Un Poco de Abracadabra

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—Tienes poco tiempo para pensar, pero cuando llegue el momento, espero que elijas bien — añade Thackery antes de salir corriendo tras Max, dejando un vacío de silencio tras él.

Quedo allí, mirando la puerta abierta, perdida en mis pensamientos.

Hasta que el sollozo quebrado de Sarah me saca de mi trance. Ella me observa con sus ojos tristes.

— Maldición, T/n, ¡tuviste tu oportunidad! — me grita Winifred con furia contenida. La veo tomar un poco de agua con las manos, probándola con una expresión de duda.

— ¡Winnie! — exclama Mary, alarmada, al ver el agua en los labios de su hermana.

—Es solo agua, Mary — le digo en tono tranquilizador, mientras me acerco a ellas.

Después de que lo mencionó, Mary y Sarah prueban el agua y reaccionan de maneras distintas: Sarah, de forma más peculiar y adorable que Mary.

—¡Cállense, idiotas! —nos grita Winifred, claramente molesta e irritada — El niño nos engañó y ¡me robó mi libro! —dice lanzándome una mirada fulminante.

—¡Encuéntrenlo! —ordena, mientras las tres se apresuran a seguirla fuera de la cabaña.Suspirando, me doy cuenta de que tengo que correr en este incómodo atuendo de piel ajustada, aún mojado. Bien hecho T/n, todo por hacerle caso a ese vendedor...

Al salir, alcanzo a las Sanderson justo cuando se detienen, confundidas, mirando la carretera. Winifred y Mary empujan a Sarah hacia el pavimento, y ella comienza a gritar.

Me acerco corriendo —Tranquila, Sarah. ¿Qué ocurre?

Ella me mira con ojos grandes y luego vuelve a mirar a sus hermanas. — Es... firme.

Miro a Winifred, que parece estar tratando de subir a la carretera con una expresión de desconcierto.

—Bueno, parece que irse trescientos años las ha dejado totalmente fuera de este mundo ... —les digo, conteniendo una risa— Es solo una carretera, como un camino.

Con cierto esfuerzo, Winifred y Mary suben y, una vez arriba, empiezan a caminar de forma extraña, como si estuvieran en fila para una marcha. Aunque he visto muchas cosas en mi larga vida junto a ellas, esto sí es nuevo... y un tanto gracioso.

De repente, escucho sirenas a lo lejos —¡Corran de vuelta! —les digo rápidamente, señalando un cartel grande para que se escondan detrás.

Al oír las sirenas, las Sanderson gritan y corren hacia donde les indiqué. Me transformo en murciélago y las alcanzo, posándome encima del cartel.

—No se muevan de aquí —les susurro, mientras las tres me miran con una mezcla de sorpresa y desconcierto.

—T/n... —dice Winifred, entre asombrada y atónita— Te has transformado en un murciélago. ¿Desde cuándo puedes hacer eso?

—Me tomó unos cien años lograrlo y perfeccionarlo, pero lo logré —respondo con una sonrisa satisfecha— Tu libro me dio los ingredientes de la poción que usabas conmigo, y con eso pude mejorar.

—Te ves adorable, casi quiero comerte —dice Sarah, rozando suavemente mis alas con sus dedos.

—Oh, no, prefiero que no lo hagas. La primera vez que te vi, estabas comiéndote una araña. No quiero correr ese riesgo —le respondo, sin quitar los ojos de los bomberos.

—Creo que nunca entiendes lo que quiero decir... —murmura Sarah, bajando la voz a un tono más seductor.

—T/n, con tu nueva forma, podrías seguir a esos adolescentes y averiguar a dónde fueron —interrumpe Winifred, y me giro para mirarla.

Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora