Ha conjurado a Billy... esto no me agrada.
Billy sale de su ataúd como un zombi, aún con los labios cosidos, justo como lo dejé en el borde del bosque hace 300 años.
—Hola, Billy — le dice Sarah con una sonrisa, y él le responde con otra. Ese gesto me desagrada, así que vuelo hacia ella y me poso en la punta de su escoba. Sarah no me nota hasta que, bajando la mirada para sostenerse de su escoba, me ve y sonríe aún más.
—¿Celosa? — susurra Sarah con una sonrisa, pero la ignoro, manteniéndome enfocada.
—¡Atrapa a esos niños! Vamos, ¡levántate, levántate! — ordena Winifred a Billy responde con una mueca antes de incorporarse.
Las hermanas observan con atención cómo Billy comienza a perseguir a los chicos, hasta que Max tira de una rama que golpea a Billy en la cabeza, derribándolo.
—¡Oh, maldición! Ha perdido la cabeza — se queja Winifred, visiblemente frustrada — ¡Maldito Thackery Binx! Billy, ¿dónde se han ido? — continúa con voz creciente de enojo, soltando un gruñido — ¡Escúchame bien! Sigue a esos niños, pedazo de gusanos. Tráeme mi libro y luego encuéntranos. ¡Deja de mirarme! Baja por ese agujero — concluye, dándole órdenes mientras Billy se mueve torpemente.
—¡Maldición, maldición y doble maldición! — exclama Winifred, elevándose sobre el cementerio hacia la entrada.
Decido bajarme de la escoba de Sarah antes de que descienda, quedándome cerca, aún en el aire.
—Esa maldita vampira nunca llegó — Winifred hace un berrinche mientras Sarah intenta decirle algo, pero me transformo frente a ellas.
—No hace falta que insultes, Winifred. Ya estoy aquí.
—Ja, llegas demasiado tarde. Esos adolescentes ya se fueron — replica, dándome la espalda.
—¿Sabes? Volar con este viento no es fácil — le respondo, sacudiéndome algo de polvo.
—Nosotras volamos hasta aquí, y no había viento — responde con arrogancia.
—Es diferente volar en tu forma normal que en forma de murciélago — le contesto, algo harta de su actitud.
Winifred me ignora y se vuelve hacia Mary — Sé que siguen aquí. Mary, huélelos —le ordena mientras se dirige hacia la puerta del cementerio.
Mientras están distraídas, aprovecho para mirar a los lados; no hay nadie. Perfecto, nadie sabe que hay brujas y una vampira aquí.
Al girarme, veo a Winifred regañando a Mary, mientras Sarah intenta trepar por la puerta. Me acerco a ella.
—Sarah, ¿qué haces? — le pregunto, observándola con curiosidad.
—Estoy tratando de encontrar a esos adolescentes — me responde, y no puedo evitar golpearme la frente. La diferencia entre la Sarah que me enseñó mis poderes y esta es abismal.
—Sarah, es tierra sagrada. Si entras ahí, morirás —le digo mientras la tomo de la cintura —Vamos, baja.
Ella suelta una risita y se deja caer. La sostengo por la cintura y la ayudo a bajar hasta el suelo, sacudiéndole el polvo de su vestido. De repente, me da un suave beso en los labios.
—Gracias, pequeña vampira. Eres tan considerada — me dice con un guiño.
—¡Sarah, T/n! —nos gritan sus hermanas, y empezamos a seguirlas por la banqueta. Sarah me toma de la mano, y juntas alcanzamos a Winifred y Mary, quienes continúan discutiendo. Escuchamos a Winifred regañar a Mary, explicándole que deben recolectar niños para poder vivir. Justo cuando iba a hablar de mi plan, Sarah me interrumpe.
—¡Cierto, hay que volar! — dice, y levanto una ceja, sorprendida por su entusiasmo.
—¡Volemos! — le sigue Winifred.
