Capítulo 30

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Ferrocarril (3)



Jack y Anna eran una joven pareja irlandesa.

Huyeron de la extrema pobreza de su tierra natal para emigrar a Londres, pero allí los esperaba una jornada laboral de 14 horas diarias con un salario que apenas les permitía comer lo suficiente.

"¿Hicimos lo correcto?"

Preguntó Anna.

Ya llevaban semanas viajando en una estrecha diligencia. El cochero, con quien ya habían entablado cierta amistad, les dijo que llegarían en unas pocas horas.

No hacía falta decir más. La esperanza que les había dado el discurso del príncipe se estaba desvaneciendo poco a poco, y en su lugar, la ansiedad iba ocupando su sitio.

Jack apretó con fuerza la mano de Anna.

"Hicimos la elección correcta."

Junto con otras 30 familias de inmigrantes, fueron asignados al asentamiento llamado "Los Naranjos," un lugar completamente vacío.

En la historia original, este sitio se convertiría en la ciudad de Anaheim, que ahora pertenece al condado de Orange.

Estaba junto a la ciudad de Los Ángeles, que ya tenía una población de 2,000 personas.

"Los Naranjos" significa "Los árboles de naranja," un nombre que el príncipe eligió anticipando que Anaheim y sus alrededores serían famosos por sus plantaciones de naranjos. Más tarde, les insinuaría que establecieran huertos de naranjas.

"¡Hemos llegado!"

Gritó el cochero.

"¿Es aquí?"

"No hay nada..."

La gente murmuraba.

Ya les habían advertido, pero ahora, frente a sus ojos, el lugar era realmente un terreno desolado.

El cochero les ayudó a descargar sus pertenencias y se marchó de inmediato.

Otras familias iban llegando en intervalos de unos minutos, pero todos estaban en la misma situación.

"¿Qué se supone que debemos hacer?"

"…¿No deberíamos construir primero una iglesia?"

"Buena idea, pero ¿cómo?"

Clip-clop, clip-clop.

Mientras los inmigrantes se sentían cada vez más abrumados, tres hombres a caballo llegaron al lugar.

"¿Quiénes son?"

El sentimiento de desconfianza se desvaneció rápidamente cuando los hombres desmontaron y comenzaron a hablar.

"¡Saludos! Somos arquitectos de la constructora Ortega. ¡Por favor, presten atención un momento!"

"¿Les resulta abrumador enfrentarse a este terreno vacío? No se preocupen. Nosotros ayudamos al mismísimo príncipe Jerónimo Iturbide de México a construir el primer pueblo de California, Sacramento."

Los tres hombres hablaron por turnos.

"Si siguen nuestras instrucciones, podrán construir su pueblo con el menor número de errores posible."

Aunque la mayoría de los inmigrantes no hablaba español, algunos que lo entendían se encargaron de traducir para los demás en su propio idioma.

"Tú encárgate de recoger madera. Yo empezaré a medir el terreno."

"Entendido."

Uno de los hombres desenrolló un plano de "ciudad pionera estándar" que el propio príncipe había dibujado.

Me convertí en el príncipe heredero del Imperio MexicanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora