POV: Meena Chatamonchai
Con bastante tranquilidad me subí sobre el lomo de mi agresivo y tosco caballo notando fácilmente la manera en que él elevó su hocico acompañado por la forma en que agachó las orejas en señal de molestia. Sin siquiera verificar quién se trataba el animal inclinó su cuello tratando de hacerme perder el equilibrio. Francamente, estaba acostumbrada a ver ese comportamiento por su parte, sabía que no le gustaba que se le montaran, pero en verdad, no me importaba lo que él quisiese; si él quería comer debía trabajar por su comida, así que en un completo silencio le di un vistazo directo a sus ojos causando que él comprendiera con quién se estaba metiendo. Como era de esperarse, al percatarse de que era yo quién lo había montado su comportamiento velozmente cambió demostrándose tan dócil que no pude evitar el elevar mis comisuras divertida de observar lo inteligente que podía llegar a ser si es que realmente se lo proponía. Por instinto estiré mi mano dándole toscas palmadas detrás de sus orejas sintiendo las miradas puestas en mi nuca, a pesar de que ni siquiera me estaba tomando la molestia de ver a mis caballeros, sabía que estos se estaban mirando entre sí, sorprendidos de notar la manera sencilla con la que yo podía domar a la bestia, aun cuando esta no era la primera vez que me veían tratar con el animal. No dije nada, en sí, no había motivos reales como para que yo malgastara mi tiempo con ellos, así que simplemente tomé las riendas del animal escuchando de fondo una agitada respiración haciendo ecos en el silencio del lugar. Antes de siquiera cuestionar en alto quién era la persona que estaba haciendo tanto ruido, logré oír mi nombre brotando de un agitado cuerpo a metros de donde yo me encontraba. No lo voy a negar, me sorprendió escuchar mi nombre brotando de los labios de mi esposa, pero aun cuando la curiosidad en mí estaba más que presente, ni siquiera me tomé la molestia de girar mi rostro para hacerle frente, aun cuando era más que consciente de que me llamaba para asegurarse de lo que estaba por ocurrir era real.
Me mantuve en silencio agarrando con fuerzas de las riendas mientras que podía sentir los ojos sorprendidos de mis acompañantes fijos en mi nuca y perfil, ah... es verdad, ellos no saben que estoy casada, pensé recordando el hecho de que ni siquiera me había tomado la molestia de presentar a Aoom como era realmente debido. Debo confesar que simplemente asumí que los guardias que habían estado presente durante mi entrenamiento se habían encargado de esparcir el rumor de que había alguien ocupando el puesto como mi legítima esposa.
Tiré de las correas de cuero de mi corpulento caballo negro sintiendo como él agitaba su cabeza tratando de librarse de la presión que yo estaba ejerciendo en mi agarre, aun cuando segundo atrás se había mostrado lo suficientemente manso para sorprender al resto del personal. Por inercia enterré mis talones sobre su duro vientre provocando que él, agitado simplemente soltara un gruñido, para luego emprender camino tomando la delantera de sus demás compañeros. Podía sentir los ojos de mis caballeros fijos en mi nuca, sabía perfectamente lo que debía estar circulando en sus huecas cabezas, pero no tenía interés en aclarar una obviedad.
Antes de marcharme y de que mi esposa hiciese acto de presencia, Chai se me acercó, como de costumbre el caballo reaccionó dispuesto en lastimarlo, pero solo bastó con un tirón en mi agarre para que él volviera a su estado dócil. A pesar de que había demostrado el evidente control que tenía sobre mi animal, mi mayordomo seguía sintiendo temor por él, aun cuando él mismo era consciente de que yo no permitiría que saliera lastimado. Francamente no le di importancia a la forma en que él miró a mi mascota, en silencio me centré en sus facciones notando lo cansado que se veía. Escuché atentamente lo que su boca estaba soltando sin siquiera tomarse la molestia de medir las consecuencias que podría llegar a traerle su comportamiento. En resumen, de todo lo que había vomitado, él estaba preocupado, en sí, no lo dijo de forma textual, pero se podía deducir fácilmente el hecho de que no se sentía cómodo con la idea de que Aoom se estuviese haciendo cargo de mis tierras, al parecer temía que las cosas en el Ducado pudiesen arruinarse ahora que una extraña estaba tomando el cargo que me correspondía. Francamente, no me importaba lo que Aoom pudiese realizar, si por algún motivo ella llegaba a cometer un error, entonces simplemente lo solucionaría como lo llevaba haciendo desde que el poder recayó en mis manos. Aunque claro, el hecho de que no me importase, no significaba que no lo entendiera, comprendía perfectamente su preocupación, sabía los riesgos que conllevaba el ceder temporalmente el poder, pero si estaba aceptando a Aoom como mi esposa y me lo estaba tomando en serio, entonces debía darle este tipo de responsabilidades para que se convirtiera en alguien que nadie pudiese lastimar, ni siquiera el emperador.
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La Tirana Del Norte (G!P) MeenBabe
DiversosElla era una mujer fría como el clima de sus tierras. No tenía emociones, y el desapego emocional era lo suficientemente grande para ser considerado un problema. Los rumores dicen que estaba maldita, era de conocimiento público que nació con una mal...