo, vamos a volar.
La miro con incredulidad, y ella suelta otra risa.
—Tranquila, pequeña vampira. La única que puede morder eres tú; yo solo lo haría con tu consentimiento... pero no provoques —me guiña un ojo.
Pongo los ojos en blanco y asiento. Me subo a la escoba y, cuando intento sentarme detrás de ella, Sarah me toma del brazo y me coloca delante de ella.
—No puedes sentarte atrás, podrías caerte, y aunque no morirías, sería mejor evitar problemas, ¿no, vampirita? —dice mientras asiento nerviosa.
Cuando empezamos a volar, me aferro con fuerza al palo de la escoba, Sarah se da cuenta y coloca sus manos en mi cintura para sostenerme, agradezco el gesto, aunque es un poco incómodo.
Volamos un rato hasta que llegamos al otro extremo de Salem, donde hay un bosque accesible más pequeño y un lago en el centro, Sarah empieza a descender hasta que tocamos tierra.
—¿Qué tal el viaje? —me pregunta, sonriendo como siempre.
—Eh... prefiero no contestar —respondo, dándole la espalda. Escucho cómo se mueve detrás de mí.
—Ven, sígueme.
Caminamos hasta el borde del bosque, donde algunos animales se acercan al lago para beber agua.
—T/N, lo ideal sería que bebieras sangre humana, pero como eres principiante, puedes empezar con sangre animal, más adelante podrás avanzar a la humana. Yo no sé cazar; soy mejor para atraer a mis víctimas —dice, observando a los animales.
—Lo suponía —murmuro en tono sarcástico.
Sarah no parece haber escuchado, y me observa atentamente.
ESTÁS LEYENDO
Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)
RandomSalem guarda más secretos de los que cualquiera imagina. En medio de un romance inesperado y una maldición permanente, una joven se encuentra atrapada en este juego peligroso. Hay mucho en riesgo y llegó tu amor en el peor momento. ¿Podrás sobrevivi...