Charlotte Austin

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POV: Charlotte Austin (La Santa)

Después de haber pasado casi toda la tarde cuidando del pequeño Seungwang la noche por fin se había dignado en caer sobre el silencioso Ducado provocando que yo llevase al menor directamente a su habitación, sin antes permitir que las sirvientas a cargo de su cuidado lo asearan como correspondía. Debo confesar que no pude evitar el permanecer cerca de Seungwang vigilando cada movimiento que aquellas mujeres estaban ejerciendo sobre el contrario: francamente, no es que desconfiase de la servidumbre de la Tirana, simplemente de atacar al heredero del Ducado era lo suficientemente alta para considerarlo un problema. Para mi propia suerte no hubo ningún tipo de problema en el baño de Seungwang, así que al terminar lo llevé directamente a donde debía descansar sosteniendo su pequeña palma a través de mis delgados dedos. Durante nuestro corto viaje a través del frío y casi desolado pasillo nos mantuvimos en un completo silencio siendo el sonido de nuestros pasos el único ruido que llenaba el lugar. Si debo ser sincera, no podía entender mucho menos comprender lo que estaba pasando por la mente de aquella pequeña cabeza, para su edad, sería completamente normal que llorase o que estuviese preguntando por el paradero de sus padres, pero Seungwang no cuestión en donde se encontraba Aoom o Meena, mucho menos preguntó la razón del por qué era yo quién lo estaba llevando a su cama, al parecer, simplemente aceptó la situación sin poner en duda del por qué estaba actuando como si fuese parte de su familia.

Luego de ayudarlo acostarse debajo de las sábanas, decidí arroparlo con las gruesas mantas hasta cubrir gran parte de sus hombros. Debo aclarar que el silencio estuvo continuamente reinando sobre cada movimiento que yo estaba realizando, transformándose en algo verdaderamente incómodo de sobrellevar mientras que podía sentir aquellos profundos ojos rojizos viendo atentamente cada acción que ejercía: se parecía tanto a Meena que llegaba a ser escalofriante. Al terminar de acomodarlo, me senté a su lado esperando con paciencia a que se quedase dormido, pero los segundos pasaban y él continuaba viendo mi tranquila expresión. Por un segundo, debo confesar que el pensamiento de querer leerle un cuento llegó a pasar por mi cabeza, creí que si lo hacía podría ayudarle a que conciliase el sueño, pero como lo había estado haciendo desde nuestra primera interacción, el niño simplemente continuó observando como si estuviese analizando la posibilidad de que fuese una enemiga en potencia, hasta que, de un momento a otro o quizás al no encontrar nada sospecho en mí, decidió simplemente darme la espalda acomodándose perfectamente entre las amplias almohadas que rodeaban su delgado y pequeño cuerpo.

Me mantuve a su lado hasta que pude escuchar como su respiración cambiaba demostrando de aquella simple manera que el niño por fin había conseguido el quedarse dormido. Con mucho cuidado me las arreglé para levantarme del colchón teniendo toda la intención de abandonar la habitación, sin antes claro está, de cubrir bien su espalda con una de las tantas almohadas que tenía a su alrededor. Haciendo la menor cantidad de ruido posible le di un ultimo vistazo notando lo cómodo que se veía en aquella amplia cama. Qué descanses, fue lo único que pensé mientras que suavemente la puerta detrás de mí.

Tras cerrar la puerta mi corazón bruscamente se paralizó al notar a una chica apoyada a un costado de la puerta con sus ojos completamente enfocados en el mango de su espada. El hecho de haber notado su sombra bajo la penumbra del pasillo me hizo bruscamente llevar mis dedos contra mi cintura teniendo toda la intención de sacar la pequeña navaja que había comenzado a llevar conmigo después de haber sido arrastrada al Ducado, pero antes de siquiera tener la oportunidad de poder defenderme mis dedos quedaron prácticamente paralizados en el mango de mi arma tras notar como aquella desconocida alzaba su mentón enfocando sus orbes moradas fijamente en mi aturdida expresión.

-Austin.

-Engfa- respondí con cierto fastidio mientras que alejaba mi mano de mi cintura -¿Qué haces acá?- pregunté cruzándome de brazos notando como ella alzaba una de sus cejas para luego simplemente alejar su espalda de la pared -Que yo sepa deberías estar en tu habitación.

La Tirana Del Norte (G!P) MeenBabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora