Jimin es un lindo y pequeño omega, enamorado de cierto alfa indiferente, tras pensarlo durante mucho tiempo, su mejor idea para conquistarlo, era secuestrarlo y esperar a que acceda ser su novio.
Omegaverse.
Capítulos cortos.
Portada: etternaly
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Los omegas ya no lo miraban como antes.
Ya no giraban la cabeza al sentir su presencia.
Ya no buscaban acercarse con sonrisas tímidas y miradas expectantes.
Porque ya no podían percibirlo.
Yoongi había dejado de oler como un alfa.
Los supresores de aroma funcionaban perfectamente, apagando su esencia, haciéndolo invisible para los omegas que solían revolotear a su alrededor.
Y eso era exactamente lo que quería.
Porque si nadie lo notaba, si nadie intentaba acercarse, entonces nadie más podría lastimarlo.
Usaba bloqueadores de aroma cada mañana, asegurándose de no oler nada que pudiera recordarle a cierta mandarina y almendras.
Mandarina y almendras.
La combinación lo atormentaba.
El simple pensamiento hacía que su garganta se cerrara, que su pecho doliera.
Así que dejó de comer mandarinas.
Las evitaba en el supermercado, en los postres, en las bebidas.
Porque cada vez que las probaba, cada vez que su lengua se llenaba de ese sabor, su corazón se apretaba con fuerza.
Y lo único que podía pensar era en Jimin.
En sus labios.
En su pequeño omega.
En lo que fue.
En lo que nunca volvería a ser.
Sin embargo, ahí estaba.
La mesa de centro llena de bebidas sabor mandarina que Taehyung había comprado.
Demasiado despistado como siempre.
Y el sonido de la música retumbando en el pequeño departamento.
Era su cumpleaños.
Otro año más.
En otra ciudad.
Con personas que no le importaban.
Lo único familiar en ese lugar era Taehyung, pero incluso él parecía estar en otro mundo, riendo y abrazando a su omega, Jin, con una facilidad que le resultaba insoportable.
—Yoongi, tienes que salir —insistió Taehyung, dejando su cerveza sobre la mesa—. Vamos a divertirnos, es la universidad y tu cumpleaños.
Yoongi ni siquiera levantó la mirada de su laptop.