El Linaje Continúa

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Jueves, 28 de octubre de 1993

Faltan solo tres días para Halloween, y estoy completamente convencida de que este año, por fin, podré traerlas de regreso. Todo habrá valido la pena cuando por fin esté Sarah.

Voy de regreso a mi casa, estuve en el centro del pueblo para cubrir algunos gastos cotidianos. Hoy en día, eso no resulta difícil; he recorrido tantos lugares y acumulado tantos conocimientos que puedo ganar dinero de diversas maneras, a veces opto por trabajos normales, pero prefiero buscar algo de oro en las minas, es más fácil cuando te puedes tranformar en murciélago y gano mucho más con lo poco que encuentro y mantengo una pequeña caja fuerte donde guardo las piezas de oro que recolecto.

Voy absorta en mis pensamientos cuando choco de pronto con dos niños, deben tener unos diez años.

—Lo siento, señorita. Estábamos jugando y no la vimos —me dice uno de ellos.

—No pasa nada, pequeño. Pero ya es algo tarde. ¿Dónde están sus padres?—les pregunto.

—Mi mamá me dejó salir a jugar con mi amiga, Nancy —responde el niño.

—Y mis papás también me dejaron salir con Jeff —agrega la niña, de nombre Nancy.

—Bueno, asegúrense de no ir muy lejos; sus padres podrían preocuparse —les advierto, dispuesta a marcharme.

Antes de que pueda alejarme, la niña, Nancy, me detiene.

—Señorita, me gusta mucho su collar... —hace una pausa y saca uno que había mantenido oculto bajo su blusa—. Se parece mucho al mío. Mire.

Debido a que me ausenté de Salem por un tiempo, perdí por completo el rastro de la descendencia de mi querida hermana Liz. Es triste, porque siempre quise cumplir mi promesa de cuidar de ella y de sus hijos, aunque ellos no me conozcan. Al final del día, siguen siendo mi familia.

Pero, cuando observé el collar de la pequeña Nancy, me quedé sin palabras. Era el collar de Liz, mi hermana... esa niña es parte de mi familia. La miro detenidamente y, aunque ya han pasado varias generaciones, sus rasgos aún conservan algo que la identifica como una parte de la familia.

—Oh, tienes un bonito collar. Y tienes razón, se parece mucho al mío —le digo mientras me quito el mío y lo junto con el de ella. Las dos mitades se unen formando un corazón. Ah, Liz, tu descendencia siempre ha sido fiel a tu esencia... y de cierta forma, a la mía.

Nancy observa el corazón, sorprendida, y sonríe.

—¡Mira, Jeff! Se formó un corazón —dice emocionada, mostrándoselo a su amigo. Jeff solo me mira y sonríe, curioso.

—¿Cuántos años tienen? —les pregunto, sonriendo mientras me vuelvo a colocar el collar.

—Tengo 12 y Eva tiene 11 —responde Jeff, con orgullo en su voz.

Antes de que pueda responder, una voz llama a lo lejos a Nancy.

—¡Hija! Es hora de entrar; has estado mucho tiempo con Jeff.

Es su madre, Jessica. La conozco desde que volví a Salem. Había notado el parecido con Liz, pero nunca pensé que realmente fuera su descendiente. La genética de Liz ha dejado una marca fuerte.

Jessica se acerca y me sonríe.

—¡Oh, hola, T/n! Qué gusto verte, ¿qué te trae por aquí? —dice, lanzándole una sonrisa cariñosa a su hija.

—Hola, Jess. No sabía que tenías una hija tan adorable.

—Oh, sí, pero ya sabes, tú eres una mujer ocupada y apenas nos queda tiempo para platicar —responde con una sonrisa.

—No te preocupes, Jess. Me gustaría pasar más tiempo contigo; eres una gran amiga a pesar de que llevo poco conociéndote... casi como una hermana para mí —le digo, sabiendo que, aunque para ella es solo una expresión, en realidad, ella es mi familia.

—Oh, no digas eso. Sé que tienes mucho trabajo y no quisiera que lo dejaras —dice, manteniendo la idea de que mi tiempo siempre está ocupado en el "trabajo". La gente de Salem cree que tengo dinero porque creen que trabajo incansablemente, pero en realidad, ocupo mi tiempo en mis propios intereses y pasatiempos... aunque eso es algo que nadie sabe.

—Habrá que encontrar el momento. Por cierto, veo que Nancy se lleva bien con este pequeño, Jeff, ¿cierto? —comento. Al mirarlo más de cerca, noto su extraño parecido con el reverendo Traske. Tal vez él también sea descendiente suyo.

—Sí, el pequeño Jefry es hijo del señor Traske. Su familia es una de las más antiguas de Salem; dicen que sus raíces se remontan a los tiempos de los juicios. Pero este niño adora Halloween, ¿verdad, Jeff?

—¡Sí! Y cuando sea alcalde de Salem, haré los mejores Halloweens de la historia —dice Jeff con orgullo. Luego agrega, emocionado—: Este año mis papás organizaron una fiesta, aunque solo es para adultos. Pero yo haré festivales para todos, con muchos dulces y manzanas de caramelo... muchas manzanas.

Es interesante; parece que el linaje de la familia Traske continúa, y el destino ha unido nuevamente a sus descendientes con los míos. No sé qué pensar al respecto, pero el chico parece simpático.

—Jeff, es hora de ir a casa. Nancy ya va a dormir, y tú también deberías —le dice Jessica.

—Sí, ya me voy. Nos vemos mañana, Nancy —dice Jefry, empezando a caminar a su casa.

—¡Adiós, Jeff! Te veo mañana —le responde Nancy, con una dulzura que me recuerda a Liz cuando era pequeña y estaba a mi cuidado.

Jessica se vuelve hacia mí con una sonrisa.

—T/n, me despido. Tengo que bañar a Nancy; mañana tiene escuela. Pero ven cuando quieras, eres bienvenida.

—Claro, Jess. Y lo digo en serio, me encantaría pasar más tiempo contigo. Eres realmente agradable, así que seguro vendré más seguido.

Finalmente me despido de Jessica y continúo mi camino de regreso a casa.



Ya casi, Sarah, solo esperame un poco... solo un poco más... 

Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora