Piensa Rápido

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Lanzo una última mirada hacia los chicos, quienes ya están huyendo del lugar, y luego me acerco a las hermanas Sanderson, que se ríen con satisfacción mientras bajan del escenario.

—Ahora... —dice Winifred, mirando a la multitud con sus ojos afilados— ¿a dónde fueron los adolescentes? —Su expresión se vuelve impaciente mientras inspecciona cada rincón.

—Tal vez ya salieron, Winnie —responde Mary, encogiéndose de hombros.

—Perfecto, entonces salgamos de aquí. Ya no tenemos que preocuparnos por estos estúpidos pueblerinos —dice Winifred, retomando su porte de líder mientras se dirige hacia la salida. Nosotras la seguimos de cerca.

Winifred se vuelve hacia Mary y le ordena:

—Mary, trata de olerlos.

Mary asiente y empieza a caminar rápidamente, como si siguiera un rastro invisible, hasta que nos lleva en dirección un callejón sin salida. A medida que nos acercamos, escucho las voces de los chicos. Siento un nudo en el estómago; necesito improvisar algo y rápido.

El callejón tiene una puerta trasera, probablemente la salida de un restaurante. Winifred, ansiosa, se vuelve hacia Mary.

—¿Qué es lo que hueles? ¡Vamos, dilo! —Winifred le exige, con una mezcla de expectación y frustración.

Mary olfatea el aire y se detiene un momento, asegurándose del olor.

—Huele a... —Hace una pausa, concentrada— Qué extraño... huele a... ¡bacalao! —exclama con un entusiasmo inesperado—

Mientras Mary comienza a dar una detallada explicación sobre la receta, aprovecho el momento para soltar un suspiro de alivio. Winifred, harta del desvío, da media vuelta y empieza a jalonear a su hermana de regreso, perdiendo el interés en el callejón.

Pero cuando quiero asegurarme de que los chicos están bien, noto que Sarah se ha quedado viendo un punto fijo. Está observando el basurero con curiosidad, su mirada fija y pensativa. Si ella descubre a Thackery, todo estará perdido.

Me acerco rápidamente y le llamo con suavidad:

—¿Sarah?

Ella se vuelve a mirarme, frunciendo el ceño.

—T/n, escuché algo... ¿tú no lo oíste? Eres buena para estas cosas —dice, mientras se acerca un poco más al basurero, inclinándose peligrosamente hacia donde está escondido Thackery.

Mi mente trabaja rápido, buscando algo que distraiga su atención antes de que se acerque demasiado.

Me coloco frente a ella, mis manos se posan sobre sus hombros y, en un impulso repentino, la empujo bruscamente contra la pared opuesta, fue un movimiento tan rápido que la desconcierta, su mirada se llena de sorpresa. Aprovecho este instante, y sin pensarlo más, inclino mi rostro hacia el suyo y la beso, mientras una de mis manos viaja con sutileza hasta su cintura, la siento tan esbelta, y el corsé que lleva puesto resalta su figura de una manera que quita el aliento.

Al principio, Sarah parece un poco perdida; sus labios no responden a mi beso, pero después de un momento que se siente eterno, un suspiro escapa de sus labios, y me doy cuenta de que ha comenzado a relajarse. Con cautela, me separo, pero ella repentinamente nos hace girar, sus manos ahora aprietan mi cadera con firmeza mientras comienza a inhalar la fragancia de mi cuello.

Un escalofrío recorre mi espalda y, por un instante, me tenso, sorprendida por su audacia. Antes de que pueda retroceder, me encuentra atrapada contra la pared de nuevo, y su lengua sale a explorar, lamiendo la piel de mi cuello. En un rincón de mi mente un pequeño alarmista grita: "¡Hay una niña presente!", pero la verdad es que el placer que siento es innegable.

Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora