Agua y Fuego

30 7 1
                                    

Ambas empujaron a su hermana al agua con un movimiento coordinado.

—¡Ahhh! —El grito de Winifred resonó mientras caía al agua, salpicando por todas partes.

Las risas ahogadas de Mary y Sarah contrastaban con los chillidos furiosos de Winifred, quien emergió del agua con el cabello empapado y la expresión de un completo desagrado. Sus ojos recorrieron el entorno, deteniéndose en mí por un instante antes de descartar mi posible participación. Dirigió toda su ira hacia sus hermanas.

—¿Quién fue la tonta que me tiró? —rugió, mientras trataba torpemente de salir de la alberca.

Mary y Sarah, con miradas llenas de pánico, comenzaron a señalarse mutuamente, balbuceando excusas mientras intentaban mantener la calma. La escena era tan absurda que no pude evitar reír por lo bajo mientras me acercaba a la entrada de la escuela.

Con un simple giro de la perilla, la puerta se abrió sin dificultad.. Al volver con las hermanas, encontré a Winifred fuera del agua, chorreando de pies a cabeza, con el ceño fruncido y su mirada de reproche alternando entre sus hermanas.

—¿Y bien? —preguntó, en un tono cargado de sarcasmo— ¿Quién quiere explicarme esta pequeña broma?

Mary y Sarah no pudieron contener una risita nerviosa, pero pronto adoptaron una postura seria al ver que la furia de su hermana no disminuía.

—Bueno, tengo buenas noticias: podemos entrar a la escuela —les digo mientras señalo la puerta abierta.

Winifred, aún empapada, me fulmina con la mirada. Intento no reírme al verla en ese estado.

—Winifred, te traigo una toalla para que te seques. Dame un segundo.

Me dirijo a los vestidores cercanos, el sonido de mis pasos resonando en el silencio, empiezo a buscar entre un montón de objetos, pero al final del pasillo, mi atención se fija en una puerta cerrada con llave. No puedo evitar sentir curiosidad, así que la fuerzo, con un golpe seco, consigo abrirla, revelando un pequeño almacén lleno de suministros para la alberca, entre ellos, encuentro varias toallas. Tomo una y regreso con las hermanas.

—Toma, Winifred, para que te seques —le digo, extendiéndole la toalla.

Ella me la arrebata de las manos con un gruñido, su rostro aún muestra enojo. Al voltear hacia Mary y Sarah, las encuentro mirándose con una mezcla de culpa y diversión. No puedo evitar negar con la cabeza, entretenida. La verdad, Winifred se lo merecía.

Cuando finalmente termina de secarse lo mejor que puede, me aseguro de devolver la toalla a su lugar antes de regresar con ellas.

—¿Están listas? —pregunto, empujando la puerta ligeramente para darles paso.

Las tres asienten y comienzan a seguirme en silencio.

Apenas hemos avanzado unos pasos cuando, de repente, escuchamos un sonido extraño. Por las bocinas de la escuela, se oye un aullido que me hace detenerme. Reconozco esa voz al instante: es Max.

—¡Bienvenidos a la Escuela Superior Infernal! Soy su anfitrión, Boris Karloff Junior —declara con un tono bajo y dramático, seguido de una carcajada resonante que se extiende por los pasillos.

Las Sanderson se detienen, intercambiando miradas de desconcierto.

—Es hora de que conozcan a nuestras tres concursantes: ¡Sarah, Mary y Winifred Sanderson!

Mientras la voz de Max continúa resonando, noto que las hermanas comienzan a escabullirse, de repente, una puerta se abre y Thackery aparece frente a ellas.

Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora