Capítulo 20

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El regreso de España (1)


22 de septiembre de 1828

El puerto más grande de Cuba, La Habana.

La flota española había llegado al puerto.

"Son navíos de línea."

Un enorme casco construido de grueso roble, con decenas de cañones alineados a lo largo de los costados.

Cualquiera podía reconocer que eran navíos de línea.

"Sí, dos navíos de línea, tres fragatas, tres cañoneras y treinta barcos de transporte."

"Ricardo, encárgate de lo demás."

"Entendido. Cuídate."

"Tú también."

No había necesidad de muchas palabras.

Los dos hombres se estrecharon la mano y se separaron.

El capitán Ricardo Vargas y el capitán Esteban Aguilar eran agentes enviados por el Imperio Mexicano.

El capitán Esteban tenía la misión de enviar información en cuanto confirmara el tamaño de la flota española. Corrió hacia el barco que ya había preparado.

Se trataba de un pequeño barco tipo sloop, diseñado para la velocidad. Instó a los marineros que había contratado en el puerto a que se prepararan para zarpar de inmediato.

Era fundamental partir antes de que los españoles notaran algo sospechoso, pero el sloop era un barco común en el Caribe, utilizado tanto en Cuba como en México, por lo que no había razón para sospechar de él. Además, la flota española aún no había terminado de atracar por completo.

"Bien, la primera parte ha comenzado sin problemas. Ahora solo queda que yo lo haga bien."

El capitán Esteban solo tenía que informar sobre la llegada y el tamaño de la flota española, pero el capitán Ricardo debía obtener información más detallada: el número de tropas, el nivel de armamento y el destino de la flota.

Disfrazado como trabajador portuario, Ricardo se unió al equipo que estaba ayudando a descargar los suministros de la flota española.

"¡Rápido, muévanse!"

Los oficiales españoles apremiaban a los trabajadores del puerto.

Ricardo, con naturalidad, cargó una caja de suministros y la llevó a uno de los barcos.

"Esto no cuadra... No es la cantidad adecuada para treinta barcos de transporte."

Parecía que se estaban preparando más suministros de lo que correspondía al número de tropas.

"¡Oye tú! ¿Por qué te detienes? ¡Muévete rápido!"

"¡Ah!"

Ricardo hizo contacto visual con un oficial español. Se apresuró a moverse, aparentando estar concentrado en su tarea.

"Hm."

Por suerte, el oficial lo ignoró y siguió su camino.

Después de trabajar unas ocho horas, Ricardo había logrado obtener una idea aproximada del número de soldados y del armamento de la flota española. Sin embargo, seguía sin comprender por qué había tantos suministros.

"Maldita sea... Así que era por esto."

Una segunda flota española acababa de llegar.

***

El capitán Esteban, por su parte, llegó a México después de un viaje de diez días por mar.

Sin descansar ni un momento, montó a caballo y cabalgó hasta Ciudad de México.

Me convertí en el príncipe heredero del Imperio MexicanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora