Capitulo 104

357 42 3
                                    

Capitulo 104: Flota del Pacífico (5)


Cuando había algo importante que comunicar, era común enviar una embajada ostentosa, la cual debía ser recibida con todos los honores en Joseon.

"¿Enviar solo una simple carta para comunicar algo como esto...?"

"Mira el contenido. ¿No crees que lo amerita?"

Murmullos llenaron el salón, una escena inusual en la normalmente tranquila asamblea real. El contenido de la carta enviada desde la dinastía Qing había sido impactante.

No venía en nombre del emperador, sino de un alto funcionario de la corte Qing, por lo que se omitieron las ceremonias engorrosas, como las tres reverencias y nueve postraciones (삼궤구고두), y la carta fue leída directamente ante los funcionarios reunidos en la asamblea real. Aunque estaba repleta de adornos retóricos, el mensaje esencial se resumía en dos puntos:

Primero, la dinastía Qing había dejado claro al Imperio Mexicano que los asuntos internos y la diplomacia de Joseon serían manejados por Joseon mismo, confirmando así su autonomía. Segundo, instaba a Joseon a aceptar la demanda de apertura de puertos que hacía el Imperio Mexicano.

Era un contenido humillante para una nación tributaria. Algo inconcebible en tiempos anteriores, cuando habían despreciado a aquellos considerados bárbaros. Pero tras perder la guerra y reconocer la fortaleza de esas naciones, se vieron forzados a someterse. Ahora, la poderosa dinastía Qing, habiendo sido devastada por potencias extranjeras, se veía obligada a enviar esta humillante carta.

Para los funcionarios de Joseon, aquello fue un golpe duro.

"Usar a Qing para ejercer presión... parece que ese país, Mokseo (México), ha investigado bastante sobre nosotros."

"Como dice la carta, la diplomacia de Joseon es asunto de Joseon. Si abrimos los puertos imprudentemente, no podremos manejar las consecuencias."

"Exactamente. Junto con los productos occidentales, también vendrán sus culturas pervertidas."

No importaba cuán persuasiva fuera la sugerencia de Qing, abrir los puertos era algo que los presentes no podían aceptar. Los altos funcionarios de la asamblea no solo eran burócratas, sino también estudiosos confucianos, y el pensamiento occidental chocaba demasiado con los valores confucianos. Para aquellos que ostentaban el poder en Joseon, estos cambios no eran nada deseables. ¿Qué pasaría si ideas subversivas se extendieran entre el pueblo?

"Pero ahora, sin un pretexto diplomático, esos extranjeros podrán presionarnos aún más, ¿no es así?"

"Si mostramos una fuerte resistencia, no tendrán más remedio que retirarse. He escuchado que esos países europeos y Mokseo están a más de diez mil millas de distancia. No creo que planeen hacer la guerra fácilmente."

"Mmm..."

Sin embargo, ya existía un precedente, la Guerra del Opio. Aunque todos los presentes compartían el deseo de no abrir los puertos, sabían que si México ejercía presión militar, Joseon no tendría posibilidades de ganar. Pero rendirse tampoco era una opción.

"En cualquier caso, mantendremos en secreto el contenido de esta carta. No ganamos nada si se propaga."

"Sí, señor."

"Por supuesto."

Por una vez, todos los funcionarios, sin importar sus facciones, estuvieron de acuerdo: guardarían silencio sobre el contenido de la carta. Sin embargo, de alguna manera, los rumores comenzaron a circular rápidamente.

"¿Qué? ¿Además de perder la guerra, Qing nos está instando a abrir los puertos?"

"Yo también lo oí en algún lugar... al parecer, llegó una carta así."

Me convertí en el príncipe heredero del Imperio MexicanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora