70. Cortar lazos.

377 119 9
                                    

Yoongi presionó el teléfono contra su oído, escuchando el tono de llamada una vez más

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yoongi presionó el teléfono contra su oído, escuchando el tono de llamada una vez más.

Uno... dos... tres... cuatro...

Buzón de voz.

Frunció el ceño y colgó.

Veinticinco llamadas perdidas.

Suspiró, su pierna moviéndose inquieta bajo la mesa. Su teléfono vibró en su mano, y por un segundo su corazón se aceleró.

Pero no era Jimin.

—Min, ¿me escuchaste? —Taehyung lo miraba con el ceño fruncido desde el otro lado de la mesa—. Tienes que concentrarte, el proyecto es para mañana.

—Lo sé —murmuró Yoongi sin convicción, deslizando el teléfono boca abajo sobre la mesa.

No podía concentrarse.

Desde hace días, Jimin había dejado de contestar. Al principio, pensó que estaba ocupado, que tal vez estaba castigado por algo sin importancia, pero después de un par de días...

Su instinto de alfa le decía que algo estaba mal.

Nunca habían pasado tanto tiempo sin hablar. Incluso cuando Yoongi estaba ocupado en la universidad, Jimin siempre encontraba la manera de enviarle mensajes, de contarle sobre su día, de quejarse sobre sus clases de cálculo o de pedirle ayuda con alguna tarea.

Pero ahora... nada.

Veinticinco llamadas.

Y todas fueron ignoradas.

—Deja de mirar el teléfono. Jimin seguro está ocupado —intentó decir Taehyung, pero Yoongi ni siquiera lo escuchó.

No.

Esto no era normal.

Y sus pensamientos no hicieron más que empeorar cuando su teléfono volvió a sonar.

"Mamá de Jimin"

Un escalofrío recorrió su espalda antes de responder.

—¿Señora Park?

—Yoongi... ¿qué pasó entre ustedes? —La voz de la mujer sonaba preocupada, casi desesperada—. Jimin no quiere salir de su habitación, no quiere comer, me tiene preocupada. Tampoco me habla.

El mundo de Yoongi se detuvo.

Se puso de pie con tanta fuerza que la silla se arrastró ruidosamente por el suelo.

—Voy para allá.

Taehyung intentó detenerlo, recordándole su proyecto, pero Yoongi ya no escuchaba nada más.

Jimin estaba mal.

Y si había algo que él jamás permitiría, era que su omega sufriera solo.

El camino a casa de Jimin se sintió eterno.

Secuestro.  •YM• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora