Defendiendo Lo Que Es Suyo

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POV: Narrador Omnisciente

El rumor de que la Gran Duquesa había contraído matrimonio con la hija bastarda del Marqués Thaweeporn y que prontamente iba a realizar una boda privada rápidamente comenzó a esparcirse por las frías tierras del Norte, así que para ella no fue para nada una sorpresa el oír al nervioso Chai avisando que los nobles que cuidaban fervientemente de su vasto territorio se encontraban en el gran salón esperando con calma el recibir una respuesta que pudiese aclarar el absurdo rumor de ella estando compartiendo su vida con alguien más. La pelinegra soltó un suave suspiro mientras que se revolvía el cabello tratando de esa forma poder mantener la calma, francamente este tipo de situaciones eran un fastidio para ella, le irritaba la simple idea de tener que ver las caras de aquellos idiotas y más cuando tenía que dar explicaciones; ella, la Gran Duquesa, no debía darle explicaciones a nadie más que no fuese su esposa. Irritada mantuvo sus ojos fijos en su sirviente, él parecía estar realmente asustado así que decidió en un completo silencio simplemente el levantarse de su asiento sabiendo que sería mejor terminar con esto de una buena vez que estar prolongando lo inevitable.

De repente, para su sorpresa el suave susurro malicioso que provenía de sus propios demonios bruscamente acariciaron sus oídos, por instintos se quedó quieta sintiendo unas frías manos agarrándola desde el cuello tratando de someterla contra su escritorio así que rápidamente presionó sus manos sobre la madera ejerciendo toda la fuerza que tenía para no inclinar la cabeza, jadeó de golpe sintiendo el calor abrasador perforando su piel; ellos querían devorar la poca alma que aún conservaba, ella lo sabía. Meena por impulso apretó los dientes siendo plenamente consciente de que solo era su mente tratando de acabar con su cordura para darle paso a que sus instintos salvajes actuasen por cuenta propia. Chai al notar como su expresión había cambiado y la forma en que sus dedos se hundían sobre la madera no tardó en comprender que lo que más temía nuevamente estaba ocurriendo. Francamente, tras la llegada de la joven Aoom olvidó momentáneamente de que Meena seguía teniendo la necesidad de asesinar, en sí, creyó que con la existencia de la Madame, Meena podría controlar el monstruo que continuaba creciendo con el pasar de los años.

La pelinegra tomó una buena bocanada de aire mientras que se mordía el interior de su mejilla sintiendo el caliente líquido deslizándose por su lengua y entre sus encías.

La primera vez que la muchacha fue consciente de la existencia de los demonios en el interior de su cabeza, fue el día que asesinó al primer ser humano, desde ese día que los monstruos en el interior de su mente no se callaban. Ella intentó de todo para poder silenciarlos desde herirse hasta encerrarse en su habitación, hubo una temporada que dejó de utilizar su espada teniendo la genuina esperanzada de que ellos por fin la dejasen en paz, pero las cosas no salieron como lo ella lo había planeado, en realidad, solo empeoraron, el hambre voraz de arrancar el alma a alguien más se hizo realmente insoportable, así que durante ese frio invierno, cuando tenía tan solo veintitrés años la joven Duquesa asesinó una docena de humanos. Cuando los demonios tomaban el mando de su cuerpo ella no podía hacer nada al respecto, la dominaban, aprovechaban sus miedos y se alimentaban de ellos, así que cuando la matanza terminaba y el hedor de la sangre envolvía sus fosas nasales ella podía ser testigo de las terribles acciones que cometió sin ser consciente de ello. Tras la matanza que realizó sin ayuda de nadie, tomó la decisión de torturar ella misma a los presos con tal de poder mantener a los demonios satisfechos. Ahora bien, ese había su primer medio de contraataque con estas bestias que convivían junto ella, francamente creyó que no tendría otra forma de poder solucionar las cosas, pero cuando vio por primera vez a Aoom y sintió cómo, por primera vez los demonios se callaban se dio cuenta que había una pequeña posibilidad de que ella pudiese salvarla de su locura. Para su desgracia solo fue en esa ocasión que los demonios guardaron silencio aunque sí que era verdad que, a comparación de antes, ellos se mostraban más apacibles cuando ella estaba cerca de la castaña. Meena aún no tiene una respuesta clara del por qué ellos estaban actuando de esa forma cuando la castaña andaba cerca suyo, de momento, piensa que, durante estos días había estado tan ocupada tratando de entender el actuar de su joven esposa que tal vez por esa razón no sentía tanto la presencia asfixiante de los demonios, pero ahora que se estaban llevando relativamente bien, el hambre voraz volvía a estar presente.

La Tirana Del Norte (G!P) MeenBabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora