Después de esa noche, Sarah no aparecía con frecuencia, pero cada vez que lo hacía me enseñaba algo nuevo sobre mi vida como vampira. No sé cómo conseguía tanta información, pero siempre resultaba útil.
Hoy me había dicho que nos encontraríamos en el mismo lugar donde me llevó a cazar por primera vez. Escabulléndome con cuidado, camino hacia allí; ahora es más difícil porque está apartado y tengo que llegar por mi cuenta.
Cuando llego, la veo ya esperándome. Parece que acaba de llegar, pues se está quitando la capa, y su escoba descansa apoyada en un árbol.
—Hola, Sarah —digo, acercándome hasta quedar en su campo de visión.
—¡Oh! —exclama, sorprendida, mientras coloca su capa sobre una piedra—. Hola, pequeña vampira. Llegaste justo a tiempo —me lanza una de sus sonrisas características.
—¿Qué tienes para mí hoy? —pregunto, curiosa.
Sarah suelta una leve carcajada.
—Solo quería verte y ver qué te puedo hacer —dice con una mirada coqueta, alzando las cejas.
Niego con la cabeza, ya acostumbrada a sus intentos de coqueteo, aunque aún me incomodan un poco.
—Vamos, Sarah, dime a qué vinimos —respondo tranquila.
—Desesperada... lo imaginaba —murmura. Se queda en silencio unos segundos, pensando, antes de mirarme—. Bien, estuve investigando y descubrí que los vampiros tienen una serie de poderes: desde habilidades básicas como escuchar a distancia, oler sangre, ver en la oscuridad, hasta otras más complejas como la supervelocidad y la transformación. Este último, de hecho, es muy difícil de desarrollar; puede tomarte años, pero podemos enfocarnos en lo básico. ¿Qué te parece si empezamos con escuchar a distancia?
La miro, sorprendida. Cada vez que viene, es algo nuevo y complejo; no sabía que podía desarrollar tantos poderes.
—Espera... mencionaste un poder avanzado, el de la transformación. ¿A qué se refiere exactamente?
—Ese es el más complejo —me explica—. Se refiere a la capacidad de adoptar la forma de un murciélago. Aunque suene fácil, o hasta ridículo, es el último paso en el desarrollo de los poderes de un vampiro.
Asiento, tratando de imaginarme transformada en algo tan diferente.
—Bueno, me gustaría comenzar con el que mencionaste —digo, con un entusiasmo difícil de ocultar.
Mientras practicamos, Sarah me explica que la clave está en meditar y conectar con la naturaleza, de pronto recuerdo aquella vez que cazamos al ciervo; sentí una energía que me permitió atraparlo. ¿Habrá sido un poder que activé por un momento o solo un impulso de supervivencia?
Después de casi dos horas intentando despertar mi sentido auditivo, aún no logramos nada. Me cuesta imaginar cómo hacerlo, pero Sarah insiste en que sea paciente; esto toma tiempo.
—Bueno, ya ha pasado mucho. Es posible que Winnie ya esté buscándome, y no quiero que me regañe —dice levantándose lentamente para recoger su capa.
—Tienes razón... —respondo, todavía intrigada, pensando en cómo se escabulle de sus hermanas sin que la noten.
—Pequeña vampira, me gustaría llevarte conmigo, pero temo que Winnie podría verte si vuelo. Será mejor que regreses por tu cuenta.
—Sí... gracias, Sarah. Aprecio mucho lo que haces por mí, pero... no me gustaría que te arriesgues tanto. Además, ¿cómo es que consigues tanta información sobre los vampiros? Dijiste que no sabías nada y que la única que podría saber es Winifred...
Dejo salir la pregunta que tanto me había rondado.
—Bueno... —Sarah se queda pensativa por un momento y luego me mira—. Pequeña vampira, ya te lo dije: quiero ayudarte. Eres... fascinante, y eso lo hace importante para mí. Pero sé que eres curiosa, así que te diré que Winnie ha estudiado mucho sobre los vampiros; tiene varios libros acerca de ellos. Así que decidí investigar por mi cuenta en esos libros, y todo lo que te he contado es lo que he encontrado —toma su escoba de donde la había dejado—. Al menos, lo importante... no puedo memorizar todo —me lanza una pequeña sonrisa.
—Sarah, no puedo impedir que lo hagas, pero sí puedo pedirte que tengas cuidado. Sabes que tu hermana no es precisamente... tolerante.
Asiente, mirándome con una chispa de determinación en los ojos.
—No te preocupes, pequeña vampira, yo me encargo —me guiña un ojo y lanza un beso al aire—. Nos vemos en tres días, aquí, a la misma hora. Adiós.
La veo montarse en la escoba, su silueta perfilándose contra la luna antes de desaparecer en la distancia. Eventualmente, regreso a casa, pensando en todo lo que me ha dicho.
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Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)
RandomSalem guarda más secretos de los que cualquiera imagina. En medio de un romance inesperado y una maldición permanente, una joven se encuentra atrapada en este juego peligroso. Hay mucho en riesgo y llegó tu amor en el peor momento. ¿Podrás sobrevivi...