—Esperen, hermanas —interviene Mary, deteniéndolas —Tengo una idea.
Les quita sus escobas mientras Winifred frunce el ceño y Sarah la mira confundida. Esto parece que se va a descontrolar, así que decido tomar asiento en la banca a lado de la parada de autobuses y saco un pequeño frasco de sangre; tengo hambre, seguirlas y transformarme a cada rato consume demasiada energía.
—¡Estoy calmada! — escucho el grito de Winifred, tan repentino que casi me hace tirar el frasco. Las volteo a ver y ya están formando su "círculo de calma", vuelvo a concentrarme en mi comida y tomo la sangre con calma.
Al terminar, escucho el ruido de un autobús y noto a las Sanderson acercarse a la orilla de la banqueta, alzando sus escobas como si fueran a lanzarse a volar. Reacciono rápidamente y corro hacia ellas.
—¡Atrás! —me interpongo, empujándolas suavemente hacia atrás con las manos mientras escucho sus gritos sorprendidos.
El autobús se detiene frente a nosotras, y suelto un suspiro de alivio al ver que no pasó nada serio. Cuando levanto la vista, noto que Winifred ya le está haciendo preguntas al conductor.
—¿Y cuál es su propósito? — pregunta con curiosidad.
—Llevar a criaturas tan hermosas como ustedes a sus... deseos más prohibidos — responde el conductor, mirándonos a Sarah y a mí, mientras Winifred suelta una risa.
Qué sujeto tan asqueroso.
—Oh, vaya, yo deseo niños — dice Winifred con seriedad.
Él se ríe por lo bajo — Hey, eso puede tomarme un par de intentos, pero no creo que sea un problema.
Winifred sonríe y recoge sus escobas. ¿De verdad? ¿Ni siquiera Sarah, que es toda una experta en este tipo de cosas, notó la insinuación tan repulsiva de este tipo?
Las tres hermanas suben al autobús mientras el conductor las va halagando una a una, y yo subo de última.
—Woow, cariño, ese traje te queda perfecto — me dice, mordiéndose el labio.
Ruedo los ojos y me siento en silencio, pero entonces el conductor nos detiene.
—Damas, este es un autobús mágico, pero necesito monedas — dice, señalando el depósito de monedas.
Miro a las Sanderson y todas se vuelven hacia mí. Me pongo de pie y reviso los bolsillos, pero no traigo dinero; claramente, subir a un autobús no estaba en mis planes.
—Lo siento, "amigo" — digo, dándole un tono de desdén a la palabra — pero no traigo dinero.
Él me mira de arriba abajo —Bueno, necesito un equivalente... o algo más. Como dije, ese traje te queda increíble y tienes un cuerpo de ensueño.
Antes de que pueda responder, Sarah se coloca frente a mí, mirándolo con intensidad.
—Lo siento, mortal, pero esta chica es mía. Así que para con tus insinuaciones y bájate ahora mismo — dice Sarah, con un tono serio y protector que nos deja a todas asombradas.
—Cálmate, pastelito. Si quieres, puedes ser tú la que esté en su lugar — dice él, mirando a Sarah con un toque de nerviosismo.
—Ya tuve suficiente de ti — responde Sarah, tirando del conductor de forma brusca y lanzándolo fuera del autobús— ¡Vete de aquí! — golpea al hombre con su escoba, y él se retira corriendo.
—Cariño, ¿puedes controlar este "autobús"? — me pregunta mientras vuelve a subir.
Un poco aturdida por su comportamiento, respondo: —Ehh... sí... bueno, más bien no, nunca he conducido uno, pero... puedo intentarlo.
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Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)
RandomSalem guarda más secretos de los que cualquiera imagina. En medio de un romance inesperado y una maldición permanente, una joven se encuentra atrapada en este juego peligroso. Hay mucho en riesgo y llegó tu amor en el peor momento. ¿Podrás sobrevivi...