El día que todos habíamos esperado finalmente llegó. El aire en el estadio de All Valley era eléctrico, con el rugido del público que llenaba cada rincón del lugar, incluso de cerca pudimos ver a Carmen y a Rosa, claro que la morena estaba en silla de ruedas pues prácticamente en pocas semanas nacia la bebé.
Las luces, los gritos y el sonido de los tambores marcaban el inicio de la gran final.
Miguel y yo estábamos a punto de enfrentarnos a los capitanes de Iron Dragon, Axel y Zara, en un duelo que definiría todo.
Johnny y Daniel estaban a nuestro lado, cada uno con su estilo característico de motivación.
—Esto no es solo por ustedes, es por todo lo que representa Cobra Kai y Miyagi-Do. Peleen con el corazón, pero también con la cabeza —dijo Daniel, su mirada fija en nosotros.
—Y no olviden algo importante: patear traseros siempre es más divertido cuando ganas —añadió Johnny, sacándonos una pequeña sonrisa.
Miguel y yo nos miramos, tomados de la mano por un breve instante. Este era nuestro momento.
Primero fue Miguel contra Axel. El combate comenzó con una intensidad impresionante. Axel, invicto hasta ahora, demostró por qué era considerado uno de los mejores. Sus movimientos eran rápidos, precisos, y sus golpes tenían una fuerza que hacía que el público jadease con cada impacto.
Pero Miguel no se dejó intimidar. Con técnicas de Cobra Kai que había perfeccionado bajo la guía de Johnny y Daniel, contraatacó con una mezcla de agilidad y estrategia. Los dos luchadores intercambiaban golpes como si estuvieran en un juego de ajedrez físico, cada movimiento calculado al milímetro.
En un momento crucial, Axel intentó usar una técnica que había lesionado a Robby en su enfrentamiento anterior. Pero Miguel, recordando las enseñanzas de su sensei, esquivó el ataque y contraatacó con un barrido que lo dejó fuera de balance. Aprovechando el momento, Miguel ejecutó una patada giratoria que impactó directamente en el pecho de Axel, derribándolo al tatami.
El árbitro levantó la mano de Miguel en señal de victoria, y el estadio estalló en aplausos y gritos de euforia. Había logrado vengar a Robby y se había coronado campeón.
Ahora era mi turno. Me enfrentaría a Zara, una luchadora temida por su habilidad y frialdad en el tatami. Mientras caminaba hacia el centro, no podía evitar sentir cómo los nervios comenzaban a apoderarse de mí. Pero las palabras de aliento de Johnny, Daniel y Chozen resonaban en mi mente.
—Tienes todo lo que necesitas para ganar. Confía en ti misma —me había dicho Daniel.
—Recuerda, la pelea no termina hasta que tú lo decidas —añadió Chozen con su tono serio pero motivador.
El combate comenzó, y Zara no perdió tiempo en demostrar su dominio. Sus golpes eran rápidos, y sus movimientos, casi impecables. Durante los primeros minutos, parecía que tenía la ventaja, y cada vez que intentaba un contraataque, ella lo anticipaba.
Sin embargo, poco a poco comencé a encontrar su patrón. Recordé las palabras de Johnny:
—La mejor defensa es una buena ofensa. Si no puedes ganar con fuerza, gana con inteligencia.
Con eso en mente, ajusté mi estrategia. Fingí un ataque para que bajara la guardia y luego ejecuté una patada ascendente que impactó en su hombro, desequilibrándola. Fue en ese momento que comencé a ganar terreno, golpe por golpe, movimiento por movimiento.
El enfrentamiento estaba en su punto más intenso. Zara lanzó un golpe que logró rozarme, pero con un giro rápido logré bloquearlo y ejecutar una técnica que Chozen me había enseñado. Con una patada final, la derribé.
Cuando el árbitro levantó mi mano, no lo podía creer. Había ganado. Me quedé quieta por un momento, tratando de procesarlo todo. Luego, las emociones me invadieron, y las lágrimas comenzaron a caer. Todo el esfuerzo, los sacrificios, las dificultades... todo había valido la pena.
Miguel corrió hacia mí, levantándome en un abrazo que casi me dejó sin aliento.
—¡Eres increíble! ¡Lo logramos! —dijo, con una sonrisa que reflejaba la felicidad que ambos sentíamos.
Miré alrededor y vi a nuestro equipo celebrando, a Johnny y Daniel abrazándose como viejos amigos, a Robby sonriendo desde la banca, y a Tory mirando desde lejos con una pequeña sonrisa de aprobación.
Éramos campeones mundiales. Habíamos enfrentado todo tipo de adversidades, y aún así, habíamos salido victoriosos.
Esa noche, mientras sostenía el trofeo junto a Miguel, supe que este era solo el comienzo. Cobra Kai y Miyagi-Do habían demostrado que juntos eran invencibles. Y para mí, este momento sería uno que recordaría por el resto de mi vida.
—Te lo dije... Lo logramos, juntos.
Me acerqué a mi novio para dejar un beso en sus labios, aun abrazados miramos hacia Jhonny quien se encontraba felizmente con Carmen.
Reímos al ver cómo parecía estarle hablando a la bebé, de un momento a otro un líquido recorrió las piernas de Carmen lo cual hizo que Amanda se asustara.
—¿Les parece si celebramos en el hospital?
—¿Qué?
—¡Su hermanita ya viene!
Nos quedamos sorprendidos al oír un golpe en seco, al mirar vimos a Jhonny tirado en suelo inconsciente.
—Típico de Jhonny Lawrence.