Domingo, 31 de octubre de 1993
Esta mañana escuché que tenemos nuevos vecinos: los Dennison. Fui a conocerlos; son bastante agradables y alcancé a ver a sus dos hijos justo cuando salían de la casa para ir a la escuela. El mayor, Max, tiene un aire rebelde, incluso algo grosero, mientras que la pequeña, Dani, parece muy amigable y extremadamente extrovertida.
Después de hacer un recorrido por el pueblo para atender algunos pendientes, finalmente llegué a casa y comencé a prepararme. Esta noche debe ser perfecta. Ni Thackery ni nadie más impedirá que las Sanderson regresen hoy.
Tengo el plan perfecto para que las hermanas Sanderson preparen la poción de la vida sin interrupciones. Ya sé exactamente de quién deben tomar la vida: esos adolescentes insoportables, Ice y Jay. A decir verdad, solo los dejé vivir porque sabía que serían perfectos para las Sanderson, de no ser así, probablemente los habría eliminado por completo cuando intentaron robarle los dulces a Nancy, los mismos que le regalé ayer. Pero me vengué: los mordí en mi forma de murciélago, y salieron corriendo y llorando como niños pequeños. Ridículos.
Transformada en murciélago, me dirijo al museo. Aunque solía ser un lugar muy concurrido, lo cerraron debido a las "cosas extrañas" que ocurrían allí. Yo diría que solo son supersticiones... pues siempre se trató de la presencia de Thackery.
Al llegar, entro por una ventana y no veo al gato, probablemente salió a cazar. Me tranformo en mi forma humana y reviso el lugar, asegurándome de que cada objeto esté en su sitio, incluso la habitación de las Sanderson. Todo está en orden. Me acerco al libro y lo veo dormido. Finalmente, reviso la vela negra; alguien encontró mis antiguas notas de cuando la fabriqué y le agregó una "advertencia" junto a ella. Pero eso no impedirá nada esta noche.
Cuando estoy a punto de irme, Thackery aparece.
—Hola, señora Farrer —dice, con tono burlón. Ruedo los ojos. Ya le he dicho que odio que me llame así; mi ex-esposo murió hace siglos.
—Thackery, sabes que ese apellido murió con mi esposo hace siglos. Ya no me llamo así; simplemente soy T/a.
—Oh, el apellido de tu familia, conmovedor, aunque algo extravagante —dice Binx, saltando ágilmente a una mesa y sentándose con aire despreocupado—Espero que no estés aquí para planear traerlas de regreso. Sabes que lo impediré.
—Oh, querido gato Binx, solo vengo a revivir mis recuerdos. ¿Acaso una joven no puede hacerlo? —respondo, con fingida inocencia y un toque dramático.
—Sí, bueno, si no conociera tus planes, tal vez te creería —murmura mientras se rasca una oreja, escéptico.
—Te equivocas, Binx. Me rendí hace años; traerlas de vuelta resultó ser mucho más complicado de lo que pensaba. Así que, relájate, que solo estoy aquí para recordar —le digo con tono despreocupado, intentando desviar sus sospechas.
Él suelta una risa sarcástica.
—¿Recordar cómo te besaba Sarah... o tal vez algo más? —dice, mirándome con malicia.
—Cállate, Binx —le espeto, sintiendo un leve calor en mis mejillas.
—Oh, cierto, todavía eres virgen. Solo venías por los besos —continúa, burlándose de mí.
—Bueno, tú también, y la diferencia es que yo tengo forma humana, no de gato. Así que, si quisiera, aún podría... —le respondo, devolviéndole la burla con una sonrisa triunfante.
—Tranquila, T/n. Solo bromeaba. Pero, de todos modos, si planeas algo, no va a suceder, estaré de guardia esta noche —dice, recobrando su tono vigilante.
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Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)
RandomSalem guarda más secretos de los que cualquiera imagina. En medio de un romance inesperado y una maldición permanente, una joven se encuentra atrapada en este juego peligroso. Hay mucho en riesgo y llegó tu amor en el peor momento. ¿Podrás sobrevivi...