Tras La Puerta

70 11 0
                                    


POV: Meena Chatamonchai

No podia dormir.

Desde el momento en que mi esposa tomo la decisión de no volver a regresar a mi habitación que las noches se habían transformados en eternas y dolorosas, llegaba a un punto en que mi cuerpo por completo se tensaba cuando la oscuridad envolvía mi cuarto como si instintivamente estuviese en alerta: en un principio realmente intenté no pensar en lo que estaba sucediendo con mi vida, quise simplemente esconder lo que sentía y fingir tranquilidad como lo llevaba haciendo desde que tenía uso de razón, pero por algún motivo, no estaba funcionando, no como debía hacerlo y eso me frustraba.

Tambien me di cuenta del rechazo que estaba sintiendo por mi cama desde que Nayeon ya no se recostaba en ella, en un principio realmente no me había dado cuenta de ese detalle, asumí que mi incomodidad se debía netamente por lo que había pasado, pero con el transcurso de las noches pude darme cuenta de lo incómodo que era el recostar mi espalda sobre el colchón, quizás se debía ante la perdida abrupta que ' su calor transmitía al mío, tal vez simplemente era causado por la ausencia de sus brazos envueltos posesivamente sobre mi cuerpo, o en sí, solo sentía que la cama ya no era de mi pertenencia. Francamente, no tengo ni la más menor idea del por qué estaba sucediendo esto, ¿Acaso se debía por mi enamoramiento?, me llegué a preguntar buscando desesperadamente una explicación a lo que me estaba ocurriendo, ¿Acaso simplemente odio la habitación?, no lo sabía.

Fue un duro golpe el comprender que mi corazón se desgarraba cada vez que ingresaba en mi cuarto y no notaba su presencia; a pesar de era consciente, no podía evitar tener la vaga esperanza de que ella regresaría, y que me consolador con ese desbordante amor y calidez que demostraba sin pedir nada a cambio. Me odiaba, y ese odio aumentaba al ser consciente de lo tonta e ingenua me había vuelto en el momento en que acepté mis sentimientos por mi esposa; no tardé en cuestionarme que tan bajo podía caer con tal de proteger su vida junto con su felicidad sin pensar más allá en cómo debía estar sintiéndose en estos momentos. Fui cruel, instintivamente traté de lastimarla, quería que se alejase de mí, porque sus preciosas manos no merecían tocar algo tan sucio como mi cuerpo. Estaba siendo egoísta, lo sabía a la perfección.

Francamente, no tengo el suficiente valor como para poder ir tras ella, mucho menos al tener esos vividos recuerdos que me atormentan día tras día, sin parar, sin descanso, sin piedad.

Ante las noches en velas comprendí lo mucho que la estaba extrañando, me sentia tan triste que el llorar se volvía agotador. Le echaba de menos, y las pocas veces en que había sido capaz de encontrarla en esta terrible e inmensa mansión, solo recibía su indiferencia como respuesta; era desgarrador.

Rápidamente el extrañarla y amarla se habían vueltos sentimientos demasiado humanos para un monstruo de mi nivel. No me lo merecía, pero a pesar de saber que ella merecía estar con alguien de su nivel que fuese capaz de amarla con completa libertad, yo no era lo suficientemente codiciosa como para permitir que otra persona recibiese su amor.

Desde el día en que aquella mujer consiguió tocar e hizo de mi cuerpo de su propio antojo, el recuerdo de mi padre no había abandonado mi cabeza, a pesar de que no era capaz de conciliar el sueño, podía imaginarlo frente a mí, tan imponente como siempre con esos ojos dorados que brillaban en la penumbra de mi cuarto que dejaba en evidencia que él seguía observando cada error que yo cometía. Aun sabiendo que no era algo posible, yo podía escuchar su voz reclamándome por lo débil que había sido al permitir que esa mujer me tocase. lo patética que era por no poder controlar mis emociones. Las palabras, bastarda, te odio, y maldita escoria, resbalaban de su boca como si de acido se tratase. Me sentía enferma. Su existencia me enfermaba, pero no podía huir de él, porque tenía razón, cada cosa que llegó a soltar había sido correcta.

La Tirana Del Norte (G!P) MeenBabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora