No Hay Vuelta Atrás

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Sábado 31 de octubre, 1693

Hoy intenté encontrar algo para cazar. Will se despierta temprano para atender la carnicería y siempre está pendiente de cada cosa que falta, así que no podía arriesgarme a entrar y ser descubierta. Afortunadamente, logré mi cometido sin levantar sospechas y, además, aproveché el tiempo para entregar mi informe a Winifred.

Bajé las escaleras y vi a Will en la carnicería, cuando trabaja, no le gusta ser interrumpido, así que me dirigí directamente a la cocina. Aún era temprano, pero no tarda en anochecer. Decidí salir rápido al pueblo para conseguir algo de información, caminando tranquilamente por las calles.

Apenas había avanzado unos metros cuando una voz me llamó desde atrás.

—Señora Farrer, ¿ha visto a mi hermana Emily?

Era el joven Thackery Binx. Se veía alarmado, preocupado.

—No, Thackery, lo siento, ¿Ha sucedido algo?

—Sí, desperté y no la encuentro en casa —dijo rápidamente, con la respiración entrecortada. —Gracias, señorita...

En ese momento, Elijah, que estaba mirando hacia el bosque, lo interrumpió con una voz llena de preocupación.

—¡Thackery, mira! Están conjurando —señaló hacia el bosque prohibido, donde un humo púrpura comenzaba a elevarse entre los árboles. En mi mente, rogaba que no se tratara de ellas, pero la realidad era evidente.

—¡Oh no, el bosque...! —murmuró Thackery con un temblor en la voz.

Corrieron hacia la orilla, y pronto pude escuchar esa melodía, aquella canción que Sarah había cantado la primera vez que la vi hace ya once años. Nos quedamos todos en silencio cuando vimos a lo lejos cómo Sarah llevaba a Emily hacia el interior del bosque.

—Está condenada —murmuró Elijah, su voz baja y llena de desolación.

—No todavía, Elijah. Despierta a mi padre y tú, t/n, reúne a los demás —ordenó Thackery con determinación antes de salir corriendo hacia el bosque.

Intenté detenerlo.

—¡Espera, Thackery! —le grité, extendiendo la mano hacia él, pero ya se había lanzado en dirección al bosque. Miré a Elijah, quien parecía petrificado.

—Elijah, haz lo que Thackery dijo. Yo iré a detenerlo... y a salvar a Emily.

Elijah asintió, aún atónito, y con un rápido gesto de mi mano lo apuré para que corriera. Aún había una oportunidad de que esta noche no terminara en tragedia.

Corrí hasta el bosque a toda prisa, y al entrar, usé mis poderes para moverme aún más rápido. Los árboles pasaban a mi alrededor como sombras mientras me adentraba hasta llegar a la cabaña de las hermanas Sanderson. Abrí la puerta de golpe, sin detenerme a pensar.

—¡No hay tiempo para explicaciones! Dejen todo lo que están haciendo y suelten a la niña —exclamé, mi voz temblaba con urgencia al ver a las tres brujas rodeando a Emily.

Winifred me miró, irritada por la interrupción.

—¡T/n! No interrumpas. Nuestro momento para rejuvenecer ha llegado. Hemos esperado demasiado por esto, así que lárgate —espetó con una mirada de advertencia.

—No entienden. Sarah arriesgó demasiado al traer a la niña con la luz del día aún visible. Ha alertado al pueblo, y en cualquier momento estarán aquí —dije, esperando que comprendieran el peligro.

Antes de que cualquiera de ellas pudiera responder, escuché un leve susurro. Con mis sentidos agudizados, reconocí la voz de Thackery. Mi corazón se tensó; si las brujas lo descubrían, podría estar en grave peligro, pero tampoco podía permitir que él intentara hacerles daño solo.

Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora