Capítulo 154

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Capitulo 154: Norte y Sur (8)

Marzo de 1847.

Las provincias del este de Nueva Granada, más precisamente las de Cartagena, Mompox, Santa Marta, Riohacha y Pamplona, formaron una alianza.

Tras intensas luchas políticas entre las élites de cada provincia, las cinco provincias del este decidieron unirse para actuar en conjunto.

De hecho, era un acuerdo para la independencia.

El nuevo país que acordaron tendría un sistema federal en el que el poder central tendría muy pocas atribuciones. Formalmente sería una república, pero el presidente ya estaba designado. El primer puesto presidencial sería para la provincia de Cartagena, que tenía la ciudad portuaria más importante y la mayor población.

"En el momento en que rompa el acuerdo, las otras cuatro provincias se unirán contra mí. ¿Cree que haría algo así? No soy un idiota."

Al finalizar la reunión, Joaquín Posada Gutiérrez, con una sonrisa confiada, habló tranquilamente.

Aunque el poder del presidente se limitaría solo a los asuntos de defensa y relaciones exteriores, y los impuestos se recaudarían únicamente para mantener esos dos aspectos, él sería, de todos modos, el primer gobernante de una nación.

‘Si tan solo puedo reunir un ejército, no importa.’

Al final, el poder siempre proviene del cañón de un fusil.

Los demás participantes de la reunión lo sabían, y aunque eso les generaba inquietud, no tenían más remedio que unir fuerzas en defensa y diplomacia si querían enfrentarse al gobierno central de Nueva Granada o a amenazas extranjeras. De lo contrario, ni siquiera se habrían aliado en primer lugar.

“Recuerde que en el momento en que use el ejército federal contra fuerzas internas y no extranjeras, será destituido automáticamente según la constitución.”

Un importante miembro de la reunión lo advirtió, pero Joaquín Gutiérrez se limitó a sonreír con calma.

“Lo tendré en cuenta.”

Aunque habían llegado a un acuerdo preliminar sobre la independencia y la fundación de un nuevo país, eso no significaba que la creación de la nación estuviera asegurada.

Independizarse y fundar un país no era algo que pudieran lograr con los pocos soldados que tenían a su disposición. Tendrían que reclutar un ejército y partidarios sin que el gobierno central de Nueva Granada se diera cuenta.

El problema era que la idea de la independencia y la fundación de una nación era lo que querían las élites, no el pueblo.

“¿Quién se creen que son para fundar un país?”

“Dicen que ya hasta han designado a su presidente.”

“¿Qué?”

“Malditos locos…”

Era algo que debía manejarse en secreto. Aunque era aceptable que dentro de las haciendas se hablara del tema, no debía llegar a oídos de los ciudadanos de las ciudades. Sin embargo, el rumor se había extendido en apenas una semana.

¡Bang!

Joaquín Gutiérrez golpeó el escritorio con fuerza.

“¿Ya se han difundido los rumores? ¡Esto no tiene sentido, a menos que haya una rata entre nosotros!”

Él estaba preparándose para asumir la presidencia. Las cosas no podían empezar de esta manera desde el principio.

‘Debo averiguar de dónde proviene la información.’

Me convertí en el príncipe heredero del Imperio MexicanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora