Truco o Trato

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Se levanta, y yo la sigo rápidamente mientras nos dirigimos a la cabaña.

Al entrar, voy directo a buscar los ingredientes necesarios, pero antes de que pueda empezar, bajan Winifred y Mary. Para mi sorpresa, lucen felices.

—¡Sarah, T/n! —exclama Winnie con su habitual dramatismo— ¡Han abierto el libro! Podemos recuperarlo. ¡Es hora de volar!

Sarah da un pequeño salto de emoción mientras las tres se apresuran a abrir un armario y buscar sus escobas.

La urgencia en sus movimientos no me da tiempo a intervenir, decido actuar antes de que algo salga mal, asi que sin esperar más, salgo de la cabaña y me transformo, volando rápidamente hacia la fuente del brillo que vi a lo lejos. Es la casa de Max.

Aterrizo suavemente frente a su cada, recuperando mi forma humana mientras me acerco a la puerta principal, la abro con cuidado, sin hacer ruido, y entro. Al escuchar voces provenientes de la cocina, me acerco sigilosamente.

Al asomarme, veo a Max y Allison, tan cerca que sus labios están a punto de encontrarse.

—Vaya... —digo, rompiendo el momento con un tono de ligera burla— Mal momento para llegar.

Ambos se separan de golpe, visiblemente avergonzados. Allison, aún sosteniendo un envase de sal en sus manos, intenta evadir mi comentario.

—¿Qué haces aquí, T/n? —pregunta con un deje de desconfianza, su voz firme pero contenida.

La tensión en la habitación es evidente. La interrupción no solo ha roto su momento, sino que también se volvió un poco incómodo.

—Las Sanderson vienen por el libro —digo con urgencia, apenas pudiendo mantener la calma— Lo abrieron, y emitió una señal desde aquí. Necesito que...

Antes de que pueda terminar mi frase, un leve ruido proveniente del piso de arriba nos interrumpe. Max y Allison intercambian una mirada de preocupación.

—¡Dani! —exclama Max, saliendo corriendo hacia las escaleras con Allison justo detrás. Sin pensarlo, los sigo hasta un cuarto.

Al entrar, todo parece en calma. Demasiado tranquilo.

—Max... el libro no está —dice Allison con la voz cargada de alarma mientras sus ojos recorren la habitación.

—Se los dije hace horas. Tenían que haberme escuchado y dármelo —les susurro mientras inspecciono los alrededores desde afuera de la habitación a través de un espejo— Algo no anda bien.

Max se acerca a la cama, intentando despertar a Dani.

—Dani, despierta —dice, quitando la manta con rapidez.

De repente, Sarah aparece de debajo de la cama, sorprendiendo a Max con una sonrisa traviesa.

—Truco o trato —bromea con un tono burlón.

El grito de Allison resuena en la habitación justo cuando Mary y Winifred salen del armario. Afortunadamente, debido a mi condición vampírica, no se ve mi reflejo en él, asi que permanezco oculta. Mary sostiene un saco negro, y Winifred, con su característica expresión de triunfo, lleva el libro bajo el brazo y, entre ambas, Dani está atrapada, con la boca cubierta por la mano de Mary para silenciarla.

—¿Buscan esto? —canta Winifred, levantando su preciado libro como un trofeo.

—¿O tal vez esto? —añade Mary, sosteniendo el saco y luego mirando a Dani con una sonrisa.

El terror en los rostros de Max y Allison es evidente y retroceden instintivamente, atrapados por la amenaza de las brujas. Por ahora, parece que no han notado mi presencia y aprovechando el caos, doy un paso atrás y me transformo en murciélago, escondiéndome entre las sombras. Es cruel, lo sé, pero no puedo arriesgarme aún.

Max intenta avanzar, pero un destello proveniente del libro lo derriba de inmediato, Allison, incapaz de ayudarlo, toma un envase de sal y forma un círculo a su alrededor. Una estrategia inteligente.

Sabiendo que Allison estará relativamente a salvo, abandono la casa en silencio, volando rápidamente de regreso a la cabaña. Necesito tiempo y, sobre todo, un plan.

Al llegar, recupero mi forma humana y entro apresurada. Mi mente trabaja a toda velocidad mientras busco los ingredientes para la poción.

Mis manos se mueven frenéticamente, mezclando y preparando todo lo necesario. Cuando estoy colocando los últimos ingredientes en el caldero, las voces familiares de Mary y Winifred llegan desde la puerta.

—¿Y tú qué estás haciendo? —pregunta Winifred, con un gesto de molestia que no necesita palabras para expresar su desagrado.

—Te dije que nos ayudaras con esto, pero... —Winifred desvía su mirada al caldero y frunce el ceño, sus ojos se llenan de sospecha— ¿Qué hiciste? —pregunta, con un deje de preocupación mientras se inclina para inspeccionar la mezcla.

—Sé que no ayudé antes, pero conozco los ingredientes de la poción. Ahora solo falta... un pedazo de tu lengua —respondo, sabiendo que mis palabras no le caerán bien.

Winifred me mira, primero sorprendida y luego con una mezcla de desconfianza y resignación. Tras un breve silencio, frunce el ceño y revisa el caldero más de cerca. Finalmente, con un gesto teatral, muerde su lengua y deja caer un pequeño trozo en la mezcla burbujeante.

Su expresión cambia en un instante, y empieza a aplaudir, satisfecha.

—¡Bien hecho, T/n! Buen trabajo —Su tono es casi festivo mientras retoma su lugar junto al caldero, revolviendo la poción con una sonrisa de triunfo.

Mientras tanto, Mary termina de atar a Dani a una silla, asegurándose de que no pueda escapar. Su manera despreocupada de manejar la situación me pone los nervios de punta.

—¿Y Sarah? —pregunto, intentando sonar casual, pero con una genuina intriga.

Mary suelta una risita —Está haciendo el único trabajo que realmente le sale bien.

Frunzo el ceño, siempre la menosprecian —¿Cuál?

—Atraer a los niños —responde Mary con tono divertido.

Mi estómago se revuelve. Esto está yendo demasiado lejos. Mientras Winifred y Mary se concentran en la poción, aprovecho para acercarme a Dani.

—Dani, voy a sacarte de aquí, solo dame un poco de tiempo —le susurro, inclinándome para que solo ella pueda oírme. Dani asiente con los ojos llenos de esperanza.

Antes de poder decir algo más, Sarah entra por la puerta, con una sonrisa amplia y despreocupada.

—Los niños... ya vienen —anuncia, dejando caer un trapeador en la esquina.

Unos gemidos desde el saco negro interrumpen el momento. El saco se mueve, y una voz familiar grita desde adentro.

—¡Déjenme salir de aquí!

Han metido a Thackery dentro del saco.

Me acerco, pero Winifred habla antes de que pueda hacer algo.

—Pronto serán mías las vidas de tus amiguitos —declara, mirando a Dani con una sonrisa cruel mientras se inclina hacia ella.

Sarah, mientras tanto, se acerca a mí con una mirada inquisitiva.

—Amor, ¿dónde estabas? Desapareciste antes de que pudiéramos recuperar el libro —dice mientras se quita la capa y la coloca sobre una silla.

—Oh, solo preparaba la poción. Winifred quedó encantada —respondo con una sonrisa, intentando distraerla.

Sarah me mira con curiosidad y luego me besa. Es un momento cálido en medio de toda la tensión, pero aún así, el tiempo corre en nuestra contra.

Bajo la Luna de Salem (Sarah Sanderson X Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora