Capítulo 114

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La escuela esta potente 🤑👌

Capitulo 114: Rebelión y Revolución (3)


La flota del Imperio Mexicano llegó al principal puerto en el este de la isla de La Española, Santo Domingo.

—Ese debe ser el acorazado.

—No es de extrañar que Francia haya perdido. ¿Cómo se supone que podemos enfrentar a semejante monstruo?

Mientras los habitantes admiraban la imponente presencia de la flota mexicana, las tropas comenzaron a desembarcar.

Paso.

Ante la vista de aquellos soldados disciplinados, Juan Pablo Duarte cerró los ojos con fuerza.

"Ya no hay vuelta atrás."

La flota y las tropas del Imperio Mexicano, solo con su presencia, eran suficientes para desvanecer cualquier voluntad de lucha.

Después de años liderando La Trinitaria y luchando por la independencia, ¿acaso todo se había reducido a esto? Un sentimiento de desilusión lo invadió.

"¿Debí haberme negado a ceder? ¿Debería haber luchado a toda costa?"

Pero esos pensamientos ya no tenían sentido. Después del último debate, la opinión de los residentes del este había cambiado por completo hacia unirse al Imperio Mexicano. Insistir en la lucha en esas circunstancias no hubiera dado resultado.

Un diplomático mexicano, escoltado por el ejército, se acercó. Oficialmente, él era considerado uno de los representantes de los habitantes del este.

El diplomático habló:

—Incluso si Haití decide ir a la guerra, no correrá sangre de los residentes del este. Y en cuanto a la preocupación por la expropiación de tierras, salvo las propiedades de las autoridades relacionadas con el gobierno haitiano, no habrá ninguna confiscación.

—...Entendido.

—Entonces, ¿podrá ayudarnos a asegurar el control?

—Sí.

La situación ya estaba acordada desde hacía tiempo gracias a ese tal Fuentes, quien había impulsado la unión con México. Todo lo que Duarte podía hacer ahora era observar cómo los militares y funcionarios mexicanos tomaban el control del este.

La flota del Imperio Mexicano fue tomando uno a uno los puertos a lo largo de la costa, donde aún no habían asegurado el control, desembarcando infantería de marina.

¡Boom! ¡Boom!

Un solo disparo de advertencia de la flota bastaba para que cualquier lugar rebelde se calmara de inmediato.

Juan Pablo, observando desde el barco, se sentía dividido entre una sensación de seguridad y una profunda inquietud. El diplomático mexicano, al notar su expresión, le habló:

—¿Podrá seguir colaborando con el gobierno en el futuro? El gobierno del Imperio Mexicano prefiere que la administración local esté a cargo de personas nacidas en la región. Si usted acepta, me gustaría recomendarlo.

—Pensé que ese puesto era para Fuentes. ¿O acaso ha recibido una posición más alta?

Fuentes había liderado la iniciativa para unirse al Imperio Mexicano y, al final, lo había logrado. Comprendía que prefirieran a una figura local para mantener la estabilidad en la región, y Fuentes parecía ser la elección obvia. Además, si México realmente ambicionaba dominar el Caribe, Fuentes sería valorado por haber facilitado la toma de más de dos tercios de la segunda isla más grande del Caribe.

Me convertí en el príncipe heredero del Imperio MexicanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora